No deja de ser pintoresco que la Diputación de Cádiz corra con los gastos de edición de las elucubraciones epistolares de un yanito que, al parecer, es periodista al servicio de S.M. Británica; y poeta bilingüe, según él. Si bien lo probable es que sea un bilingüismo asimétrico, pues la lengua culta de un gibraltareño es el inglés. Nunca existió en la colonia el menor interés oficial por el español. Ni a nadie se le ocurrió jamás hacer del español una lengua compartida. España -Corea del Norte, para los de Convent Place- no ha sido jamás respetada en la colonia. Cuando en 1968 llegó a su apogeo el conflicto de intereses derivado del nacionalismo yanito y del propósito del Reino Unido de convertir a Gibraltar en un Estado, los partidarios de negociar con España, según el dictado de las Naciones Unidas -los Triay y su círculo de amistades, concretamente- sufrieron toda clase de vejaciones y agresiones, incluso físicas.

No sé si la ignorancia inducida de la que es víctima el periodista yanito, es voluntaria, está subvencionada o se debe a un desconocimiento nonato o adquirido, pero sorprende que a sus sesenta años de vida siga sin enterarse de nada respecto a la presencia de una colonia militar británica en suelo español, en la que ha nacido y trabajado. No sabe que en su pueblo, radicado en un área superpoblada, se manipulan ingenios de guerra nucleares. Ignora que los ciudadanos de Gibraltar fueron expulsados por la fuerza a instancias de una alianza militar constituida en torno a un aspirante a la corona de España. Ha olvidado que la población de su pueblo lo es de aluvión y como consecuencia de una estrategia de opacidad, diseñada para eliminar vistas del verdadero sentido (militar) de su existencia. Se refiere al franquismo como si hubiera sido cosa de unos invasores ajenos a España. Tal vez sufre el contagio de la propaganda y de los ecos de las voces a sueldo que revolotean por la zona. Está pez en lo que se refiere al desarrollo de la región, dependiente y colgada del peñón, de su economía vergonzante y de su logística pirata hasta que en 1968 el Gobierno de España dijo hasta aquí hemos llegado, después de muchas advertencia a todos los niveles. Cierto, se separaron muchas familias, pero fue consecuencia de lo que provocó el cierre. No por el acto de dignidad que supuso poner un candado a la verja que construyeron los británicos a principios de siglo, para no mezclarse con los linenses.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios