Corría enero de 2001 cuando vine desde Málaga a Algeciras expresamente para la manifestación en contra de la presencia y reparación en el Puerto de Gibraltar del submarino Tireless. El arreglo de su sistema de propulsión nuclear en un puerto de cuarta categoría preocupaba sobremanera en toda la comarca. Aquella multitudinaria marcha fue una demostración de unidad social que no ha tenido réplica desde entonces. Durante el pasado puente de la Constitución y la Inmaculada, el Puerto de Gibraltar acogió las escalas de dos submarinos de propulsión nuclear. Parece ser que nadie se enteró o hizo por enterarse salvo los ecologistas. ¿Acaso ya no nos importa que un reactor nuclear sumergible llegue y atraque frente a nuestras casas como el que deja el coche en el aparcamiento del híper? Lo mismo pasa con el ferrocarril. Todo el mundo se queja de que es lento y viejo, pero la concentración de la semana pasada fue un fracaso. La indiferencia social es peligrosa porque siempre habrá alguien en otro punto que levante más la voz y se lleve el gato al agua.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios