Día Mundial Contra el Dolor

Dolor Crónico: Enfermedades que lo causan, tipos, síntomas y tratamiento

Dolor Crónico: Enfermedades que lo causan, tipos, síntomas y tratamiento

Dolor Crónico: Enfermedades que lo causan, tipos, síntomas y tratamiento

En España, un 32% de la población adulta presenta algún tipo de dolor y un 11% lo sufre de manera crónica. El dolor es un mecanismo de alerta de la propia supervivencia humana que suele alertar a nuestro organismo  de que ha sufrido algún tipo de daño. Sin embargo, en algunos casos el dolor no cesa cuando se elimina la causa, persiste en el tiempo y puede afectar diferentes áreas de la vida, emocional, familiar y laboral. El 17 de octubre se conmemora el Día Mundial Contra el Dolor, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para educar al público sobre los efectos del dolor crónico y así ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen. 

El concepto puede resultar algo ambiguo de cara al público debido a que gran parte de la población ha experimentado dolor alguna vez en su vida y no resulta destacable. Y es que, el dolor es una experiencia individual compleja que engloba aspectos sensoriales, emocionales y sociales. Es importante comprender que un mismo dolor no es experimentado de igual manera por distintos pacientes. El  componente subjetivo del dolor hace de éste el síntoma más común y a la vez más difícil de medir dentro de la valoración del estado de salud.

 La Sociedad Española del Dolor (SED) estima que entre el 40% y el 80% de las consultas médicas están relacionadas con el dolor, siendo la causa más frecuente por la que los pacientes acuden al centro médico. La prevalencia de dolor crónico llega al 17% de la población española, y de dicho porcentaje, un 47% padecen dolor a diario. Desde el punto de vista laboral, el dolor crónico es el causante de casi el 50% de todo el absentismo y del 60% de la incapacidad laboral permanente. Además, es una de las principales causas de la automedicación.

Por ello, este día sirve para reivindicar una enfermedad con derechos propios que puede llegar a ser incapacitante y que requiere de una especial atención en la investigación y el tratamiento para aliviarlo o eliminarlo. Pero, ¿Cómo se identifica?, ¿existen grados?, ¿Qué enfermedades pueden generarlo?, ¿hay tratamientos efectivos? En este artículo aclaramos todas las cuestiones. 

Tipos

  • Dolor crónico primario: Se caracteriza por cambios funcionales o estrés emocional que no pueden explicarse por otras causas y es en sí mismo una enfermedad. Ya sea biológico, psicológico o social, es un trastorno multifactorial.
  • Dolor crónico o síntomas secundarios a una condición clínica subyacente: causados por cirugía, traumatismo, cáncer, lesión nerviosa o visceral, dolor de cabeza o musculoesquelético.

Enfermedades que pueden causar dolor crónico

Como señala la Sociedad Española del Dolor (SED), existe un gran número de enfermedades específicas que a menudo están asociadas con el dolor, por ejemplo: diabetes, fibromialgia, problemas en los vasos sanguíneos, herpes y la mayoría de tipos de cáncer. En algunas ocasiones, aún cuando la enfermedad original responde al tratamiento, el dolor crónico es cada vez más persistente. En otros casos, tanto la enfermedad original como el dolor se mantienen durante meses o años.

También se dan afecciones donde la única posibilidad es tratar el dolor en sí mismo, como es el caso de las migrañas y cefaleas; el dolor de espalda asociado a la edad; la artritis, o el dolor tras una lesión traumática como fracturas óseas, nervios desgarrados, torceduras musculares o un dolor persistente tras una intervención quirúrgica.

Síntomas

El dolor crónico puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo. Este dolor puede atacar los nervios de la cabeza, la espalda, las articulaciones, los órganos internos e incluso el sistema nervioso. Los síntomas dependen del tipo de dolor y difieren si es causado por:

  • Musculoesquelético: los pacientes cuyo dolor se origina en los músculos, tendones o huesos a menudo lo describen como opresivo y agudo, que empeora con el ejercicio y la actividad física.
  • Sistema visceral: a menudo asociado con síntomas mal definidos, como dolor sordo y profundo, a menudo con náuseas, sudoración, mareos y problemas para orinar.
  • Sistema nervioso: descrito como dolor, hormigueo, entumecimiento o descarga eléctrica causado por daño directo a uno o más nervios, con síntomas como pérdida de sensibilidad (hormigueo) y pérdida de fuerza.
Además de estos síntomas físicos, debido a que el dolor crónico afecta los dominios emocional, familiar y laboral, a menudo se asocia con síntomas de ansiedad y depresión, que son importantes de integrar dentro de un tratamiento adecuado.

Tratamiento

El dolor no siempre es curable, pero hay muchas formas de tratarlo. El tratamiento depende de la causa y el tipo de dolor y puede abordarse farmacológicamente y/o físicamente, complementado en muchos casos con terapia psicológica.

  • Tratamiento farmacológico: se sigue basando en la escalera o ascensor analgésico de la OMS, según la intensidad del dolor, con fármacos indicados para dolor leve, moderado e intenso. Dentro de los medicamentos más habituales están los analgésicos, como el paracetamol, el metamizol, los antiinflamatorios y los opioides para dolor moderado-severo. Existen otros fármacos que ayudan a potenciar la analgesia de los medicamentos anteriormente citados e, incluso, son de primera elección cuando el dolor tiene su origen en el sistema nervioso. Estos fármacos son fundamentalmente antidepresivos y antiepilépticos.
  • Tratamiento intervencionista: Realizada principalmente en una unidad de dolor, su objetivo es aliviar el dolor cuando los medicamentos son insuficientes o están asociados con efectos secundarios debilitantes. La terapia intervencionista es un tratamiento percutáneo (por la piel) del dolor localizado que es seguro y altamente efectivo, generalmente se realiza bajo anestesia local de forma ambulatoria. Dentro de estos tratamientos, encontramos los bloqueos o infiltraciones (epidurales, facetarias, intraarticulares…), las técnicas de radiofrecuencia o la neuroestimulación (tratamiento que administra impulsos eléctricos en el espacio epidural), entre otros.
  • Técnicas complementarias e integradoras de alivio del dolor, tales como acupuntura, la fisioterapia (rehabilitación), la terapia ocupacional, el Reiki o la neuroestimulación eléctrica transcutánea

A nivel personal, recomienda mantener la actividad física y mental, hacer algo de ejercicio diario, como caminar o nadar; mantener siempre una postura correcta, utilizar el calzado adecuado, aprender a relajarse y mantener la actividad social, cerca de la familia y los amigos. En el caso en que no se pueda realizar esa actividad preferida por las limitaciones del dolor, hay que intentar reemplazarla por algo que consiga estimular y distraer la mente.

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