Investigación y Tecnología

La pantalla como espejo: el poder terapéutico de la filmoterapia

Mujer viendo una película y comiendo palomitas.

Mujer viendo una película y comiendo palomitas.

El corazón de la filmoterapia yace en su capacidad para reflejar las complejidades humanas de una manera única y profunda. Al sumergirse en historias cuidadosamente tejidas, los espectadores se encuentran cara a cara con sus propias emociones, miedos y triunfos. Las películas actúan como espejos que no solo muestran la realidad exterior, sino que también revelan la riqueza de nuestro mundo interior.

La directora y guionista Greta Gerwig expresó una vez: "El cine no solo refleja la realidad, sino que también la crea". En este proceso de creación y reflexión conjunta, la filmoterapia se presenta como un recurso que va más allá de visualizar fotogramas, convirtiéndose en un medio para enfrentar y abrazar nuestras propias verdades. 

Cuando una persona tiene un problema, la principal vía para solucionarlo es reconocerlo y asumir que lo tienes. Una vez que seas consciente de ello, tienes que abstraerte para verlo con perspectiva objetiva y el uso de películas es un medio que facilita que cambies tu punto de vista para ver tu problema real. Es una práctica que tiene riesgos porque el paciente tiene que estar preparado para lo que va a ver, por lo que antes de ponerla en marcha debe haber una valoración de si tendrá un impacto positivo o negativo.

Un viaje íntimo a través del séptimo arte

Imagina por un momento la experiencia de sentarte frente a la pantalla, sumergirte en la narrativa de una película y descubrir que las historias personales resuenan contigo. Cada fotograma, cada diálogo, se convierte en un espejo en el que mirarte, permitiendo que las emociones más profundas salgan a flote y se entrelacen con la trama cinematográfica.

En esta danza emocional, las películas se convierten en aliadas silenciosas de nuestra propia terapia. Un filme puede ser el catalizador que despierte la empatía, inspire la superación personal o, simplemente, ofrezca un momento de catarsis emocional tan necesario en nuestras vidas agitadas. Eso sí, las películas tienen que elegirlas el terapeuta ya que el paciente puede adoptar una postura de defensa y el resultado puede no ser el esperado. La idea es que el profesional le indique al paciente unas pautas que debe seguir para luego trabajar en consulta lo que haya experimentado en cada secuencia

Los beneficios terapéuticos de la filmoterapia

La filmoterapia no solo actúa como un espejo que refleja nuestras experiencias. Esto tiene una doble vertiente y es que antes de poner en marcha la filmoterapia, paciente y terapeuta deben estar de acuerdo en la decisión, siendo el profesional quien determine si la evolución del paciente permite utilizar esta herramienta para obtener un resultado positivo y no todo lo contrario.

Hay una conexión muy estrecha, por lo que, además, hay que decidir si la película se ve de manera conjunta en la consulta y haciendo los comentarios oportunos, o si por el contrario, el paciente la ve solo, siendo conscientes de que va a producir un impacto en su mente. Aunque posteriormente sea beneficioso, tiene que estar preparado para afrontar lo que va a ver porque es como verse a sí mismo. 

Si ambos están de acuerdo y deciden que es el momento oportuno para usar esta herramienta como parte de la terapia, el paciente recibirá unos beneficios. Uno de los aspectos más destacados es su capacidad para facilitar la expresión emocional.

Las películas, al presentar situaciones y emociones diversas, proporcionan un lenguaje visual que puede ayudar a las personas a identificar, entender y expresar sus propios sentimientos. Además, la filmoterapia fomenta la empatía al sumergirse en las vidas y experiencias de los personajes. Esta conexión emocional ayuda a la comprensión de las diferentes perspectivas y a promover la empatía hacia los demás y hacia nosotros mismos.

La filmoterapia también puede ser una herramienta valiosa para la autoexploración. Al identificarnos con personajes y situaciones en pantalla, podemos examinar nuestras propias creencias, ayuda a enfocar los problemas de una manera realista, así como también a replantearse las actitudes negativas. En una reflexión profunda con la que desarrollar una mayor autoconciencia, que nos hace sentirnos orgullosos de nosotros mismos y potenciando el crecimiento personal, siendo consciente de nuestras propias fortalezas psicológicas.

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