El pasado 21 de julio, el gobernador de la colonia militar británica de Gibraltar concedió una extensa entrevista al periódico local, el Gibraltar Chronicle. Ocupa dos páginas casi completas, con unas ocho columnas. Se extendió sobre su experiencia en negociaciones en la OTAN y calificó como un "triunfo real" las recientes sobre Gibraltar entre el Reino Unido (RU) y la Unión Europea (UE). Según dice, "el acuerdo explícitamente no es sobre la soberanía"; pero al mismo tiempo, destaca que "la cláusula sobre la soberanía protege absolutamente la soberanía británica sobre Gibraltar y haciéndolo, [también protege] la autodeterminación del pueblo de Gibraltar". Según sus palabras, puede entenderse que España –en virtud de un tratado de la UE que no es sobre la soberanía- protege la soberanía británica de Gibraltar y la autodeterminación de su población; una muestra de la habilidad negociadora de los diplomáticos británicos. O dicho de otra manera, que España ha negociado ante la UE en beneficio de RU y de Gibraltar.
En la misma entrevista, el gobernador también se refirió a otros aspectos del tratado y a cuestiones relacionadas con la Royal Gibraltar Police (RGP), el affaire del Comisario McGrail y a lo que denomina "controversia" por el informe del Auditor General [que ha destapado numerosos casos de despilfarro, favoritismo y corrupción en la administración local]. En 15 párrafos, que ocupan unos 2/3 de una columna, mencionó cuestiones de seguridad y defensa destacando lo bien defendido que está Gibraltar, su papel como base conjunta, la utilidad extraordinaria de la base naval, de la pista de aterrizaje y del Regimiento de Gibraltar. Significativamente, omitió referencias a las instalaciones de Inteligencia. Tiene cierto interés un párrafo que dice "No entiendo plenamente la posición española sobre [las instalaciones de] Defensa británicas en Gibraltar y necesito trabajar para llegar al fondo de esto"; (esto puede resolverlo sin más que leer los artículos sobre los aspectos militares de Gibraltar publicados en este Blog del General Dávila; contando con la ayuda del traductor de Google).
Sólo tres días después, el gobernador concedió otra entrevista en el programa Viewpoint de la emisora local GBC News. Dura más de 54 minutos; su transcripción ocupa 14 páginas. Entre otros temas se refirió a su carrera militar, a sus antecesores en el cargo, sus impresiones sobre la vida en Gibraltar, la economía local etc. Como en la entrevista en el periódico, también se refirió a la policía local, a la investigación por el caso McGrail y a las negociaciones del tratado. Destacó como, ante las dudas de un parlamentario británico, el ministro correspondiente aseguró en Londres el día anterior que la cláusula citada "no significa que la soberanía sobre Gibraltar esté amenazada". También destacó que "trabajaron increíblemente bien con el Gobierno español, que está en el tratado". A la base militar le dedicó 133 palabras, que no llegan a ocupar media página.
Un par de días después, un conocido abogado, político y periodista local escribió una especie de "Informe de primeras impresiones" en el que, en su primera línea, destacó de forma un tanto irónica y entre signos de admiración: "¡Hemos salvaguardado nuestra base militar, grandioso!"; con lo que dio la impresión de que la base militar ha tenido que ser protegida o defendida de alguna amenaza –quizá la que se temía el parlamentario- obviamente durante las negociaciones en curso y relacionada con ellas. Lo que sí han dejado bien claro es que para los británicos el objetivo a mantener no es otro que la base militar.
Es cierto que las autoridades de la Potencia Administradora han insistido desde el comienzo de las negociaciones en la defensa de la "autonomía militar" del RU en Gibraltar es decir, que la base militar tenía que "seguir operando sin interferencia ni interrupción alguna, como hasta ahora". De hecho, a lo largo del tiempo que duraron las negociaciones en ningún momento se publicó algo en el sentido de que no fuese a ser así.
La sensación de amenaza procedente de España es algo que parece arraigado en la mentalidad de la población actual de Gibraltar aunque, pese a esa creencia, no duden en pasar al norte de la Verja y hacerlo por millares todos los fines de semana. En realidad esa sensación ha sido inducida a conveniencia del RU a partir de los años 40 del siglo pasado como ingrediente imprescindible para la creación del nacionalismo local. Lo cierto es que en eso seguimos aunque, como vemos, de una forma un tanto peculiar o por lo menos falta de coherencia. Quizá por aquello de "la tostada untada por los dos lados". Para comprender lo anterior conviene repasar un poco de historia.
Historia político-militar
En 1903 los británicos reconocieron que la base naval de Gibraltar, en tiempo de guerra, solo se puede conservar si España se mantiene neutral, a menos que el RU consiga ocupar el sur de España con suficiente territorio como para lograr que Gibraltar esté fuera del alcance de toda la artillería hostil. Como sabemos, durante la Primera Guerra Mundial, España se mantuvo neutral.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los planificadores británicos consideraron que, sin la colaboración de España, Gibraltar era indefendible; incluso si la Operación Felix fracasaba, la base naval quedaría inservible. Como sabemos, Félix no se puso en marcha por decisión exclusiva del general Franco.
A partir de 1945 los británicos llevaron el Contencioso de Gibraltar a la ONU. Con el apoyo de ésta, de la que España estaba excluida, decidieron ignorar el Tratado de Utrecht y fueron dando los pasos necesarios para convertir a Gibraltar en un Estado independiente que les cedería la base naval; algo parecido a la evolución política de Malta y de Chipre que de colonias británicas pasaron a ser Estados independientes, dentro de la Commonwealth.
En 1955 España entró en la ONU. A partir de entonces, la citada maniobra británica sobre Gibraltar se vio frustrada gracias a la intensa labor del ministro Fernando Mª Castiella que contó con la colaboración, entre otros, del embajador Fernando Olivié González-Pumariega. Pese a los esfuerzos diplomáticos españoles por resolver la situación, los británicos mantuvieron el rumbo y, después de una serie de incidentes y provocaciones, no dejaron al gobierno español más opción que el cierre de la Verja en 1969, en cumplimiento del Tratado de Utrecht.
El RU vio como se desvanecían sus aspiraciones. Su colonia –que sobrevivía gracias a subvenciones británicas- estuvo al borde de la quiebra hasta que el gobierno de Felipe González sucumbió ante la amenaza de Margaret Thatcher de vetar la entrada de España en la UE y abrió la verja en 1982, después de 13 años de cierre.
Los británicos aprendieron la lección así que, desde 1982 en adelante, plantean el conflicto por Gibraltar y contra España en el terreno económico, además del político y diplomático; junto con el militar en la OTAN.
Mano de obra barata
Desde entonces sus bazas económicas son principalmente dos: 1º la mano de obra (dócil y barata) que suponen los más de 10.000 trabajadores españoles –de un total de más de 15.000- que pasan a diario por la Verja y han sido convertidos en rehenes de la política británica y local; y 2º, el Centro Financiero cuyo origen se remonta a 1967 y supone un gran atractivo para las personas físicas o jurídicas que, recurriendo a sus servicios, pueden eludir o evadir el pago de impuestos en España con facilidad y riesgos mínimos de forma que, hoy día, la nómina de "colaboradores" es apreciable.
Con gran habilidad pusieron en práctica -en todos los ámbitos en que fuera necesario- la "subversión ideológica" algo que, incluso hoy día, les reporta notables beneficios. Tampoco debe olvidarse la supuesta obligación de España de aceptar cualquier cosa procedente de Gibraltar, en aras de la "buena vecindad"; así como la de mantener las mejores relaciones con la Potencia Administradora, el RU.
Cosoberanía y negociaciones
El 26 de julio de 2001, por iniciativa del gobierno británico, empezaron las negociaciones para la cosoberanía de Gibraltar. El negociador por parte española fue Josep Piqué, ministro de Asuntos Exteriores. Tanto la Royal Navy como las autoridades locales de la colonia no desaprovecharon ocasión para poner de manifiesto su rechazo a estas negociaciones. El cese de Piqué el 10 de julio de 2002 señaló el fracaso de las negociaciones y no precisamente por decisión británica. El gobierno español renunció a seguir con unas negociaciones conducentes –en último término- a la restauración de la integridad territorial de España. Todo lo que quedó a continuación fue una serie de maniobras y declaraciones políticas de distracción, convenientes para el gobierno español de entonces y para las autoridades locales de Gibraltar. Podemos decir que las dos bazas citadas –junto con otras- quebraron la voluntad de resistencia de nuestras autoridades.
El 23 de junio de 2016 se celebró en el RU, por decisión unilateral británica, el referéndum sobre su permanencia en la UE. Como sabemos, ganaron los partidarios de la salida (el Brexit) arrastrando con ello a Gibraltar, pese al rechazo de la población local que quería seguir disfrutando de las ventajas que le ofrecía su pertenencia a la UE con el RU y junto con España.
El ministro español de Asuntos Exteriores era José Manuel García-Margallo responsable de dicha cartera desde el 22 de noviembre de 2011; sus inquietudes sobre el Contencioso de Gibraltar eran públicamente conocidas. Cesó en el cargo el 4 de noviembre de 2016 siendo relevado por el diplomático Alfonso Dastis. El 6 de agosto de 2017, el nuevo ministro declaró en el diario ABC, entre otras cosas: "Yo le doy mucha importancia a Gibraltar. A Gibraltar como reivindicación española para completar nuestra integridad territorial y a Gibraltar como lugar donde trabajan miles de españoles… Yo lo que no quiero es hacer peligrar el acuerdo UE-RU sometiéndolo a la necesidad de alterar el estatus de Gibraltar de manera simultánea. No voy a condicionar un acuerdo entre la UE y el RU a la recuperación de la soberanía de Gibraltar".
Por segunda vez en lo que va de siglo, el gobierno español renunció a aprovechar la oportunidad para negociar la restauración de nuestra integridad territorial. En 2001 la oportunidad la ofreció unilateralmente el RU; en 2016, la oportunidad vino como consecuencia de la decisión unilateral británica que dejó a Gibraltar fuera de la UE por lo que se invertían los papeles respecto a 1982. Mientras Margaret Thatcher aprovechó la oportunidad para forzar a España a abrir la Verja, parece que a nuestro gobierno, en 2016, le preocupaban más los derechos de los trabajadores españoles (los rehenes), el aeródromo, el tema fiscal, el medioambiente que la integridad territorial de España y por descontado, que los riesgos que sufren los más de 275.000 habitantes de la Comarca, sin que les correspondan.
Desconocimiento e incumplimiento de resoluciones
Por extraño que parezca, la "amenaza" al estatus actual de Gibraltar no ha procedido de España sino del RU, y no nos equivocamos. Además, sabemos que "la defensa y seguridad de Gibraltar es una responsabilidad exclusiva del RU"; pues bien, mucho más extraño todavía es que la defensa de los intereses de la Royal Navy y de la población actual de la colonia se la deben, en gran medida, a los gobiernos españoles citados y a quienes les sucedieron que, pudiendo haber cambiado de rumbo, no lo hicieron demostrando con ello, unos y otros, que carecían de la voluntad necesaria para resolver el Contencioso.
España no sólo no amenaza a Gibraltar sino más bien todo lo contrario. Sin duda, las bazas económicas planteadas por los británicos en 1982 han demostrado ser un gran acierto. Bazas que se han visto favorecidas por el desconocimiento, desinterés e incluso animadversión de los nuestros hacia las cuestiones militares, lo que tiene un significado muy especial cuando sabemos que Gibraltar en realidad es una ciudad dentro de una base militar.
La propiedad de la ciudad fue cedida en Utrecht en 1713, pero no lo fueron el istmo ni los espacios marítimos y aéreos que rodean el Peñón. Las Resoluciones de la Asamblea General de la ONU 2.070 (16.12.1965), 2.231 (20.12.1966) y 2.353 (19.12.1967) invitan al RU y a España a negociar para poner fin a la situación colonial; es más rotunda la 2.429 (18.12.1968) que pide a la Potencia Administradora poner fin a la situación colonial de Gibraltar antes del 1º de octubre de 1969. Nada de esto se ha llevado a la práctica a pesar del paso de los años.
Cabe preguntarse: ¿quién amenaza a quién?, ¿quién y por qué colabora en el mantenimiento de la situación colonial militar extranjera en territorio español?, ¿cuáles son sus intereses?
Extraído del blog GeneralDavila (11/09/2025)