París, Madrid, Huesca, Cádiz, Málaga, Sevilla, Marbella, Algeciras, San Roque y La Línea de la Concepción son los lugares de procedencia de las veinticinco obras inéditas que componen la exposición homenaje a José Cruz Herrera cuando se cumple el 50º aniversario de su fallecimiento. La muestra se inaugura este viernes, a última hora de la tarde, en el museo que lleva su nombre en su ciudad natal.

Uno de los atractivos de estos cuadros es que proceden en su totalidad de colecciones privadas, por lo que son absolutamente desconocidos y muestran a un Cruz Herrera en sus diferentes facetas, como pintor costumbrista, de retratos, paisajista y, por supuesto, donde mejor despliega su magisterio, en las temáticas orientalistas. Mercedes Corbacho, licenciada en Bellas Artes, especializada en restauración y directora del Museo Cruz Herrera explica que, en los últimos seis años, coleccionistas particulares han ido contactando con ella para certificar que tenían obras originales del artista linense. Luego, tras un largo trabajo en la sombra, Corbacho ha logrado que estas pinturas sean cedidas temporalmente para exponerlas en La Línea hasta el 31 de enero de 2023, fecha en la que finaliza esta muestra.

Exposición 'Inéditos' en el Museo Cruz Herrera de La Línea

La obra de Cruz Herrera es extensísima: se le estiman alrededor de 5.000 cuadros, de los cuales 256 forman parte del inventario de su museo en La Línea, una obra que él mismo donó al municipio. "Él vivía para la pintura", aclara Mercedes Corbacho. "Sólo paraba para dormir y comer. Le gustaba, además, terminar las obras en el día, para que su estado de ánimo quedara plasmado en el lienzo", lo que explica la ingente cantidad de pintura de Cruz Herrera diseminada por el mundo, desconocida incluso en España, pues el linense pasó temporadas en Uruguay, Argentina, Francia -siguiendo los pasos de Picasso- y Marruecos, su época dorada. 

Corbacho, comisaria de esta exposición, explica qué factores ha tenido en cuenta a la hora de seleccionar las 25 obras que se enseñan en la sala temporal de la planta baja: "He escogido un tipo de pintura muy variopinta para que el público entienda quién era Cruz Herrera". Obras de su primerísima época, bocetos, retratos con fondos blancos donde la influencia de Joaquín Sorolla salta a la vista, cuadros de temática árabe, costumbrista y taurina, desnudos femeninos y paisajes se intercalan durante el recorrido.

Obra 'La novia del torero' de Cruz Herrera

Llaman la atención el retrato de un niño rubio con ojos claros comiendo sandía, cuando los modelos de Cruz Herrera casi siempre eran gitanos, mujeres andaluzas o árabes; un apunte inacabado que lleva por título Morita; dos mujeres, una blanca y una negra, bailando desnudas -todo un pulso a la censura-; algún que otro prodigio impresionista -El arco-, o un impresionante cuadro, La novia del torero, de una mujer que abandona precipitadamente una plaza de toros donde, presumiblemente, acaba de acaecer una cornada. 

Uno de los platos fuertes de la muestra llega desde París, perteneciente a la colección particular de Hervás Massoud: un escena árabe de gran formato -un lienzo de 2x2 metros- donde, en una composición de grupo, destacan las texturas y una pincelada muy trabajada. Esta obra, con influencias de Mariano Fortuny, Josep Tapiró, Antonio Fabrés o Francisco Lameyer, ha sido la elegida para ilustrar el cartel de la exposición.

Mercedes Corbacho, comisaria de la exposición, explica algunas obras

Sorprenden también las molduras de la mayoría de las obras expuestas. "Los lienzos sin marco son como las mujeres sin pendientes. Están sin terminar", recuerda Corbacho las palabras de Cruz Herrera, quien tenía la costumbre de encargar marcos originales que se han conservado en perfecto estado.

Antes de abandonar la sala que ha ocupado sus desvelos durante los últimos meses, Mercedes Corbacho descubre la próxima efeméride en la que ya trabaja: en 2026 se cumple el centenario de la Primera Medalla de la Exposición Nacional que Cruz Herrera recibió por su obra La ofrenda de la cosecha. Nuevas obras inéditas llegarán entonces a La Línea para volver a demostrar que este artista poco o nada tenía que envidiarle a sus coetáneos, como el citado Sorolla, José López Mezquita, Cecilio Pla o Antonio Muñoz Degrain.