LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL | LA ESTANTERÍA

“La vida privada de los árboles”. En esta narración es tan importante lo que ocurre como la forma de contarlo

Portada de La vida privada de los árboles.

Portada de La vida privada de los árboles.

Son muchos los alumnos que dicen que les gustaría escribir, pero para escribir primero debemos leer.

"La vida privada de los árboles" es una narración que de una forma pausada nos anima a escribir, y a la vez a no tener miedo de borrar todo lo realizado y volver a empezar. Escribir, revisar, corregir, borrar y volver a empezar.

El protagonista es Julián, un buen padrazo, aunque en realidad es el padrastro de Daniela. Ella tiene muy claro que su padre es Fernando, pero Julián es parte importante en el núcleo familiar, incluso está presente en los dibujos escolares de la pequeña. En la intimidad él es el auténtico padre de Daniela. A Daniela le cuesta trabajo dormirse, tiene ocho años, por ello Julián se inventa las historias sobre la vida privada de los árboles. Entre historias e historias le va rindiendo el sueño.

La madre de Daniela es Verónica de la que quedó prendado Julián una tarde. Él buscaba piso tras su ruptura sentimental. Mejor dicho, tras ser expulsado de su anterior vivienda por Karla. Julián solo se acuerda de ella cuando echa de menos los libros que se quedaron en su casa.

Verónica estudiaba licenciatura en Arte cuando llegó Daniela. Este hecho desordenó su vida, no terminó los estudios y todo se transformó.

Julián tiene treinta años, es profesor de Literatura en cuatro universidades de Santiago. Imparte clases de Literatura norteamericana y de Literatura hispanoamericana, incluso de poesía italiana. Es profesor, pero el domingo se convierte en escritor. En realidad, es su gran anhelo, ser escritor. No tiene nada publicado. Acaba de terminar un libro breve, pero en el que lleva trabajando desde hace varios años.

El libro nos introduce en el mágico mundo de la creación literaria: sentarte a escribir, llenar páginas y páginas, buscar la corrección, la satisfacción de un buen trabajo realizado, que te convenza. En otros casos no lograr enfrentarte a la hoja en blanco, a la página vacía, sin poder escribir ni un párrafo. La creación también es escucha, cuando te distraen las voces, los diálogos de los otros: “un mar de palabras viajando desde el suelo a la ventana y desde la ventana al oído, a la mano, al libro”. Nuestro alrededor está lleno de historias más interesantes, mejores que las que podemos crear, todas ellas sin orden, sin método, pero reales, como diamantes en bruto, buscando un autor que las pulan y les dé su esplendor.

Entre sus páginas se pasean Paul Auster, Borges, Jeanette Winterson y Wislawa Szymborska.

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Portada de La vida privada de los árboles. Portada de La vida privada de los árboles.

Portada de La vida privada de los árboles.

Sara Heredia Jiménez, alumna de 4º de ESO: "Cuando nos presentaron este libro lo elegí porque tiene poco más de cien páginas, pero el tema me parecía aburrido. La vida de un profesor chileno, todo el día en su casa con su hijastra y el recuerdo de su mujer que le ha dado plantón. Pero fue empezar a leerlo y cada página me gustaba más. Es una invitación al recuerdo, a empezar a escribir no de lo que te inventes, sino de lo que ves, escuchas y sientes a tu alrededor. La gasolina de la creación son los recuerdos, pero en ello toman parte también los recuerdos de lo leído. Ahora comprendo por qué me han recomendado este libro, para que me anime a escribir, pero después de leer, de leer mucho".

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