Cultura

La libertad de quien la ha luchado

  • Miguel Poveda conquista el parque María Cristina con un emocionante recorrido por la copla, el flamenco y los temas de su disco 'Sonetos y Poemas para la Libertad'

Miguel Poveda, durante su recital anoche en el parque María Cristina de Algeciras.

Miguel Poveda, durante su recital anoche en el parque María Cristina de Algeciras. / Erasmo Fenoy

No falla. Miguel Poveda no falla. El cantaor y cantante catalán dio todo de sí en su espectáculo de anoche en el Parque María Cristina, haciendo un recorrido por sus grandes éxitos de la copla, interpretando algunos estilos flamencos y recurriendo a temas de su disco Sonetos y Poemas para la Libertad. Aunque su repertorio ya es conocido por todo su extenso, numeroso y fiel público, el artista lleva a cada ciudad algo especial para remover los sentimientos del respetable. De este modo no quiso despedirse sin hacer sonar el Adivínalo, adivínalo ¿de qué pueblo soy? y tampoco se dejó atrás la banda sonora del nuevo flamenco, La leyenda del tiempo, de Camarón.

Si por algo es admirable Miguel, además de por su talento artístico, es por su generosidad profesional y personal. En la misma mañana del concierto ofrecido dentro del IV Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía presentó Miguel Poveda y amigos, espectáculo previsto para el 25 de julio en el Liceu de Barcelona cuyos fondos irán destinados a la investigación de la lucha contra el cáncer y en el que contará con compañeros como Niña Pastori, Eva la Yerbabuena, Manuel Carrasco o Antonio El Pipa.

Valoramos a Poveda por su versatilidad musical aunque no se debe olvidar que sus inicios y su motor de inspiración fue, y es, el flamenco. De ahí que se le viera disfrutar en las malagueñas y abandolaos, así como en las alegrías, cantiñas y bulerías de Cádiz. A él lo marca la propia experiencia, pues de sobra es sabido que Miguel ha pasado días y días juntándose con los grandes de lo jondo. Desde Rancapino a Luis El Zambo o Moraíto.

Sus vivencias han marcado el devenir de su profesión a la que llegó para quedarse y convertirse en uno de los más relevantes de la nueva época. Le cuestan, por emoción, las seguiriyas y mejora en los tientos y tangos de Triana. A Poveda si se le puede achacar alguna cosa sería cuestión de gustos, porque hacerlo bien, lo hace. Uno de los momentos más especiales sucedió cuando recordó a Lole y Manuel Molina, a quien siempre les unió una gran relación con la ciudad de Algeciras. "Aquí nació Paco de Lucía y está dicho todo" expresó con emoción.

Antes, con chaqueta blanca, se presentó con algunos títulos de su último trabajo discográfico, en el que se acerca a grandes literatos clásicos y de la actualidad. No dejó atrás las influencias de García Lorca en el flamenco con El poeta pide su amor, arrancó la primera ovación con Para la libertad, Guerra a la guerra por la guerra, de Alberti, o No volveré a ser joven, de Jaime Gil de Biedman.

Su libertad, esa que valora y que reivindica siempre, en raza, sexo o religión, nos envuelve de magia cuando muestra sus credenciales en el mar de la copla con A ciegas, En el último minuto y un popurrí de éxitos que entusiasman al millar de seguidores.

El público se rinde ante un artista sin parangón, con un perfil carismático difícil de poseer pero que él guarda y cuida como un tesoro. Su equipo también merece todos los elogios por la profesionalidad que defienden en cada número. Por eso merece minutos de aplausos la guitarra de Jesús Guerrero, o la batería del ilustre Antonio Coronel, piropos merece la percusión de Paquito González, y público en pie para Diego Montoya, Londro y Carlos Grilo por sus jaleos, coros y palmas, y por aportar alegría a la escena. Pero hay que quitarse el sombrero con Joan Albert Amargós, por su piano y dirección musical, por su elegancia y magisterio. Un concierto que sigue concediéndonos, como decía El Lebrijano, "la libertad del agua de los mares, de la tormenta, de la tierra misma...".

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