Gibraltar, un aeródromo con trampa
Crónicas de la prosperidad compartida
Pese a los Acuerdos de Córdoba de 2006, las líneas aéreas dejaron de operar por la falta de usuarios y el alto coste de las tasas que impone la Royal Air Force
Medallas sin explicaciones
Ahora que nos encontramos en temporada de viajes, permítanme facilitarles algunos datos por si estuvieran pensando iniciar o finalizar su asueto estival a través del aeródromo de Gibraltar. No crean que me equivoqué, el término correcto es el de aeródromo y no aeropuerto dado su carácter militar. El aeródromo es militar, la Royal Air Force (RAF) es su titular, y ésta es la que lo gestiona y la que recibe sus beneficios económicos por el uso civil del mismo.
Para comprender bien las recomendaciones convendría leer antes el artículo que el Capitán de Navío (Ret.) Ángel Liberal publicó en este mismo periódico, de título “El aeropuerto de Málaga, convertido en pista auxiliar de la RAF Gibraltar”. En él se explican los importantes inconvenientes de la pista llanita derivada de su ubicación, en el único sitio en el que se podía hacer, que a la sazón es terreno no cedido en Utrecht. Todos estos inconvenientes impiden que el aeródromo pueda operar con licencia civil. Demasiados riesgos. Esto lleva a que los aviones que despegan o aterrizan lo hagan bajo la responsabilidad de la compañía que opera el vuelo, dado que, al no cumplirse los requisitos de la aviación civil, las compañías aseguradoras no cubren los vuelos en ese tipo de aeropuertos.
A los inconvenientes descritos en el artículo del Sr. Liberal, hay que unir los recientes problemas con el sobrevuelo de drones, pilotados por desconocidos. Todo ello convierte la pista gibraltareña en una de las más peligrosas del mundo. Si ustedes conjugan todo esto con la cercanía de distintas poblaciones y se ven la miniserie de Neflix Congonhas: tragedia anunciada mirarán con recelo la sola existencia del aeródromo.
Puntualidad en entredicho
En el caso de que a usted le guste la puntualidad británica, es totalmente desaconsejable volar a través de Gibraltar. La más mínima racha de viento, la caída de un archivador que provoca un corto circuito o retrasos que exceden el horario del controlador harán que el vuelo salga retrasado o que usted se encuentre en Málaga o Sevilla esperando que un autobús le traiga a Gibraltar y las reclamaciones, al maestro armero.
Otro inconveniente derivado de su carácter militar es que, si el aeródromo tiene que ser usado con fines militares, usted se ve con el vuelo cancelado o retrasado, y ajo y agua.
A los ilusos de la Prosperidad Compartida se les llena la boca con las bondades de que el no nato acuerdo permitirá contar con un aeropuerto en el Campo de Gibraltar, conexiones a toda Europa, en fin, que, en términos gaditanos, vamos a dejar mamando al Adolfo Suarez de Madrid.
En primer lugar, las deficientes instalaciones no permiten incrementar el número de vuelos mucho más allá de una docena diaria. Actualmente, los días de más tráfico hay uno ocho vuelos. Y, en segundo lugar, si fuera tan necesario un aeropuerto en esta comarca, hay decenas de sitios donde ponerlo con todas las garantías necesarias.
Los Acuerdos de Córdoba
Sin embargo, los conocedores de cómo se reparten los beneficios en Gibraltar, tosta untada por los dos lados lo llaman, sabemos que se vende humo. Ese experimento ya se hizo con los Acuerdos de Córdoba de 2006. Las líneas aéreas dejaron de operar por la falta de usuarios. Y esta falta tenía su origen en el alto coste de las tasas de uso de las instalaciones. Se intentó la creación de una aerolínea que operara desde la colonia, de nombre Ándalus, que quiso contar con el apoyo del Gobierno de Gibraltar... Todavía están esperando que llegue el apoyo prometido. Tengan en cuenta que la tostá Alhambra solo iba a estar untada, por un lado. Tengan esto presente los WiSeKey y demás inversores.
Lo que mucha gente desconoce es el porqué del alto coste de las tasas del aeródromo. Es militar, ya les digo, y son los miitares quienes fijan los precios. Mantener un aeródromo no es cosa barata y ya saben ustedes que el contribuyente británico no está para pagar facturas, así que la solución fue dejar operar compañías civiles en las instalaciones militares. Con el cobro de las tasas, los militares mantienen la pista y el resto de instalaciones. Y todos contentos.
Si el número de vuelos diarios empieza a crecer, peligraría el uso militar de la pista y, como ustedes comprenderán, la RAF no va a dejar de operar un vuelo militar canadiense que lleve misiles o bombas a Oriente Medio, por ejemplo, para que usted llegue a tiempo a una intervención quirúrgica. Suben las tasas a los vuelos que excedan de los que puedan tolerar y problema solucionado.
La venida del acuerdo va a suponer todo un reto para los sesudos redactores del mismo. Si viene un vuelo civil ya se encargará el Ministerio del Interior de elaborar una imaginativa solución para que un civil no comunitario se pasee por Europa como si fuera su casa. Hay que ser hospitalarios. Lo que va a ser curioso es la solución que se va a dar cuando aterrice el vuelo militar canadiense que lleve misiles o bombas a Oriente Medio o el avión que traiga material nuclear o misiles tomahawk al submarino norteamericano atracado en el puerto llanito. Por aquello de la Aduana Común Europea.
En aplicación del manual de la Prosperidad Compartida, el Ministerio del Interior está tallando unas bonitas gafas de madera de las que guardias civiles y policías nacionales puedan hacer uso para estos casos y evitar a los sesudos legisladores europeos los dolores de cabeza que supone tener que regular estos casos por escrito.
Lo que queda por saber es quién se responsabilizará de las consecuencias de los accidentes que puedan suceder, aunque bien pensado seguro que el Gobierno encontrará una cabeza de turco sobre la que hacer caer la responsabilidad.
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