Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Un proyecto de Estado de la mano de Maersk

Con una inversión de 10.000 millones de euros y con el apoyo clave de los fondos europeos para la transición energética, la apuesta industrial de la compañía danesa no tiene parangón en nuestro país

Un portacontenedores de la Maersk, en la terminal de APM en el Puerto de Algeciras.

Un portacontenedores de la Maersk, en la terminal de APM en el Puerto de Algeciras. / Andrés Carrasco

Como territorios hermanos, unidos en alegrías y penas, Huelva y el Campo de Gibraltar comparten una condición periférica privilegiada al sur-suroeste de la península, polos industriales de primerísimo nivel, trazados ferroviarios de una sola vía diseñados y construidos en el S.XIX, puertos relevantes y en crecimiento, playas de postal, ricos patrimonios culturales, entornos naturales privilegiados, una diversidad gastronómica difícilmente igualable, un clima de envidia... y el desdén demostrado hacia ambos durante décadas por parte de las administraciones autonómica y central, consecuencia, a partes iguales, de su escaso peso electoral y de su lejanía de los centros de poder político.

La naviera Maersk ha puesto sus ojos en el eje estratégico que conforman ambas zonas para construir una macroplanta a fin de producir y distribuir etanol verde, uno de los nuevos combustibles ecológicos, para mover su flota de portacontenedores. No en vano tiene ahora mismo ocho de ellos en construcción, que serán botados en el primer trimestre de 2024, más otros cuatro adicionales para 2025. Con una inversión prevista de 10.000 millones de euros en España y con el apoyo clave de los fondos europeos para la transición energética, la apuesta industrial de la compañía danesa no tiene parangón en nuestro país. Basta recordar que el frustrado proyecto de Fondo de Barril del Cepsa en San Roque estaba evaluado en 1.000 millones de euros y que esta era ya considerada como una de las mayores operaciones empresariales llevadas a cabo en la historia de Andalucía.

Según ha desvelado esta semana Maersk, su previsión es levantar dos plantas para producir 2 millones de toneladas de metanol verde al año. Una de esas instalaciones se ubicará en Galicia (se entiende que para cubrir las rutas hacia y desde el Atlántico norte) y la otra, en Huelva o la Bahía de Algeciras, con la mirada puesta también en el Atlántico y en el Mediterráneo. No hay, que se sepa, una competición entre ambas localizaciones porque la lógica dicta que la decisión que se adopte escapará del ámbito local y que en ella pesarán más los motivos estratégicos de ámbito empresarial que los perniciosos juegos de equilibrios políticos. ¿Qué posibilidades tiene la Bahía de Algeciras de llevarse el gato el agua? Sobre el papel, muchas.

Huelva lleva años trabajando para ganar peso en el mapa portuario nacional y desde hace tiempo lidera el transporte de graneles gracias al peso de su industria química, petrolera y energética, además de la siderurgia del cobre. Su puerto posee, además, la mayor extensión de suelo disponible en España, listo para la llegada de nuevas industrias, aunque cuenta el enorme inconveniente de su escaso papel en el transporte de contenedores debido a que sus muelles carecen aún del calado suficiente para que amarren en ellos los grandes buques que dominan transporte marítimo mundial.

Esa carencia es, en cambio, uno de los principales activos de la Bahía de Algeciras a la hora de acoger la planta que planifica Maersk. Sus buques atracan en la terminal de contenedores de APM, a cuyo mismo grupo pertenecen, y nada impide pensar que el suministro del nuevo combustible pueda hacerse extensible a los barcos que lleguen a la terminal de TTI. La lógica indica que, por operatividad, el pit stop de los portacontenedores será siempre más rápido si, en paralelo a que se lleve a cabo la estiba de los contenedores, se realiza también el suministro de combustible.

"El gran problema para la Bahía de Algeciras es la limitación de los espacios disponibles y la concurrencia de proyectos. Se puede morir de éxito antes siquiera de echar a andar"

El gran problema para la Bahía de Algeciras es la limitación de los espacios disponibles y la concurrencia de proyectos para la producción de hidrógeno y metanol verdes, acompañados de los correspondientes parques solares y/o de aerogeneradores. Atentos, porque se puede morir de éxito antes siquiera de echar a andar. La competencia debe servir como aliciente para la actividad empresarial, no para convertir las oportunidades en una maraña de intereses cruzados. A este respecto, algunas empresas del polo y otras llevan tiempo trabajando a fin de poder compatibilizar sus expectativas de negocio, para lograr un win-win, pero deben abrochar cuanto antes un compromiso de cooperación.

El papel de las administraciones es igualmente clave. El hecho de que el proyecto de Maersk venga avalado por el Gobierno de España, con su presidente a la cabeza, es el mejor ejemplo de que estamos ante un proyecto de Estado que debe consolidar a nuestro país y a Andalucía, en particular, como referentes en la producción de renovables. También es una oportunidad de oro para que la Bahía de Algeciras se convierta a medio plazo en una bahía verde libre de humos. La Junta participa de ese compromiso, según ha expresado igualmente el presidente del Ejecutivo autonómico, y solo falta para completar el puzle que los ayuntamientos se sumen a la idea, adaptando sus planes urbanísticos y agilizando los permisos y licencias pertinentes. Esta vez, sí.

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