Es bien conocido que la comarca del Campo de Gibraltar es uno de los territorios más singulares de la geografía política española. Su condición de zona doblemente transfronteriza es probablemente uno de los principales factores de esta afirmación ya que es un fuerte condicionante de la multiplicación de problemáticas específicas que no se presentan en ningún otro lugar de España. Recordémoslo, por una parte, es la frontera sur de Europa en relación con el continente africano y, por otra, la segunda frontera terrestre europea con territorios dependientes del Reino Unido y, en consecuencia, directamente afectado por las consecuencias de la decisión de retirada de la Unión Europea. Es cierto que esta localización geoestratégica proporciona también un conjunto importante de oportunidades.

Aunque sea probablemente controvertido, lo cierto es que esta comarca no ha encajado tradicionalmente bien en la división administrativa basada en provincias. Las pésimas comunicaciones con la capital suponen una importante barrera física. Pero el alejamiento muchas veces no solo es físico, existe una importante percepción de abandono y falta de respuesta a los problemas campogibraltareños.

La Mancomunidad de Municipios es una administración con un ámbito competencial relativamente modesto, pero bien diseñada para dar ciertas respuestas a problemas comunes. En su historial hay momentos oscuros, grises y también brillantes con bastantes aciertos. En lo relativo al crecimiento del tejido universitario en la comarca, fue una pieza clave durante años con la creación y mantenimiento de su Escuela Universitaria.

El período de Juan Lozano como presidente es un ejemplo de buena gestión. Con un carácter afable y dialogante se alejó de la tensión y polarización existente entre otras administraciones. Supo mantener difíciles equilibrios con decisiones valientes respecto al saneamiento de las cuentas. También ha mantenido y sostenido la importante gestión cultural del IECG. Todo parece indicar que el relevo irá en la buena dirección. Creo que el PP ha acertado en elegir a la presidenta, Susana Pérez Custodio. A priori, el perfil era el adecuado. Una política formada, rigurosa y fiable. El acierto en su elección se ha confirmado en sus primeras palabras en el discurso de investidura con ideas muy claras y bien planteadas. En la entrevista que publicó este diario el pasado domingo no eludió responder a los difíciles retos a los que se va a enfrentar, la necesaria revisión de tasas debida a las modificaciones tributarias, los cambios en la recogida de basuras y el nuevo escenario de reducción de agua. Supo además responder adecuadamente a las preguntas sobre la compleja relación con Gibraltar. Todo parece indicar que el relevo en Mancomunidad irá por buen camino.

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