Rubén Pinar pasea una oreja de peso en la plaza de Santander
La terna se estrella con una corrida mansa de Bañuelos. Luque destaca con el capote
El albaceteño Rubén Pinar cortó ayer una oreja de mérito al tercer toro de la mansada de Bañuelos, un toro desclasado de Bañuelos al que el de Tobarra logró imponer su firmeza y sortear gañafones y dudas de toro en la sexta de la feria.
Pinar lanceó a pies juntos y quitó muy ceñido por chicuelinas. Entendió bien al toro, que se rebrincaba y punteaba los engaños. Bajó la mano el de Tobarra y obró el milagro del temple. Faltó algo de ceñimiento pero aportó Pinar valor y frescura. Con la zurda protestaba el de Bañuelos y volvió a la derecha para, en tres tandas con el toro aún a peor, poner de acuerdo al tendido pese a los gañafones del toro. Mató de estocada caída fulminante y cortó la oreja. El sexto fue un toro rajado que acabó con la paciencia del público tras el pobre juego de la corrida burgalesa y que tampoco permitió a Pinar más que poner ganas y tratar de robar pases pegado a tablas.
Francisco Marco recibió un susto de salida al vencerse el manso toro que abrió plaza por el lado derecho. Salió suelto del caballo el animal burgalés aunque tomó dos puyazos sembrando el pánico luego entre los banderilleros. Resultó reservón y áspero el toro y, a las primeras de cambio, se echó a los lomos al torero navarro cuando apenas éste había tomado la muleta. Valeroso Marco, que lo intentó y expuso ante el manso. Se fue el navarro a portagayola en el cuarto, donde recibió a un toro algo de agujas y mansurrón. Molesto para el torero en la muleta, gazapón, no permitió a Marco más que dos tandas.
Daniel Luque se estrelló ante un manso pregonado que hizo segundo, bizco, bien armado y mal lidiado, que salió suelto de capotes y se rajó pronto. El animal de Bañuelos hizo caso omiso a la muleta de Luque y se pasó la faena huyendo sin dejarse dar un pase. El quinto, el de mejores hechuras del encierro, permitió a Luque lancearlo con gusto.Luque y Pinar compitieron por delantales en quites. Inició Daniel por bajo el trasteo abrochando con una gran trincherilla a un toro flojo y mirón por entonces. Lo mejor fue un circular invertido de largo recorrido y rematado.
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