La tormenta Nelson deja un regalo inesperado en la provincia de Cádiz la pasada Semana Santa: litros y litros de agua que han servido no para llenar los pantanos pero sí para que el agua almacenada haya subido hasta unos niveles medianamente aceptables. Pero esta realidad hay que abordarla a partir de ahora con sensatez y, sobre todo, escuchando la opinión de los expertos en la materia. Claro que se pueden suavizar algo las restricciones, pero siempre desde el sentido común, no despreciando un agua que es esencial, y más en esta tierra tan proclive a periodos intensos y prolongados de sequía.

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