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El umbral de una frontera invisible

Un camión escáner de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria detecta cargamentos de armas y materias radiactivas en Andalucía El vehículo de Aduanas opera en el puerto de Algeciras

El umbral de una frontera invisible
Óscar Lobato Algeciras / Corresponsal De Defensa

02 de marzo 2014 - 01:00

Llegaron a Málaga desde la India, tras cruzar la frontera con Francia. Se trataba de una partida de bandejas, destinada a una firma andaluza, especializada en menaje para restaurantes.

La empresa importadora vendió varias de esas bateas en España, pero le llegó un pedido de Turquía y decidió atenderlo. Sólo un problemilla: las bandejas eran radiactivas. Estaban contaminadas con cobalto-60, un veneno invisible y persistente.

La expedición de esa carga letal acabó en unas dependencias de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (AEAT), del puerto de Algeciras. Un lugar denominado Centro de Reconocimiento No Intrusivo, que actúa como umbral de una sofisticada frontera invisible.

Cuando el embalaje de bandejas radiactivas fue sometido a control, las alarmas saltaron y los funcionarios de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera de la AEAT, supieron que se encontraban ante un nuevo reto.

En los últimos nueve años, se han registrado una docena de alarmas por mercancías radiactivas no declaradas en territorio español, según un documento del Departamento de Aduanas y Seguridad de Fronteras de los EEUU, impulsor de la iniciativa Megaports. Y los incidentes más serios de esa lista, han reflejado la eficacia de los funcionarios de la AEAT en el puerto algecireño.

Como sucedió, por ejemplo, en enero de 2012, cuando era detectado e interceptado un contenedor, con treinta toneladas de arena contaminada radiactivamente, cuyo siguiente punto de destino era Sevilla .

podría parecer simple casualidad. Al fin y al cabo, Algeciras figura en vanguardia de los puertos europeos. Sólo el último año, movió 91 millones de toneladas de mercancías y cuatro millones y medio de contenedores TEU.

Pero meses después de esa actuación, el centro de reconocimiento en Algeciras registraba una otra nueva alarma de similar tenor. Esta vez, se trató una partida de gavillas de hierro trenzado para encofrados de construcción, llegadas a Algeciras y con destino final a Holanda.

El centinela de esa frontera invisible es un cancerbero electronic. Su nombre: Mercedes Atego 2045. Aunque no es una mujer; sino un camión de dicha marca y modelo, con veintiséis toneladas de peso. Sus doce metros de longitud por cuatro de altura, están pintados con el azul y blanco de las Aduanas españolas. Y el cerebro de ese vigilante tecnológico lo constituye una sofisticada estación móvil de escáner HCVM (acrónimo inglés del proceso de Visualización de Alta Resolución por Cromatografía y Espectrometría de Masas).

El vehículo lo opera un reducido grupo de especialistas de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera (DAVA), encuadrada en la Agencia Estatal de la Administración Tributaria del Ministerio de Hacienda.

José Carlos Arobes Aguilar-Galindo, Jefe de la Dependencia de Aduanas e Impuestos Especiales para Andalucía, explica que: "estos funcionarios, además de recibir un curso de formación de manejo del camión y su equipamiento, siguen otro impartido por el Consejo de Seguridad Nuclear. Así aprenden detectar isótopos radiactivos y activar los procedimientos de seguridad, tras un descubrimiento de material contaminado, en tanto llegan los técnicos del CSN".

Pese a tratarse de un vehículo voluminoso, resulta casi imposible ver a este escáner móvil en el área de inspección fronteriza del puerto algecireño.Generalmente, opera dentro de una zona de acceso restringido. Su refugio es una nave con gruesos muros de hormigón, techos elevados, grandes puertas metálicas rojas y 1.500 m² de superficie.

Al interior de esa instalación, sólo acceden cargamentos previamente citados por Aduanas. Una vez dentro , el chofer del camión y el transitario de la mercancía hacen entrega de la documentación del vehículo y el manifiesto de carga, para abandonar seguidamente el recinto. El Centro de Reconocimiento cierra entonces sus puertas y se inicia el reconocimiento de carga. Esta clausura se realiza para evitar la dispersión de radiación. Es más, el reconocimiento sólo puede seguirse desde la estación monitora del sistema, o desde el interior del propio escáner móvil, cuya carrocería está especialmente blindada.

Dentro de esa nave, sólo quedan los especialistas fiscales, a quienes se suman hoy el Jefe de la Dependencia de Aduanas en Andalucía, José Carlos Arobes; y el Jefe Adjunto Regional de Vigilancia Aduanera, Javier Bello; ambos en visita de inspección.

Una estridente alarma electrónica inunda ahora la nave y se activan unas luces centelleantes, en los gálibos del Mercedes Atego.

Ese el inquietante aviso de que la inspección ha comenzado.

El camión escáner tiende sobre el remolque a examinar, un brazo articulado con un pórtico detector, y comienza a avanzar a una velocidad de siete kilómetros/hora. Mientras, va desplegando su grueso cordón umbilical, un cable eléctrico de alimentación, colgado de una catenaria.

El Mercedes obtiene entonces una radio-cromatografía del vehículo inspeccionado y llega el turno de los especialistas de Aduanas, resguardados en la estación de monitoreo.

Los aduaneros Melchor Galindo, Inmaculada Díaz, y José Luis Vázquez; se abisman ante sus terminales, escrutando imágenes y confrontando los datos de consignación del cargamento, que aparecen en otras pantallas auxiliares.

Los terminales informáticos muestran algo parecido a una imagen espectral del cargamento examinado, pero la atención funcionarios de la AEAT se centra en las zonas coloreadas de esa presentación radiográfica.

La lectura electrónica combina la acción de los rayos X del escáner, de un espectrómetro de masas y de un cromatógrafo. El colorido generado por este último, sirve a los especialistas de Aduanas para identificar la naturaleza de la carga transportada (naranja: material orgánico, verde: metales ligeros aleados a otras materias, azul: metales pesados…).

La estación de monitoreo del Centro de Inspección No Intrusiva aloja además otras terminales y pantallas de control. Desde aquí, se controlan hasta quince pórticos detectores, emplazados en las salidas de las terminales de contenedores que, tanto la firma danesa Maersk, como la surcoreana Hanjin Shipping, poseen en este puerto.

Tales estructuras alojan células lectoras, que alertarían a los aduaneros de la presencia de material radiactivo en las cargas acarreadas. Un último y más sofisticado pórtico detector, se alza en la calle de acceso al recinto de este centro.

Entre treinta y cuarenta remolques con contenedores, afrontan diariamente esta inspección. Son seleccionados en virtud de la información contenida en las redes del iniciativa internacional Megaports, para control del tráfico marítimo de mercancías. Una tarea considerable, aunque debe tenerse en cuenta que el puerto de Algeciras, registró un tránsito superior a los 250.350 camiones, durante el pasado 2013.

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