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La Línea de ahora

parte 3 El 'Heraldo de Madrid' publicó un artículo sobre La Línea de la Concepción en su edición del 28 de febrero de 1909 con los principales hitos históricos y características de la ciudad

La Línea de ahora
Luis Javier Traverso

06 de noviembre 2016 - 01:00

NO creí que en La Línea se celebrara una fiesta tan hermosa. Así lo dijo Bombita la primera vez que la presenció.

Y cuantos concurrieron el año último corroboran la frase del famoso torero. Porque dos años nada más hace que se celebra la velada o feria, ya famosísima en todo el Campo de Gibraltar y provincias andaluzas.

Fue en 1907 cuando surgió la idea de instituir la fiesta, que se celebró con éxito brillantísimo. En tales manos estuvo el pandero.

La Junta de festejos no podía haber sido mejor elegida ni tener más entusiasta presidente. Fue éste D. Ricardo Ruiz Cuadro, linense hasta la medula, enamorado de su pueblo natal, personalidad de gran relieve, que ha ocupado muy importantes cargos en la población, y que, en unión de sus compañeros de Junta, organizó unos festejos que han dejado memoria.

Y como en La Línea no vinculan estos cargos, porque los mismos interesados no quieren, a fin de que todos puedan aportar sus iniciativas, la segunda Junta ha sido presidida por D. Francisco del Manzano, que ha continuado la obra tan brillantemente empezada.

Elementos permanentes de la Junta son Blanco, Forcada, Montes y Parra. En la instalación de casetas han rivalizado Círculos, Casinos y particulares, habiéndolas construido muy lujosas y artísticas, no sólo para recreo visual y culto a la estética, sino para que fuera marco digno de las bellísimas linenses que en ellas lucen durante la feria su hermosura y gentileza.

Y como en La Línea no se duermen sobre los laureles, este año -la feria empieza el primer domingo de Julio- se proponen echar el resto.

¡Y habrá que verlo!

La creación de Círculos y Casinos en La Línea es de fecha reciente. El último Círculo creado es el Mercantil, muy bien instalado en el piso bajo de una casa de la calle Real. Se debe su creación a unos cuantos jóvenes, que de este modo unieron a comerciantes, industriales y propietarios para la defensa de sus respectivos intereses.

El Círculo Mercantil, que tiene vida propia, ha fundado un periódico, muy bien escrito, El Mercantil de La Línea y creado una Biblioteca popular con donación de libros hecha por los socios y Centros mercantiles de España.

La iniciativa de esto corresponde al bibliotecario Sr. García Carrillo, que constantemente da pruebas de su amor a la cultura.

Del Circulo Mercantil ha organizado varios festivales, entre ellos uno infantil, del que en La Línea se guarda en grata memoria. Es su presidente D. José Gómez Martín, personalidad en quien encuentra decidido apoyo toda iniciativa en pro de la unión y la cultura.

Del Círculo Recreativo, que ocupa un amplio principal en la calle citada, es presidente D. Francisco Escobar, médico distinguidísimo, inspector municipal de Sanidad civil, persona de relevantes méritos y grandes simpatías. Este Círculo, que, como todos los de la población, no tiene más recursos que los que producen honestos y lícitos recreos, coadyuva en todas ocasiones a cuanto signifique brillo y esplendor para La Línea llegando lo individual donde no alcance lo colectivo, como era de suponer de un Centro que cuenta entre sus socios a las personas de más preeminente posición social. En los bajos está el Casino de Artes y Oficios, que preside D. Antonio Aranda y del que forma parte la juventud Linense, sin distinción de profesiones ni oficios, haciendo de este Casino una sociedad altamente simpática, que con frecuencia celebra brillantes bailes y funciones teatrales en el domicilio social.

Rinde La Línea al arte teatral verdadero culto, y queda con esto hecho el elogio de su educación artística. Tres teatros, los tres muy buenos, tiene La Línea: el del Parque, el Cómico y el de María Gurina. Por ellos han desfilado muchas celebridades de la escena, desde luego casi todas nuestras eminencias cómico-líricas, y en alguno de ellos nacieron a la vida del Arte tiples como la Palou y la Pujol, a quienes hoy admira el público madrileño.

El Cómico es el teatro que más frecuentes y largas temporadas está abierto, gracias a la esplendidez de su dueño e ideal empresario. Es éste Bartolomé Lima, hombre rico y a quien por saber serlo la nómina teatral no le asusta. Lima, que puede permitirse el lujo de tener dentro do su casa el teatro, sabe un día que puede reunir una compañía excelente... Pues ya está en La Línea. ¿Que gana? Bien. ¿Que pierde? Le es igual.

"Mi familia", dice ingenuamente "se ha divertido, y eso me basta".

Cuando la catástrofe de Messina, La Línea quiso ser de las primeras en aportar socorros pecuniarios para las víctimas supervivientes. Con una función teatral se realizaba el caritativo deseo; pero los teatros estaban entonces cerrados y no había modo de abrirlos con una compañía formal.

"Con lo que hay se juega", pensaron, sin duda.

Y a las cuarenta y ocho horas ya estaban anunciadas no una función teatral, sino dos, en el Parque y en el Cómico, en que se representaron cultas y aplaudidísimas obras de nuestro género chico por compañías de aficionados locales.

No presencié aquellas funciones, que fueron un éxito pecuniario, y en las que los dueños de los teatros pagaron todos los gastos; pero presencié otras, y fueron, sin adulación, un éxito artístico.

El Grupo dramático es una compañía en la que hay actrices y actores muy notables. En la orquesta de guitarras y bandurrias, formada por treinta individuos, que ameniza los entreactos y toma parte en toda clase de fiestas con fines puramente benéficos, hay verdaderos maestros. El grupo, como la orquesta, lo forman obreros de todos los oficios, que en el Arte buscan su expansión y recreo.

Para la función del Cómico se organizó una compañía especial, siendo ellas las bellísimas señora de Villar, Lola Gallardo, María Acedo, Lola Arellano, Eulalia Ferrety, María del Villar, Isabel Jiménez, María Rojas, Leonor y Victoria Calamaro y Carmen Carreras, y ellos, los distinguidos jóvenes Sres, Amaya, Luna, Acedo, Villar y Guillermo, Carrasco, Calamaro y Cruz.

La compañía obtuvo un éxito tan colosal, que pasó aquella noche a ser permanente. El arte, la hermosura y la distinción se habían unido en tal forma y en tal grado, que disolverlos hubiera sido un atentado a la belleza y la gracia.

Una noche, Lima invita a varios íntimos a conocer a la compañía en el mismo escenario de su triunfo y oír la parte musical. No hay, naturalmente, quien rechace invitación tan sugestiva, y al Cómico acudimos presurosos. Del grupo femenino, que espera en el escenario la cariñosa orden de Lima para empezar, se destaca a la voz de éste Lola Gallardo, una rubia espiritual, que canta las romanzas de La Chavalala y La Macarena y números de otras obra con un gusto y delicadeza que nos subyugan. Es así como deben cantar los ángeles.

La bella señora de Villar luce en la polonosa de El barbero de Sevilla su exquisita voz y gusto artístico. María Acedo da a la alborada de El señor Joaquín la expresión conmovedora que hacen más intensa sus ojazos negros y soñadores. Eulalia Ferrety, de exuberantes formas; María del Villar, de hermosura espléndida, ponen en los dúos cómicos extraordinaria gracia, y, todas, en fin, revelan su excelente educación musical y artística.

Lola Arellano, una morena menudita, de ojos parlanchines y zaragateros, nos sorprende cantando, entre otros números de igual corte, los tientos de Las bribonas.

¡Ay, amigo Viérgol, que tientos los que canta esa niña de quince años!

Se puede hacer un viaje a La Línea sólo por verla cantar como los railitos del tren, y si ante aquella caribita no prevaricas te digo que en tu corazón campanas tocan a muerto.

¡Jesús, qué chiquilla cantando, jugando los ojos y dándole vida a la Jerezana de la obra! Pon la gracia, la picardía y su poquito de sicalipsis, pues todo eso lo reúne Lola Arellano, que se muere por el teatro, al que va a dedicarse, y apúntate el nombre, que la niña a la vuelta de poco meterá ruido.

Director artístico de esta notabilísima compañía es Paco Villar, que revela su buen gusto y conocimientos de teatro, y directora musical, la simpática señorita Julia Franco, para quien el piano no tiene secretos y que ha demostrado ser profesora digna de tan sobresalientes discípulos.

¡Salud, excelentes artistas!

No quiero decir cuánto tiempo hace, porque esto de descubrir la edad va enojando a los hombres casi tanto como a las mujeres; pero era por la época en que autores dramáticos y periodistas, hoy ilustres, andaban locos tras la fama... y dos pesetas.

Camarada suyo era un mozo alto, moreno subido, de mirar penetrante como si quisiera leer en el alma de los individuos, locuaz, espléndido cuando podía serlo, periodista a ratos, porque su temperamento bohemio y revolucionario, no se avenía con la disciplina y reglamentación del trabajo, y tan bueno y leal amigo, que sin él nadie de los de la peña, que andando el tiempo disolvieron laureles y triunfos, sabía dar un paso.

Blanco Forcada -que éste era y es su nombre- vio cómo se hilvanan escenas de dramas famosos, cómo nació y creció aquel gran periódico El Resumen, cómo la fortuna y el talento encumbraron a sus íntimos en la política, la literatura y el arte.

De pronto, como si no hubiera esperado mas que el triunfo de sus amigos, Blanco desaparece de Madrid, sabiéndose al cabo de algún tiempo que su refugio es una población malagueña.

Allí le creíamos todos, cuando yo tengo la suerte de encontrarlo en La Línea.

¡Santo Dios, y este es aquel! repito con Campoamor, al ver al revolucionario, al inquieto, al tempestuoso Blanco, contando tranquilamente resmas de papel de color que luego han de ser prospectos artísticamente hechos en su propia imprenta.

"La vida", me dice, "trae grandes desengaños".

Y enseguida, mientras me enseña su máquina, sus minervas y cajetines, rememora tiempos pasados, pregunta por todos sus camaradas y habla de sus triunfos con hondo regocijo...

Y ahí está Blanco, periodista cuando escribe El Campo Neutral, que ahora va a convertir en diario con el simpático título de La Línea Española; cajista si hace falta sustituir a un obrero enfermo o si el trabajo arrecia, impresor acreditado y, sobre todo, amigo de todo el mundo. Es en sentir la amistad sincera y en su nobleza de corazón en lo único que no ha cambiado, a pesar de las adversidades de la vida.

Veterano también de la Prensa linense es D. Lutgarao López, director de El Sino, autor de una notable guía del Campo de Gibraltar y persona que goza de generales simpatías.

En El Calpense, de Gibraltar, periódico de gran prestigio, otro periodista linense, Enrique Gómez de la Mata, da a diario pruebas relevantes de su valer y su cultura.

La prensa satírica está muy bien representada por Pero Grullo, que dirije un espíritu agudo y observador, Joaquín García Curado.

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