Educación

Andalucía ya prohíbe el uso de los móviles en las aulas

El uso del teléfono en las aulas preocupa mucho.

El uso del teléfono en las aulas preocupa mucho.

Hace no tanto tiempo una de las mayores preocupaciones de los padres en cuanto al uso de las nuevas tecnologías se limitaba a que los niños se pasaban demasiadas horas frente a la televisión, hoy esta inquietud se ha trasladado al tiempo que estos transcurren usando el teléfono móvil.

Esperando el bus, paseando, en una reunión con amigos, posando para las fotos, los pequeños y adolescentes no se desprenden de él, de tal medida que su uso, sin supervisión de un adulto, y las consecuencias que puede tener en el desarrollo cognitivo de estos ha llevado a expertos, profesores y padres a tomar medidas al respecto. Especialmente preocupa su utilización en las aulas, de tal manera que ya son nueve las comunidades autónomas que prohíben los móviles en los colegios. Andalucía es una de ellas.

Así, una instrucción de la Viceconsejería De Desarrollo Educativo de la Junta de Andalucía limita el uso del teléfono móvil durante la jornada escolar en los centros escolares -colegios e institutos- salvo con fines exclusivamente didácticos y criterios pedagógicos “debidamente justificados”. La jornada escolar se entiende como el espacio de tiempo que incluye el horario lectivo, con lo que incluye el tiempo de recreo y los períodos dedicados al desarrollo de las actividades complementarias y extraescolares, salvo que esté expresamente previsto en el proyecto educativo.

Asimismo, este documento afirma que el profesorado que esté realizando las funciones del servicio de guardia “prestará especial atención y extremará la vigilancia durante los periodos de cambios de clases y recreos”.

Esta limitación excluye el uso de estos dispositivos al alumnado que lo requiera atendiendo a sus circunstancias personales, que tendrán que ser “debidamente acreditadas ante la dirección del centro por los representantes legales”.

Las medidas contemplarán también su retirada por el “incumplimiento” de las normas de convivencia. Se deberá efectuar en las dependencias administrativas del centro o en alguna otra de cualquier miembro del equipo directivo en presencia de, al menos, dos de ellos y solicitando al alumno que “proceda a apagar el teléfono móvil”. La dirección se encargará de su custodia.

Además, la instrucción establece que la limitación del uso de los móviles debe quedar recogida en los reglamentos de organización y funcionamiento de los diferentes centros docentes.

La Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional también ha anunciado que ofrecerá a lo largo del segundo y tercer trimestre del curso escolar 2023/2024 programas formativos específicos para docentes y equipos directivos sobre educación en seguridad y privacidad digital. Además, se impartirán jornadas para familias sobre el uso seguro y responsable de internet, dispositivos móviles y redes sociales.

UNESCO

Sin embargo, este asunto no es nuevo. Ya en julio de 2023, un informe de la UNESCO abogaba por esta prohibición para evitar que estos aparatos distrajeran a los alumnos e interrumpieran el aprendizaje. En concreto, la Agencia de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura apunta en este documento que “algunas tecnologías pueden apoyar cierto aprendizaje en algunos contextos, pero no cuando se usan en exceso o de manera inapropiada”. Y añadía: “En particular, el uso de teléfonos inteligentes puede alterar el aprendizaje en las aulas”.

Medidas en Europa

Ante estas situaciones, son muchos los países que ya han tomado medidas, así en Francia el teléfono móvil está prohibido por ley en la enseñanza primaria y secundaria durante el horario escolar desde 2018. En Suecia, el Gobierno ha presentado una iniciativa, para la que cuenta con el apoyo de la mayoría del Parlamento, que quiere prohibir el uso de estos en las escuelas de primaria. En Rumanía, está prohibido durante las clases, y desde septiembre está en vigor una ley que permite a los profesores “recogerlos” en caso de que un alumno acuda con uno. Por ejemplo, Portugal cuenta con una ley que establece que los alumnos “no deben usar ningún equipamiento tecnológico como los teléfonos, equipos, programas o aplicaciones informáticas” en lugares donde se da clase, aunque en la práctica, la decisión de autorizar o no su uso queda en manos de los propios colegios.

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