Turismo de otoño

Conil vive un segundo verano

La familia Vanlingen con la directora del Hotel Almadraba.

La familia Vanlingen con la directora del Hotel Almadraba. / D.C. (Conil.)

La localidad de Conil multiplica en verano por cuatro su actual población que ronda los 23.000 habitantes, llegando a rondar los 100.000 en el mes de julio y agosto.

Precisamente, esa masificación es la que no quiere el turista internacional, que busca pueblos pequeños para convivir con sus gentes e integrarse con ellos. Así, lo demuestran las estadísticas aportadas por la Oficina de Turismo, situada en la calle Carretera, en pleno centro de esta localidad jandeña.

Según exponen desde la Oficina de Turismo “Conil, conocido por su hermosa costa y su encanto natural, se ha convertido en el destino predilecto para los turistas de Europa del norte, alemanes,  franceses y holandeses, entre otros, en los meses llamados de temporada baja”.

La estrategia de Conil para atraer este tipo de turismo se centra en ofrecer experiencias únicas y atractivas, alejadas de la masificación y con precios más económicos. Una de las principales atracciones es la variedad de las rutas gastronómicas  que tienen lugar durante todo el año.

Así, están la Ruta de la Huerta,  de marzo a abril; la Ruta del Atún, de mayo a junio; la Ruta de la Tapa en septiembre y la Ruta del Retinto,  en el mes de diciembre. Además este año se han organizado otras dos rutas, la Ruta del Pescado, entre finales de septiembre y principios de octubre, y la reciente Ruta del Garbanzo celebrada el mes pasado de octubre. Con estas rutas los restaurantes ofrecen platos auténticos de la región, productos de la huerta de Conil, pescados frescos y carne de la raza retinta.

Además, Conil se considera un paraíso para los amantes de la naturaleza, para ello se han realizado rutas ornitológicas, llevadas a cabo por distintos grupos ecologistas, donde los entusiastas de la observación de aves pueden disfrutar de las aves migratorias.

Por otro lado, la localidad cuenta con una red de senderos, tanto por la costa, como por el interior del municipio, ofreciendo vistas impresionantes, ya que se pueden visualizar a través de los senderos geolocalizados, pudiéndose realizar tanto caminando como en bicicleta.

Igualmente, Conil cuenta cada vez más con una selección de hoteles y campings  que permanecen abiertos  durante el otoño y el invierno.

El Patronato Municipal de Turismo está programando una programación de festivales tanto de música, con artistas locales que actúan en las plazas del pueblo. El programa anual de cine, que incluye proyecciones durante todo  el invierno, otoño y primavera, como aula de cine para jóvenes, concursos de cortometrajes y el festival  de cine en primavera.

Otra de las ofertas es la Semana Internacional de la Ciencia.  Con planetario, exposiciones, talleres y visitas guiadas, ya que Conil cuenta también con el  Parque de los Planetas.

No acaba aquí la oferta a los turistas, ya que desde el Patronato organizan todos los meses de verano visitas a pie, para conocer el centro cultural del pueblo, esta oferta se ha tenido que ampliar en los meses de invierno.

También se cuenta con visitas a almazaras y bodegas, donde pueden conocer el proceso de producción del vino y del aceite.

En cuanto al turismo activo, se ofrecen rutas a caballo,  clases de surf, circuitos de kart, un parque de tirolinas aprovechando los pinares de Roche. Por su lado, el turismo deportivo permite realizar competiciones que atraen tanto al turismo nacional como al internacional

Para que no falte de nada, el flamenco juega también una importante baza. Al principio sólo se tenía un espectáculo a la semana, ampliándose a varios días.

Si se quiere aprender idiomas, también son varias las academias que han comunicado que han notado un incremento de alumnos holandeses. Un incremento que también se ha dejado notar en los nómadas digitales. Una iniciativa que permite trabajar de manera remota, pudiendo combinar la actividad laboral con el disfrute de un entorno excepcional. Conil cuenta con  cooworkings para ello.

Según los datos aportados por las consultorías que tiene la Oficina de Turismo, el número de visitas de turismo internacional en el mes de septiembre fue de 19.600  personas y en el mes de octubre de 22.500.

Muchos de ellos llegan buscando hoteles, pensiones, alojamientos y campings, ya que los niveles económicos van desde las familias más pudientes, a las de clase media, aunque con sueldos superiores a los que se ofertan en nuestro país.

Uno de esos establecimientos es el Hotel Almadraba, situado en la calle Señores Curas, cuyos clientes son principalmente turistas centroeuropeos, Alemania, Países Bajos y Suiza, entre otros. La media de edad de su clientela ronda los cuarenta años, de clase media alta, muchos de ellos son fieles al destino y al establecimiento, vienen todos los años.

Según ha apuntado su directora, Lola Caro, viajan a Conil porque les encanta el pueblo, su entorno natural, las playas, pinares, acantilados, y “se maravillan con la idiosincrasia de sus gentes, éste es un valor de los más importantes, se sienten como en su casa”, ha expuesto.

La gastronomía es otro de los alicientes que atrae al turista europeo, ya que Conil produce una amplia gama de productos como el pescado de la lonja, el atún de almadraba, los productos de la huerta, el Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE), el retinto, los garbanzos y además han conseguido que “ésta materia prima sea tratada con unas maravillosas manos de profesionales de la cocina, que es la combinación perfecta para que nuestro pueblo se coloque como un destino gastronómico muy relevante”.

Cuando los extranjeros les visitan, normalmente es en temporada media y baja, ya que en pleno verano, hace mucho calor para ellos, buscan este clima de primavera y otoño.

Según expone Lola Caro, su establecimiento todavía no ha alcanzado las pernoctaciones de extranjeros prepandemia. Asegura que “hemos superado con respecto al año anterior, pero el incremento va despacito”. Entiende que “las causas son las conocidas por todos, principalmente económicas”. También cree que “la localidad necesita de más comodidad en medios de transportes públicos desde los aeropuertos más cercanos, en la actualidad, vienen en coche de alquiler, o taxi principalmente, pero el que no se puede permitir eso, en bus es una aventura de mucho tiempo”.

Sus clientes buscan hacer actividades, disfrutar de la playa, rutas por la sierra, por la Bahía, la comarca de la Janda, disfrutar del flamenco, espectáculos con caballos, aprovechar las rutas gastronómicas, o conocer lugares como el Centro de Interpretación del Olivar ‘Mare Oleum’, situado en El Palmar. Ha sido un descubrimiento para sus visitantes, ya que se realizan catas de Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) en un lugar privilegiado con unas vistas impresionantes, donde conocen desde la historia, orígenes, variedades y propiedades. “Les cautiva el conocer y descubrir un producto tan nuestro y a la vez tan desconocido, un nuevo recurso turístico en la comarca, el Oleoturismo”, asegura Caro.

Uno de sus clientes más fieles es la familia Vanlingen. Según apunta, Lola Caro, fue Hans Vanlingen, una persona jubilada que llegó hace años a su establecimiento desde Utrecht, en Holanda, quedando enamorado del lugar, y sintiéndose como en familia con la dirección del establecimiento.

Hans se hospedaba por largas temporadas, unos tres meses en primavera y desde principios de septiembre hasta el mes de noviembre que es cuando cierra el hotel para descansar. De ese tiempo que se pasaba en el establecimiento se fue creando un vínculo que hizo que empezase a llegar toda la familia, sus hermanos, sus sobrinas, sus amigos. Incluso, en una Navidad, fue Lola Caro la que se desplazó a Alemania para darles una sorpresa en esas fechas tan especiales. Esa familiaridad ha ido fortaleciéndose con el paso de los años.

La pena de Lola, es que Hans, que aún vive, tiene una enfermedad pulmonar que le impide viajar en avión. De vez en cuando le pide fotos y que le cuente cómo les va, a los empleados, a ellos, a sus hijos, a Conil interesándose de cómo está el pueblo, nutriéndose “de su Conil, de su hotel y de su familia, con lo que le cuento”.

La cuñada de Hans, Lyda Vanlingen, que ha sido clienta con su marido en este establecimiento, este año ha enviudado. Eso no la apartado de volver a Conil, y estar con esta segunda familia, con la que incluso ha compartido fotos en uno de los patios del hotel.

Su marido, que era pintor de acuarelas en la playa, aprovechaba los paisajes de Conil para plasmarlos en sus pinturas. Tanto fue su vínculo con la localidad que ha pedido tener su descanso eterno en el municipio.

Lola Caro, asegura que hablar de los Vanlingen es como hablar de un abuelo o de sus hijos. “Es algo muy parecido”. Según han expuesto en diversas ocasiones, lo que les gusta de esta localidad es el trato familiar, el clima, la playa, los atardeceres, la paz que se respira, la luz, que es de lo que más disfrutan para leer y pintar. “Les atrae muchísimo, les encanta”, asegura.

A Lyda, según apunta Caro, “le gusta mucho sentarse en alguna plaza, en un banquito, y hablar con la gente del pueblo, del Barrio de Pescadores, la gente de aquí que le puede contar historias”.  Asegura que entiende el castellano, aunque poco, y busca en el móvil algunas expresiones que no le suenan y que ni Google le encuentra significado, ya que son muy de tierras gaditanas.  Cada vez que puede, como los platos típicos, y los productos que se hacen en fechas señaladas como la Semana Santa, y “saber de nosotros”.

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