Una calle para las estibadoras de la Conservera de Tarifa
El Ayuntamiento de Tarifa homenajea al colectivo de mujeres que elabora de forma artesanal las conservas de pescado
Tarifa rinde homenaje a las estibadoras de la Conservera de Tarifa desde este viernes con la inauguración de una calle que lleva el nombre de esta profesión, que ha dado trabajo a varias generaciones de tarifeñas porque la fábrica solo emplea a mujeres.
Desde el mediodía de este viernes la calle que comunica el grupo de viviendas Alcalde Amador Mora Rojas con el paseo marítimo lleva el nombre de Estibadoras de Conserveras en homenaje a un colectivo profesional que, según ha subrayado el alcalde de Tarifa, Francisco Ruiz, es "el pulmón y el corazón” de toda una industria de futuro. Representantes de la corporación municipal, empresarios ligados a la dilatada tradición conservera de Tarifa y ciudadanos en general han compartido con las estibadoras tarifeñas un homenaje calificado por todos como “justo y necesario”.
La portavoz de la Oficina del Cronista, Candelaria Muñoz, ha abierto el acto con unas palabras en las que ha explicado cómo se gestó el reconocimiento institucional. El pasado 29 de septiembre el pleno de la corporación municipal acordó por unanimidad rotular una calle con el nombre de Estibadoras de la Conservera para dar curso a una propuesta planteada por la Asociación de Empresarios de Tarifa, que era también el sentir común de la sociedad tarifeña.
“Las expertas estibadoras han ocupado un lugar fundamental en la historia de nuestra localidad y en la pequeña historia de cada familia. Porque han sido y son mujeres duras, que además de soportar la ausencia de sus maridos, de llevar la familia con el escaso dinero que éstos traían, de ejercer las tareas propias de amas de casa y de criar a sus hijos, tenían que arrimar el hombro y trabajar fuera de su hogar e irse a la fábrica a descabezar, a eviscerar, a estibar, a lo que hiciera falta, para llevar un poco de dinero al hogar que paliara las necesidades familiares, aunque el olor que despedía el pescado, unido al calor de las calderas, se metiera en lo más profundo de su piel”, ha recordado Muñoz.
La cronista oficial ha destacado la importancia de un colectivo de trabajadoras que son seña de identidad en una industria conservera enraizada en Tarifa desde principios del siglo pasado. “Las estibadoras de hoy sois herederas de aquellas. Las mismas historias familiares. Los mismos esfuerzos, el mismo sacrificio. Los mismos métodos y procedimientos que acabo de enumerar y que utilizaban vuestras madres, tías, primas o abuelas. Sois mujeres hechas al trabajo y no escatimáis esfuerzos. Horas de pie y trabajando. Los huesos protestan, los músculos se cansan, pero la estibadora sigue en su puesto y la fábrica no para. No en vano ellas componen las tres cuartas partes de la plantilla actual en la fábrica Conservera de Tarifa", ha relatado.
El alcalde y la trabajadora Mariluz Rodríguez Romero, representante del colectivo, han sido los encargados de descubrir el rótulo que da nombre a la calle.
En el acto también ha tomado la palabra el gerente de Industrial Conservera de Tarifa, José Luis Muñiz García, que ha destacado "la entrega de generaciones de mujeres que han sabido dar continuidad a un oficio artesanal" y ha subrayado el peso específico en esta actividad productiva en la economía de Tarifa y el futuro que se abre por delante a un sector que trabaja "en la mejora continua de sus procedimientos y en la innovación".
Tras la inauguración, la jornada ha continuado con visita a la planta de la Industrial Conservera de Tarifa, donde se ha extendido el saludo y las felicitaciones a todo el grupo de operarias que por motivos de limitación de aforo no han podido seguir de cerca el acto.
El colectivo ya fue distinguido en julio del 2017 con el diploma de reconocimiento enmarcado en los Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Tarifa. El azulejo en cerámica inaugurado este viernes ha sido elaborado por otra artesana local, la tarifeña Mercedes Martínez de la Fuente, de la empresa Zilij Cerámica.
La estiba del pescado
Presentes en la actividad productiva del sector desde 1910, con la primera fábrica de conservas de la ciudad, el papel de las estibadoras fue crucial en las más de 10 fábricas que llegaron a existir en la localidad. En la actualidad, más de 40 mujeres trabajas en la Conservera de Tarifa. Algunas llevan toda la vida trabajando en la fábrica. A algunas, sus madres las llevaban al salir del colegio ya con 14 años.
Una vez que llega el pescado a la fábrica, el pescado se descabeza, se eviscera, se lava, se cuece, se escurre y se refrigera. Después, las trabajadoras llevan a cabo la estiba con la única ayuda de un cuchillo y de su experimentado criterio a la hora de elegir y colocar de forma manual, por capas y uno a uno, los filetes de pescado, hasta que alcanzan el peso escurrido necesario.
Posteriormente se lleva a cabo el aceitado de la conserva, su esterilización y su etiquetado. Muchas cosas han cambiado en sala desde que La Tarifeña abriera sus puertas en 1910, antes de la unión de las fábricas y marcas que hoy conforman Conservera de Tarifa. La incorporación de los guantes supuso una gran mejora para el cuidado de las manos de las trabajadoras. También se instalaron bancos para que pudieran trabajar sentadas, pero todas prefieren hacerlo de pie.
En una hora en sala, cada una de las estibadoras ha sido capaz de pelar en torno a 18 piezas o de elaborar diez latas. Esta forma de trabajo artesanal cumple dos importantes funciones: por un lado, mantiene viva la tradición de las primeras industrias conserveras de Andalucía y, por otro, garantiza puestos de trabajo que inciden directamente en el empleo de las mujeres de la zona.
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