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Cuando el picor convierte la vida diaria en una herida emocional

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Trastornos del sueño, ansiedad y depresión son la otra cara de la dermatitis atópica grave, que afecta a 1,5 millones de adultos en España

Trastornos del sueño, ansiedad y depresión son la otra cara de la dermatitis atópica grave, que afecta a 1,5 millones de adultos en España. / M.G.

La dermatitis atópica grave es mucho más que una enfermedad de la piel. En España afecta a 1,5 millones de adultos y a alrededor del 10-20% de los niños, pero sigue siendo en gran parte desconocida: un 20% de la población no sabe qué es realmente y 1 de cada 3 no sabría explicar sus síntomas más allá de los sarpullidos o el picor. Detrás del enrojecimiento, las placas y el rascado constante se esconde un impacto profundo en el sueño, la salud mental, la vida laboral y las relaciones personales, hasta el punto de convertir el día a día en una auténtica carrera de resistencia.

No se puede poner puertas al campo en el rascado de la dermatitis, es imposible”, resume África Luca de Tena, portavoz de la Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA), que convive desde hace años con la enfermedad. Su relato ilustra hasta qué punto el picor domina la noche: duchas de agua fría, paseos por la casa, ventilador encendido, idas y venidas al congelador para colocarse placas de frío en el cuerpo y volver a la cama. “Yo no me meto en la cama con una bolsa de agua caliente, me meto con las placas de la nevera de picnic de la playa, porque ese frío me adormece el picor”, explica. Cuando el efecto pasa, se despierta, cambia las placas y vuelve a empezar.

El 86% de las personas afectadas reconoce haber perdido horas de productividad laboral

Para visibilizar esta realidad, Pfizer y AADA han impulsado en Madrid la exposición “Pieles Perfectamente Imperfectas. Historias Atópicas”, coincidiendo con el Día Nacional de la Dermatitis Atópica, celebrado ayer. Seis pacientes han compartido sus historias con el artista Álex de Marcos y el escritor Defreds, dando lugar a seis retratos y seis relatos que acercan al público la verdadera carga de la enfermedad.

Ese insomnio forzado no es puntual. “Esto es una noche, otra noche, otra noche…”, relata. Según un estudio de la asociación que cita, el 90% de los adultos con dermatitis atópica sufre trastornos del sueño y el 86% reconoce haber perdido horas de productividad laboral o de estudio. No se trata solo de dormir mal, sino de pasar horas en vela sin poder hacer nada más que intentar calmar el picor.

En consulta, los dermatólogos ven cada día las consecuencias. Según explica el Dr. Pablo Cueva, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, “una dermatitis atópica moderada-grave se manifiesta en una piel muy inflamada, muy rascada... Sabes que eso va a ser extraordinariamente molesto: el picor va a alterar el sueño y el funcionamiento de la vida”. Y añade que “cuando no se duerme bien, no se estudia bien, no se trabaja bien y se resienten las relaciones personales; todo el funcionamiento vital queda alterado”.

Los datos presentados en la rueda de prensa son elocuentes: cerca del 45% de los pacientes necesita apoyo psicológico, un 30% presenta ansiedad y un 36%depresión. El especialista recuerda también la existencia de ideación suicida en algunos casos y subraya la resiliencia de muchas personas que han pasado años sin un abordaje adecuado, a menudo arrastrando falsas creencias y sentimientos de culpa.

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