Se echan de menos los guiñoles del Canal+, con muñecos entrañables. Como el Jesulín de Ubrique que explicaba cualquier cosa comparándola con un toro. O futbolistas como el madridista Raúl, que a todo contestaba "sí, bueno, no", o el culé Ronaldinho, siempre de fiesta. Y el seleccionador Clemente, con su táctica delpatapún parriba, jugando con diez defensas centrales. Un programa como Las noticias del guiñol explicaría la relación entre el Barça y Enríquez Negreira, vicepresidente del Comité de Árbitros de la Federación. Y por qué el club catalán le pagó siete millones y medio de euros a un mandamás de los árbitros españoles por supuestos informes verbales, alguno escrito por su hijo o unos vídeos que han tardado meses en aparecer.

A falta de muñecos, esta semana el presidente del Barcelona ha hecho una parodia de sí mismo al comentar la situación a los demás clubes. Laporta ha plagiado al alcalde de Bienvenido Mister Marshall: "vecinos de la competición, como presidente del Barça que soy, os debo una explicación y esa explicación que os debo os la voy a dar". Esa perorata en bucle llegó después de que hiciese otra pantomima pública en la que justificó las confianzas del Barça con la famigliaEnriquecida, remedando la escena de Groucho sobre la parte contratante de la primera parte. Nadie se ha enterado de nada, salvo de que estamos ante una conspiración en la que el Barça ¡es la víctima!

Laporta se ha envuelto en la señera, invocando la catalanidad, el més que un club y señalando enemigos universales. En su intento de evitar la expulsión de la Champions, negó la evidencia de corrupción y dejó abierta la puerta a ladministración desleal o falsedad. Después de tanta verborrea se desconoce por qué se pagó esa fortuna durante 17 años, por qué este asesoramiento terminó cuando Negreira dejó de ser vicepresidente de los árbitros y cuál fue el destino final del dinero. Y sorprende que la Federación deje a la justicia ordinaria la investigación, sin hacer una propia.

La Federación, como la Uefa y la Fifa, tienen por lo general alergia a la justicia ordinaria. No hay más que ver cómo han cazado a Canales con una expulsión deliberada en el primer partido que jugaba gracias a una cautelar concedida por un tribunal contencioso administrativo contra una suspensión de cuatro partidos por hablar del árbitro Mateu Lahoz. Este árbitro expulsó a Canales en Cádiz en octubre por dirigirse a él de manera coloquial, cosa que el trencilla suele hacer en el campo. Mateu Lahoz es un árbitro insuperable, que brillaría en los guiñoles. En 2017 pitó un penalti contra el Sevilla en el Bernabeu porque James empujó a su compañero Modric en el área sevillista. Jesulín diría que el fútbol es como un toro, porque un árbitro así te puede meter el cuerno al menor descuido. Y después negará la evidencia de la premeditación.

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