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Hace 22 años, una madre, desesperada por la situación en la que se encontraba su hijo debido a las drogas, llamó desesperada a una emisora de radio local. Pedía ayuda, no sabía cómo podía ayudar a su hijo y sacarlo del infierno en el que se había adentrado. Aquella madre era Micaela Pérez. Su llamada despertó algunas conciencias aletargadas ante un problema que entonces causaba estragos en La Línea.
Otras madres con el mismo problema respondieron a aquella llamada de socorro, a la que poco a poco se fue sumando el movimiento asociativo hasta constituir un colectivo que se denominó Madres de los Pañuelos Verdes, que llegó a estar integrado por 40 personas, en su inmensa mayoría mujeres.
Aquellas 'madres coraje' no estaban dispuestas a seguir permitiendo lo que estaba ocurriendo. Micaela, acompañada por otras que vivían aquella pesadilla, se armaron de valor y emprendieron concentraciones y protestas para denunciar lo que estaba ocurriendo con la droga en la ciudad. Protestaron ante los juzgados, ante los bancos, en la calle... El 18 de marzo de 1993 hicieron historia al ser respaldadas por centenares de personas en una concentración que llegó hasta el mismo 'Callejón de la Muerte' para protestar ante las mismas puertas de los narcotraficantes que por aquella época vivían en esa zona.
A los dos años constituyeron la coordinadora linense contra la droga Despierta, una entidad que acaba de cumplir 20 años y que ha realizado una ejemplar labor en la prevención de la drogodependencia y en la inserción sociolaboral de ex toxicómanos.
Soledad Martín Callejón es una de las fundadoras de los Pañuelos Verdes, una de las pocas que quedan. Micaela Pérez se encuentra muy enferma y otras madres han fallecido. Soledad es la actualidad es vicepresidenta de Despierta y sigue al pie del cañón. "Escuché a Micaela en la radio. Yo tenía el mismo problema. Tenía un hijo metido en la droga y llamé a todas las madres que pude que sabían que estaban como nosotras. Mi hijo no consumía heroína, pero sí hachís".
Aunque el hijo de Soledad superó su adicción, su madre siguió luchando. Sin embargo, muchos otros no lo consiguieron y murieron, como el hijo de Micaela Pérez o la hija de María García Lozano, otra de los Pañuelos Verdes que abanderó esta causa. "Fue una amiga la que me comentó que las madres se reunían para buscar ayuda. Mi hija llevaba muchos años en la droga cuando me enteré y fue entonces cuando quise ayudarla. Aunque estuvo en varios centros de desintoxicación y estuvo nueve años sin consumir gracias a lo que luchamos, luego volvió. Estuvo en el Hogar Marillac y murió de sida".
Isabel Rodríguez preside desde hace diez años Despierta pero lleva desde los comienzos con los Pañuelos Verdes, movimiento al que se vinculó a través de la asociación de vecinos de Bellavista. "Nos dimos cuenta de que la droga afectaba a todos aunque la mayoría de la gente miraba para otro lado. Muchas familias lo ocultaban. Nos echamos a la calle para denunciarlo y pedir ayuda. De ahí el nombre de Despierta, la gente debía dejar de mirar a otro lado, despertar y luchar con nosotras".
A los dos años fundaron Despierta. La primera actividad de la coordinadora llegó gracias a una subvención para prevención de la que informó José Chamizo, en la actualidad Defensor del Pueblo Andaluz, y se pusieron en marcha dos talleres, tal y como recuerda Pepi Cordero, una maestra que también se volcó con esta causa, junto con Conchi Álvarez. "Al principio no teníamos ni sede, estuvimos de un lado a otro hasta que nos dieron las actuales dependencias tras años de lucha ", cuenta.
Cuando echan la vista atrás, estas mujeres reconocen que volverían a repetir esta experiencia, que volverían a luchar porque afirman que ha merecido la pena. De hecho, siguen al pie del cañón y se reúnen cada miércoles porque forman parte de la directiva de Despierta. "Ha merecido la pena porque hicimos muchas cosas, como traer el programa de dispensación de metadona, denunciar lo que pasaba en toda España con el teatro de la provocación, se abrió el Hogar Marillac para enfermos terminales de sida, conocimos a las Madres de la Playa de Mayo y se fundó Despierta. Hoy seguimos trabajando porque el problema de la droga sigue existiendo, aunque han cambiado muchas cosas", señalan.
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