Miércoles Santo

La Línea muestra su devoción un Miércoles Santo más al Medinaceli

  • Cientos de fieles acompañan al Cautivo durante todo su recorrido, que se ve engrandecido gracias a una agradable noche. María Santísima de la Trinidad resplandece tras el Señor.

Como cada Miércoles Santo La Línea se rindió ante el Medinaceli, que derrochó devoción a cada chicotá de sus costaleros, rendidos a la emoción y al respeto de todos los que presenciaron su paso en una brillantes estación de penitencia, en la que como los días anteriores el buen tiempo acompañó a las imágenes durante todo el recorrido.

Fueron emocionantes los primeros momentos del cortejo, a la salida de la parroquia de Santiago. En la calle Jardines aguardaban cientos de linenses para seguir al Señor durante todo su recorrido, cientos de fieles que cada año acompañan al Cautivo por una promesa cumplida y por la que rinden agradecimiento eterno.

La imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, sobre un manto de claveles rojos, avanzaba con solemnidad y gran acierto por parte de los costaleros al son de las notas de la agrupación musical Nuestro Padre Jesús del Perdón, llegada desde Alcázar de San Juan (Ciudad Real) y guiados por las instrucciones de Isidoro Javier Vega Moreno y José María Campoy Guzmán.

Tras el río de gente y un buen número de nazarenos -es la hermandad más numerosa de La Línea- de rigurosa túnica y antifaz blancos con cíngulo morado, desfilaba el paso de palio de María Santísima de la Trinidad.

La imagen de la Virgen lucía esplendorosa bajo un cielo que comenzaba a oscurecer a su salida de la parroquia de Santiago. El brillante acompañamiento musical de la asociación Álvarez Quintero de Utrera (Sevilla) y las órdenes de los capataces Andrés Benigno Gómez y Jesús Lucena Candial hacían avanzar a su imagen al encuentro con La Línea.

La ausencia de viento permitió que el paso de palio avanzara con todos los cirios encendidos, lo que le dio más belleza al cortejo que ponía rumbo, en una abarrotada y larga calle Jardines, hacia la carrera oficial, donde las chicotás, pasadas las 10 y media de la noche, fueron brillantes y emocionaron a los fieles.

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