La interpretación hecha poesía
En el Campo de Gibraltar hay una gran número de rapsodas que siguen manteniendo viva esa corriente iniciada en la Grecia Antigua · La necesidad de conectar con el público, principal motor experimental
La poesía, siempre al servicio de la memoria y la interpretación. Enmascarado en la Grecia Antigua, más allá de aquellos románticos trobadores, nació un concepto conocido como rapsoda. En la Real Academia Española (RAE) se define como "recitador ambulante que en la Grecia Antigua cantaba poemas homéricos u otras poesías épicas", además lo califica como "poeta" o "recitador de versos".
En el Campo de Gibraltar este movimiento homérico se ha dejado sentir a lo largo de los años y resiste fielmente como un pulso a su recuerdo. El Sindicato Nacional de Escritores en la comarca, la asociación Mar del Sur de La Línea, el colectivo cultural Academus o el Ateneo José Román de Algeciras aglutinan la mayoría de estos ilustrados que alzan su voz por encima de los libros.
En la comarca hay rapsodas muy conocidos, como el caso de Juana Mari Moreno o Guy Oliveros, enamorado de Lorca y Machado. En los circuitos literarios también tiene una gran proyección la linense Joaquina Cañadas y su paisano Alfredo Trujillo; desde Algeciras suenan más otros nombres como Ana María Rodríguez Melguizo y María Elena Cosano, José Tello o Marián Pérez, entre otros muchos nombres propios que han sido e irán siendo, poco a poco, parte de esta familia rapsoda.
La delegada en la comarca del Sindicato Nacional de Escritores, Nuria Ruiz, explica que "muchos escribimos, nos dedicamos a ese arte abstracto de enlazar letras para poner la piel de gallina al que nos lee, pero no todos sabemos recitar nuestros poemas". Reconoce que hay escritores que saben engrandecer sus escritos al recitarlos, sean malos, mediocres o buenísimos, pero al recitarlos con la cadencia adecuada, el teatro exacto o la justa expresión del cuerpo, "un poema que podía pasar desapercibido para un auditoria, a veces sordo de sentimientos ajenos, es capaz de levantarlo del asiento y hacerlo aplaudir como si un Pavarotti hubiese terminado de entonar su última obra".
Ruiz agradece que en el Campo de Gibraltar, al igual que se está recuperando el zéjel por una serie de poetas, "por otro lado otro número determinado de escritores siguen manteniendo la tradición del rapsoda griego".
María Elena Cosano es un ejemplo de rapsoda. Para ella es un reto, "un pulso que tengo con mi memoria". Describe la importancia que tiene la proyección de la voz hacia los que escuchan atentamente, así como la mirada que expone a su público. "Si lees la gente se limita a escuchar y para mí, la persona que viene a escucharme, tiene un peso específico muy importante, tiene un gran valor".
Cosano, que empezó a recitar de memoria hace tres años, lleva escribiendo desde que tenía 15, pero nunca se atrevió a dar ese paso. "Ser rapsoda fue una experiencia que se inició como un pulso personal, quería potenciar mi memoria además del intercambio lingüístico".
Alfredo Trujillo, natural de La Línea, reseña que "los poetas nacen, no son gente que se cultive, hay que nacer con el sentimiento". Cuando dio su primer recital ni sabía cómo lo haría ni el resultado. Hace seis años se enfundó la mirada de rapsoda por primera vez. Desde 1984 escribe. "Lo más importante de la poesía es el mensaje que se transmite, debe ser una metáfora en su conjunto. Hay poetas que leen y al final no sabes qué han dicho".
Para Ana María Rodríguez es algo innato, "no se recitar de otra manera". Cuando se enfrenta a un poema le gusta estudiarlo y ver así las posibilidades de interpretación, intentando ser lo más natural posible y sacarle esa sensibilidad que le permita conectar con las personas que están en el público para escuchar. Siempre se ha considerado rapsoda, desde muy pequeña escribía aunque reconoce que no pensaba que le llegaría a alguien. Tras conocer al colectivo Academus y recibir ese apoyo necesario para dar el paso lleva 13 años en el movimiento cultural y sin dejar de soñar.
Este movimiento artístico, desde la Grecia Antigua ha contado con grandes personajes que siendo considerados trobadores eran exactamente el concepto que defienden aún hoy día en la comarca. Homero se considera un rapsoda, ya que recitaba sus obras y viajaba elevando sus teorías por los pueblos, así como los sucesos del pasado resaltando a las grandes figuras. Sus palabras desengranaban detalles de la historia de las zonas en las que recalaban, así como hazañas y triunfos. Se sujetaba a un texto sin improvisar, y Homero cual rapsoda era poseedor de una memoria prodigiosa. "Todos nos dedicamos al arte de la escritura pero no todos somos capaces de recitar, de memoria, ni siquiera nuestros propios poemas", apunta Ruiz.
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