"Siempre tuvimos claro que nuestro sueño era sonar como Pata Negra"
José Muñoz. Guitarrista de Estopa
El dúo de Cornellá se encuentra inmerso en plena gira de su último trabajo, 'Rumba a lo desconocido', que el 8 de julio traerá a Tarifa y este viernes presentará en Sevilla
-Hay artistas que opinan que los discos son sólo un pretexto para poder subirse a un escenario, ¿se cumple esta afirmación en el caso de Estopa?
-Para nosotros componer una canción es lo más emocionante que hay, pero grabar un disco es muy divertido, aunque la finalidad siempre es poder tocarlo en directo. Los discos se han convertido ahora en tu carta de presentación, pero todo lo que los envuelve es muy importante y nosotros tratamos de darle a cada cosa su sitio, sobre todo a la composición.
-El título de este trabajo, Rumba a lo desconocido, parece sugerir que se dirigen a algún lugar que no les es familiar, aunque lo cierto es que este disco suena más a Estopa que nunca.
-La verdad es que en el anterior álbum buscábamos un sonido perdido, por eso coqueteamos con el sonido electrónico y buscamos otras vías. Pero con este disco hemos vuelto a los sonidos de siempre y eso nos convierte en los Estopa del principio. Las rumbas suenan más a rumba y las canciones rockeras tienen más marcado ese estilo. Eso se explica por nuestra forma de componer. Al hacer una canción no pensamos que vaya a formar parte de ningún disco, cuando tenemos 30 ó 40 temas elegimos 12 y montamos un álbum.
-Es una forma de trabajar que elimina la presión.
-Totalmente. La presión en el arte no es buena, cada cosa debe tener su tiempo y un disco está cuando está, sin ninguna fecha de caducidad.
-Estopa hace rumba catalana pero ¿su ascendencia extremeña puede haberle otorgado a este estilo una personalidad propia?
-Nuestros padres son extremeños y la cultura con la que nos hemos criado es muy autóctona. Aunque lo que nos ha moldeado ha sido la música que nuestro padre nos ponía de pequeños, como Los Chichos o Camarón, mucha rumba flamenca sin tener sello catalán. Aunque el acento catalán siempre ha estado ahí porque también escuchábamos a Peret y a Los Amaya. Como la rumba es un palo del flamenco que en sí mismo tiene muchas variaciones, nosotros hemos bebido de todas. Por eso uno de nuestros referentes es el grupo Pata Negra, con Raimundo y Rafael Amador. Siempre tuvimos claro que nuestro sueño era sonar como ellos, aunque eso son palabras mayores.
-Para dar un giro a su rumba urbana decidieron incluir el rock, pero Estopa siempre remite a Estopa.
-Nuestra voz es muy fácil de identificar y tampoco tenemos muchos más matices a la hora de cantar. O lo hacemos de manera más tranquila o vamos a degüello, esas son nuestras dos vertientes. Cuando nos dicen que hemos conseguido lograr un sonido para nosotros no ha sido difícil, sólo hemos puesto nuestro corazón y cariño.
-En el anterior trabajo sus canciones eran más introspectivas pero con Rumba a lo desconocido vuelven a sus letras más críticas.
-Ahora hemos incluido la crítica social, porque intentamos quitarle a la gente esas gafas que les ponen para que vivan en una realidad alternativa. Ahora con tanto fútbol y prensa del corazón la sociedad se olvida de los recortes en educación y sanidad o de la corrupción y para mí eso es lo básico. Lo demás es para abstraerse y pasárselo bien, pero no todo el rato se puede estar abstraído.
-Su lenguaje es sencillo y directo, ¿es la clave de su éxito?
-La gente se siente identificada porque cada persona le da su propio significado a nuestras canciones, aunque sea una idea totalmente diferente a la que nosotros teníamos cuando las compusimos. Pero esa es la magia de la música.
-Aunque sus canciones siguen siendo, en su mayoría, alegres, han pasado de cantarle a la raja de una falda a la corbata de un político. ¿Ha madurado Estopa?
-La verdad es que la vida con rumba se pasa mejor y es mucho más saludable. Han pasado 17 años desde el primer disco y claro que hemos madurado. Ahora estamos en otra etapa de la vida y nos gusta más hacer canciones reflexivas, de crítica social e incluso de sátira, la época de los porros ya pasó.
-Una de sus canciones habla de "cuando parece que te estén llamando a la cara tonto y tú tan contento". ¿Podría definir esta frase la situación actual del país?
-La verdad es que sí. Lo que parece que hacen es reírse de nosotros y nos lo dicen en la cara y eso indigna muchísimo. Todos pagamos nuestros impuestos, pero los que más tienen se buscan la manera de pagar menos y eso molesta a los que cumplimos religiosamente. Al final se nos queda cara de tontos y de indignados, aunque ahora parece que van saliendo muchas cosas a la luz.
-De origen catalán, ¿qué opinión le merece todo lo montado en torno a la independencia?
-Para mí lo importante son los recortes que se están haciendo en Cataluña y nadie dice nada porque lo que interesa es la independencia. Creo que le están dando demasiada importancia a algo que no nos va a dar de comer. Lo que llena los estómagos a los que menos tienen son las ayudas sociales y eso es por lo que hay que luchar. Lo primero a debatir entre los partidos y la carta con la que jugar no puede ni debe ser la independencia.
-A la hora de elaborar su trabajo han contado con la participación de los seguidores, una práctica cada vez más en alza.
-Las herramientas que tenemos ahora facilitan el contacto directo con tus seguidores y eso hace que los puedas hacer partícipes de la elaboración. Ahora en vez de hacer una reunión en la barra de un bar y debatir, nosotros hacemos una tormenta de ideas un poco más global. De ahí elegimos las que más nos gustan y la verdad es que algunas sorprenden porque se ve que les han dedicado su tiempo.
-¿El éxito da carta blanca?
-Siempre la hemos tenido. El primer disco lo hicimos sin que viniera nadie de la compañía a darnos las pautas y como funcionó nos dejan tranquilos cuando estamos grabando.
-¿Se les ha vuelto a aparecer el del medio de Los Chichos?
-La verdad es que no. Para nosotros el del medio de Los Chichos es como si el sueño se hubiese hecho realidad y nos hubiese dado su poder de hacer la rumba. Es como un pacto con el diablo, en este caso con Jero, que era el Dios de la rumba.
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