Pilar Cernuda
La mayor corrupción jamás conocida
Creada en diciembre de 2008, la Operación Atalanta fue la primera misión naval de la Unión Europea, nacida para combatir la piratería somalí que asolaba el Golfo de Adén y el océano Índico, donde entre 2008 y 2009 se llegó a registrar un ataque cada dos días. Los piratas secuestraban buques mercantes y pesqueros, trasladándolos a la costa somalí para exigir rescates que llegaban a cuatro o cinco millones de libras, con tripulaciones retenidas durante años. A día de hoy, la misión ha evolucionado hacia un mandato más amplio de seguridad marítima, con tareas de vigilancia, capacitación de fuerzas locales y colaboración con el Programa Mundial de Alimentos para garantizar la llegada de ayuda humanitaria a Somalia.
El capitán de Navío Fernando García Rodríguez, que fue comandante Naval de Algeciras entre 2023 y junio de 2025, es el jefe de Estado Mayor de la Operación Atalanta y este jueves ofreció en el almuerzo-coloquio organizado por el Propeller Club de Algeciras una detallada exposición sobre la seguridad marítima en el océano Índico occidental y los retos actuales en esta estratégica región.
España ha sido un actor clave desde el inicio. Tras la salida del Reino Unido de la UE, en 2019 el país asumió el liderazgo de la operación y trasladó su Cuartel General a la Base Naval de Rota, donde actualmente trabajan 101 personas de 18 nacionalidades. En total, la misión cuenta con 369 efectivos de 21 países, incluidos socios externos como Serbia, Montenegro, Corea del Sur y Colombia.
La Operación Atalanta ha operado junto a otras misiones internacionales impulsadas por la UE, la OTAN y Estados Unidos, además de contar con la colaboración de China, India y Rusia en el marco de la iniciativa Shade, foro de coordinación para la lucha contra la piratería y el intercambio de información de seguridad marítima.
Las medidas de protección implementadas en los buques que navegan por estas aguas, que abarcan una costa similar a la que hay entre la península ibérica y el norte Noruega, como el uso de seguridad privada, alambre de espino o mangueras de agua a presión, y la acción militar internacional consiguieron reducir drásticamente la piratería en la zona. “Hoy la amenaza pirata está contenida, aunque no erradicada”, explicó el capitán de Navío. “El riesgo es bajo en el Golfo de Adén y moderado frente a Somalia, donde el acceso a armas y embarcaciones sigue siendo fácil en un Estado fallido con graves tensiones internas”, destacó.
Aunque la piratería somalí ha disminuido, las organizaciones criminales locales se han desplazado hacia otras actividades ilícitas, como el tráfico de armas, drogas, personas y carbón vegetal. El actual contexto geopolítico añade nuevos desafíos: los ataques de los hutíes en el mar Rojo, el interés de Etiopía por obtener una salida al mar, los acuerdos de Turquía con Somalia o la creciente presencia de actores internacionales en la zona. La pesca ilegal por parte de barcos chinos es otro de los factores que entran en juego en este teatro de operaciones.
En este escenario, Atalanta coopera con otras misiones europeas como Áspides, centrada en la protección frente a los hutíes y la defensa de la navegación comercial.
Desde su cuartel general en Rota, la Operación Atalanta actúa como herramienta estratégica de la UE en el océano Índico, coordinando esfuerzos con Europol, Interpol y los gobiernos de la región. Su labor incluye monitorear la flota con la que Rusia intenta evadir las sanciones impuestas por la invasión a Ucrania —la llamada shadow fleet—, apoyar a la industria marítima y desarrollar capacidades navales locales. El presupuesto con la que cuenta la misión es de unos 7 millones de euros anuales.
“Atalanta es más que barcos”, subrayó García Rodríguez. “Es una red de cooperación que combina diplomacia, seguridad y desarrollo. Si la UE no estuviera presente, otros llenarían el vacío, y no sabemos con qué intereses”, destacó.
La situación en esta zona caliente se ha estabilizado en los últimos tiempos. El tráfico de buques por el mar Rojo se ha incrementado en el último mes con respecto al cabo de Buena Esperanza, aunque el jefe de Estado Mayor de la Operaición Atalanta destaca que aún no es un indicador claro y que habrá que observar la evolución en los próximos meses.
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