Para conocer a un hijo ilustre

El ateneo José Román de Algeciras acaba de aportar su grano de arena para colocar en el primer plano la importancia de un algecireño ilustre, menos conocido de lo que merece su figura. Se trata del filósofo Adolfo Sánchez Vázquez. Sánchez Vázquez está considerado uno de los pensadores en lengua castellana más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.

La contribución del ateneo es humilde, pero importante y muy interesante. En ardua labor, Manuel Gómez de Barreda, socio del colectivo, ha recopilado en el blog de la entidad, http://ateneodealgeciras.blogspot.com/, todas las informaciones y referencias que ha encontrado en la red de Sánchez Vázquez. De tal forma ha creado una suerte de cuaderno de bitácora del algecireño de todo punto recomendable para aquellos que quieran acercarse a su vida, su obra, su pensamiento, su figura.

Al ateneo y en concreto a Gómez de Barreda les ha guiado un espíritu crítico. El autor del trabajo se refiere a Sánchez Vázquez como un "mero nombre" y advierte que su intención es tratar de que deje de ostentar sólo esta condición. "Esperamos que sirva de punto de partida para que las instituciones locales y regionales hagan algo por dar a conocer su figura, ya que apenas se encuentran referencias suyas en Algeciras ni en el resto de Andalucía", explica la asociación, que censura que en la red algecireña de bibliotecas sólo exista una de sus obras, Filosofía de la praxis, y únicamente un ejemplar.

Es difícil abordar a Adolfo Sánchez Vázquez, por sus múltiples aristas y por su ingente producción vital. A vuela pluma es necesario saber que nació en la calle Ríos de Algeciras en 1915, de padre algecireño y madre sanroqueña, y vivió en Málaga desde los diez años. Tras la Guerra Civil se vio condenado al exilio y desde entonces, tras pasar por Francia, vive en México. Es un maestro de filósofos a ambos lados del Atlántico, heredero del siglo de oro del pensamiento español.

Sánchez Vázquez conoció el marxismo de la mano de un tío de Algeciras y su marxismo crítico le hizo separarse del oficial. Fue uno de los pocos intelectuales de izquierdas que cuestionó el régimen soviético. Su labor al estudio de esta doctrina ha sido reconocida internacionalmente. Su producción no sólo es filosófica, sino también literaria. "Mi vocación primera era literaria", llegó a decir quien publicó sus primeros poemas de la mano de Rafael Alberti en Octubre y fue amigo de Miguel Hernández y Pablo Neruda.

Para el algecireño, las obras de los autores del exilio siguen siendo poco conocidas a causa de una política oficial de olvido. No obstante, sí ha obtenido reconocimientos. En 1989 fue condecorado con la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, es Doctor Honoris Causa por múltiples universidades -entre ellas la Nacional Autónoma de México, de la que es catedrático emérito-, Premio Nacional y María Zambrano de la Junta.

De su infancia comenta que tiene vagos recuerdos. Una calle de El Rinconcillo lleva su ilustre nombre.