filosofía

Emilio Lledó: "Este libro es una pasada"

  • La Fundación Lara y el Centro de Estudios Andaluces publican 'Palabras en el tiempo', un abecedario filosófico sobre el pensador sevillano firmado por Cipriano Játiva

Los filósofos Cipriano Játiva y Emilio Lledó, durante la presentación de 'Palabras en el tiempo' en el Hotel de las Letras.

Los filósofos Cipriano Játiva y Emilio Lledó, durante la presentación de 'Palabras en el tiempo' en el Hotel de las Letras. / C.C.

Para el filósofo y escritor Cipriano Játiva (Albacete, 1969), EmilioLledó ha ejercido de “maestro en el más amplio sentido de la palabra”. Estrictamente, Játiva fue alumno de Lledó durante no mucho tiempo, aunque bajo su dirección escribiría su tesis sobre María Zambrano.

A pesar de que mantienen el contacto y hablan a menudo, ambos llevaban quince años sin verse. Parece una de esas amistades de las que hablaba Borges, indemnes al tiempo transcurrido y capaz de olvidar mencionar “detalles” como que una de las partes se ha casado. Y, de hecho, el sentido de la amistad, la phillia –también mencionada por Ignacio Garmendia, de la Fundación José Manuel Lara, durante la presentación– fue uno de los puntos principales de la charla que tuvo lugar en el Hotel de las Letras de Madrid para hablar de Palabras en el tiempo: abecedario filosófico de Emilio Lledó,  título, firmado por Cipriano Játiva y publicado por la Fundación Lara y el Centro de Estudios Andaluces (CAE).

“Gracias a Cipriano, este libro es una pasada”, apunta Lledó, miembro de la RAE, autor de títulos fundamentales del pensamiento contemporáneo y, entre otros muchos reconocimientos, premio Princesa de Asturias de la Comunicación y Humanidades en 2015.

“Puedo decir sin la menor retórica que para mí esta ha sido una feliz sorpresa –continúa–. Gracias a Cipriano soy un paciente feliz, si es que es posible esa construcción. Un libro como Palabras en el tiempo supone un esfuerzo y un entusiasmo sorprendentes:yo mismo me he visto como un personaje extraño, aunque no aprecio como disparatadas las cosas de ese señor al que llamáis don Emilio”.

En su prólogo de más de ochenta páginas, destaca EmilioLledó, Játiva nos hace pensar en el concepto de symphatia en griego:la afinidad:“A estas alturas de la vida –explica el filósofo sevillano–, he sentido el latido de los amigos en distintas ocasiones, he ido comprobando cuán cierto era ese lema de Aristóteles, que decía que la amistad era lo más necesario, ananké, lo más urgente y dador de vida. Y he sentido esa cualidad de la amistad al leer este libro, aunque los pasajes de don Emilio a veces me los he saltado”.

"No podemos dejar de luchar por la igualdad, la justicia, la belleza, la verdad"

Durante la presentación de Palabras en el tiempo, el pensador volvió a recalcarla importancia de la presencia de los nombres clásicos en la educación:su particular lucha. “Cada vez que vuelvo a leerlos, aprendo cosas nuevas y menos me dejo llevar por mis propias ideas, por el pobre y triste monólogo que llevamos nosotros mismos”, añade.

“Los griegos defendían esa idea de una única educación en manos del Estado, que se ha interpretado muchas veces como una idea totalitaria, aleccionadora, pero no era esto lo que se proponía, sino una educación extensa–explica–. Hay que luchar por una enseñanza pública donde no sea el dinero el que decida. Recuerdo esos maravillosos institutos públicos de Alemania... Con esa oferta, ¿quién se iba a atrever a abrir un colegito para los papitos de los niñitos?”.

La lectura de Palabras en el tiempo ha supuesto también para Emilio Lledó un “tránsito continuo por recuerdos y memorias”. Lledó, que tiene 91 años, vivió la Guerra Civil y la posguerra en Alemania tras el 45. Vio Frankfurt destruido. Vivió en Munich, “la belleza, y también sobriedad, la pobreza, del Berlín oriental, que contrastaba con el otro lado... Cuando cayó el muro, lo único que querían esas dos Alemanias tan distintas era unirse. No entiendo las separaciones: me parecen monstruosas”.

“Para Platón, el hombre es enemigo de todo y, sobre todo, de sí mismo. La política, decía, está muy a menudo en manos de ignorantes que, encima (esto es lo realmente grave), tienen poder. El político –continúa Lledó– tenía que ser decente porque, si no, destrozaba la ciudad. Llega un momento, cuenta Platón, en el que ha dicho tantas mentiras que su mente se corroe”.

Frente al momento actual, Emilio Lledó sugiere optar por una “melancolía esperanzada”. La época no es optimista pero “no hay que recrearse en la tristeza, sino luchar por la posibilidad social de esos mitos verdaderos de justicia, verdad, belleza y lucha por la igualdad”.

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