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Festival de capoeira en la ciudadAntiguos bares y cafés (I)

Bar Acuarium.

06 de agosto 2017 - 02:14

La Línea acogió ayer el I Festival de Capoeira, que reunió en la ciudad a importantes profesores de esta disciplina de origen brasileño, mezcla entre baile y artes marciales. La cita se desarrolló en el Palacio de Exposiciones por la tarde y también hubo programadas actividades en el chiringuito Kaleu de la playa de Santa Bárbara.

EN La Línea de la Concepción proliferaron siempre los cafés, bares, tabernas… Era rara la calle que no poseía uno o más de estos establecimientos. Llegaron a ser de los comercios más populares de nuestra ciudad. En la primera mitad del siglo XX, estos lugares constituían un escape a la angustiosa estrechez de las viviendas que se habitaban en aquellos tiempos. Dichas viviendas eran muy modestas, compuestas por lo general de una o, muy rara vez, dos habitaciones y las pequeñas cocinas, que las complementaba.

En la ciudad proliferaron los cafés y bares ante la estrechez de las viviendas de antañoEl Bar España supo envejecer con dignidad y mantenerse fiel hasta su cierre

En estas condiciones la vida de relación era casi totalmente imposible en el propio hogar, y el encuentro con los amigos, los cambios de impresiones con éstos, las controversias ideológicas o los simples comentarios deportivos y taurinos, hallaban su marco más propicio en la tertulia del café, frente al mostrador del bar o alrededor de las rústicas mesas de las tabernas, como explica el periodista linense Enrique Sánchez-Cabeza Earle en su libro La Línea de mis recuerdos.

Todo lo expuesto anteriormente explica y justifica la proliferación de estos establecimientos de bebidas. Muchos de ellos tenían sabor local y algunos lo siguen teniendo aún. Entre los cafés, podemos mencionar, siempre refiriéndonos a la primera mitad del pasado siglo XX, los siguientes: Café El Dique, llamado posteriormente El Andaluz, en la calle Clavel, número 21, esquina con Muñoz Molleda (antes Alba), fue inaugurado en 1890, cuyo primer propietario era Cristóbal Ruiz Pérez. Más tarde pasó a ser propiedad del gibraltareño George Sabas, que luego lo sería también del popular Anglo Hispano.

Sus billares fueron durante muchos años escuela y campo de confrontación de expertos aficionados, que se apiñaban alrededor de aquellas mesas para asistir, curiosos e interesados, a las competiciones que despertaban el interés, entre las muchas que a diario allí se celebraban. Fueron famosos los bailes, que para cierta clase de público se organizaban en determinadas épocas del año, en especial con motivo de los carnavales. Traspasada por el señor Sabas la propiedad de este establecimiento a don Serafín Palomares, dueño de una de las más importantes tómbolas que se instalaban en nuestra Velada, este café, sin perder sus anteriores características, adquirió otras nuevas, ya que siendo el señor Palomares, un entusiasta aficionado a la fiesta taurina, su establecimiento se convirtió en lugar de tertulias de taurófilos y por allí desfilaban casi todas las figuras del toreo, cuando venían a La Línea a tomar parte en las corridas y novilladas que se organizaban por la empresa de nuestra Plaza de Toros.

Años después pasó el bar a manos de Juan León. En un local anexo, estuvo instalada algún tiempo, quizás no con fines puramente taurinos, el Club Chicuelo, y en la cocina de El Dique trabajaba como mozo Cayetano Ordóñez El Niño de la Palma, que llegó a ser uno de los más grandes toreros de su época y padre del maestro Antonio Ordóñez, inmortalizado por la pluma del genial Premio Nobel de Literatura, Ernest Hemingway. En esos días de trabajo en este café, recibió Cayetano su primera oportunidad para actuar ante el público.

Los locales de este establecimiento sirvieron de lugar de reunión a los directivos y jugadores de la Balona en sus primeros y mejores (por románticos) tiempos. En esta calle Clavel hubo numerosos bares y cafés. La gente, en tono humorístico, le decía a esta vía el zoológico, porque tenía un gran número de establecimientos con nombres de animales: El Pato, Los Cisnes, El Tigre, de Juan García, Las Golondrinas, El Gallo y El Conejo, ambos de Martín Serrano, El Loro, etc.

Hagamos un recorrido por esta calle Clavel para ir narrando los diferentes establecimientos de bebidas que existieron en esta famosa vía linense. Entramos por la Explanada (hoy Plaza de la Constitución) y nos encontrábamos a la izquierda, al principio de la calle, con el Bar El Conejo, más tarde denominado Bar Mediterráneo, ambos de Martín Serrano, donde actualmente se encuentra la Pastelería Okay.

En la acera de enfrente y haciendo esquina con calle Águila estaba el local más antiguo de este ramo de la hostelería: Bodegas de Luís Ramírez Maresco, donde luego estuvieron las oficinas del Banco Central y ahora se encuentra una cafetería. Enfrente estaba el Bar de Francisco Villanueva. En la esquina con calle Jardines se estableció el Café de Aurelio Domínguez y más adelante, Café El Tigre, de Juan García, al lado de la Imprenta Cañamero. Cerca de aquí y en la acera opuesta se encontraba la Cervecería Mezquita, en el número 13 de esta calle, que antes fue el Bar Plata, de Leopoldo Fernández.

En la acera de la derecha, en dirección a la Plaza de Toros, se encontraba, haciendo esquina con la calle Muñoz Molleda (antes Alba), el Bar El Pato, donde hoy se halla el Bar Alhambra. Frente a él, el ya relatado Café El Dique, luego Bar Andaluz. A pocos metros hacia adelante, teníamos el Bar Aperitivo, en el número 28, y al final de esta manzana, en pleno Patio Negrotto, esquina con calle Zaragoza, se estableció El Bacalao, propiedad de Trinitario Ruiz Fernández, que era a la vez tienda de comestible y bar, muy usual en aquellos tiempos. Más tarde se hizo cargo de dicho establecimiento su hijo, Lorenzo Ruiz Sempere.

El local tenía entradas por las calles Clavel y Zaragoza. En la esquina opuesta con calle San Luis había dos bares. En la década de los años 30, existía el Bar El 9, después llamado Bar Clavel. Frente a él estuvo el Bar Las Delicias. En la siguiente esquina con calle Granada se hallaba el Bar El Gallo; más adelante y en la misma acera se localizaba el Bar Freiduría Casa Galicia. En la esquina con calle Sagunto se hallaba el Bar El Loro. En la acera de enfrente, Bar Las Golondrinas, luego llamado Bar Fabiola y el Café Bar El Sport. En la otra acera, en la antigua tienda de comestibles de Valadés, se instaló en Bar Crespo. En la esquina con el Huerto de Pedro Vejer se localizaba el Bar Cirilo, de Cirilo Cabrera, que se lo vendió a Cristóbal Cabeza y que se encontraba en el Patio Quiñones. En la acera opuesta, el Bar Tienda.

Para terminar la calle, teníamos en la esquina con calle Isaac Peral el Bar El Almendro y el Bar Taurino. Otros bares y cafés que podemos citar de esta calle fueron: Los Cisnes; Los Tiroleses; Bar Salvador; la Gran Bodega, de Pascual Morente, en el número 45; Café de José, también llamado Café Económico de Pedro González, El Perico Maera; El Competidor, de la viuda de Smith; El Deportista; La Armonía; El Nacional; El Málaga; Bar Oria; Café de Piri; El Hormiguero; Bar Domingo, y El Valenciano, de los Herederos de Manuel Corral.

Plaza de la Constitución

En la antigua Explanada abundaron los bares y cafés. En la acera que va desde la calle Carboneros hasta la calle Real y en este sentido, encontrábamos el Bar Siete Puertas, llamado así por el número de entradas que poseía, unas daban a Carboneros y otras a la plaza. A continuación se hallaba el Bar Sevilla, célebre por sus exquisitas tapas de carne asada de cerdo (pata al horno) con sus riquísimas patatitas, que en sus primeros años fue propiedad del gibraltareño George Sava y después fue adquirido por el Sargento García. Tuvo una época de mucha popularidad a consecuencia de los bailes que allí se organizaron con fines absolutamente comerciales.

Vecino al Bar Sevilla, el Café Madrid tuvo su época dorada y en los años de la Segunda República, se convirtió en la Sociedad Recreativa "La Peña". Le seguía el Bar Alcoba, que existía desde 1920, pero le dio el nombre actual Juan Alcoba Ortega. Por último, encontramos, ya haciendo esquina con calle Clavel, el famoso Bar España.

El café bar España fue uno de los contadísimos establecimientos de su naturaleza, que supieron envejecer con dignidad y mantenerse fiel a su tradición de muchos decenios, hasta hace unos cuantos años. Estratégicamente situado en la esquina de la Explanada (hoy Plaza de la Constitución) y calle Real, su clientela era fundamentalmente mañanera. En el paso, casi obligado, de los miles de trabajadores que a diario cruzaban la frontera para laborar en el Peñón, abría sus puertas a temprana hora, a fin de dar servicio a los centenares de clientes que allí desayunaban con los clásicos churros o tejeringos, previamente adquiridos en los dos o tres puestos que se instalaban cada mañana en la Explanada, acompañando al humeante vaso de café con leche, excelentemente preparado en las grandes cafeteras de la cocina, que en esas horas de la mañana, apenas daban abasto para llenar, una y otra vez, las cafeteras portátiles, de café y de leche, que los hábiles camareros linenses manejaban con maestría, sirviendo, con la prontitud requerida, a sus apresurados clientes. Fue demolido el 18 de enero de 1980.

Los primeros cafés que se establecen en nuestra ciudad lo realizan en la segunda mitad del siglo XIX. Sus principales clientes son los hortelanos de los huertos de El Zabal y los trabajadores que diariamente cruzan la frontera para laborar en el Peñón. Por este motivo, proliferan estos establecimientos en los alrededores de la Aduana, es decir, Explanada, calles Real, Carboneros, Clavel y Avenida del Cuartel (hoy Avda. España). Algunos de estos cafés apenas cerraban sus puertas, pues estaban llenos de gente a cualquier hora del día y de la noche.

Se alternaba la fiesta y el cante con las tertulias políticas, deportivas, taurinas o laborales. La fundación del Café España es tan antigua como la del propio edificio que lo albergaba, que data del 1870, año de la segregación de La Línea del municipio de San Roque y lo mandó construir el señor Quiñones Herrera, que fue Comandante militar de la plaza. Primeramente se llamó Café del Recreo, cuyo propietario era Andrés Galti Luque.

A principios del siglo XX, lo adquirieron los hermanos Freddi, que le pusieron el nombre por el que siempre fue conocido: Café España" y le realizaron una gran reforma. En la parte superior del edificio existió la Fonda de Plome. En 1926 los hermanos Freddi venden el café a Domingo López Jiménez, que lo mantiene hasta el 1940, cuando se lo vende a Menéndez, que vuelve a realizar una gran reforma del local. Se monta un pequeño tablao, que lo convierte en una especie de café cantante. En 1941, traspasa el local a los hermanos Quirós Ruiz, que lo tienen abierto hasta el final de sus días. Cuando los hermanos Freddi adquirieron el local, llamado entonces El Recreo en casi todos los cafés de La Línea se jugaba al monte. Esto representaba una fuente grande de ingresos y en el España también se jugaba.

Cuando el general Primo de Rivera, en 1923, prohíbe las casas de juego, muchos establecimiento tuvieron que cerrar y otros subsistieron con ventas de bebidas solamente, como le ocurrió al Café España. Siempre fue un local acogedor y popular, enclavado en la esquina de la popular Explanada con calle Real y próximo a la Aduana. Estaba casi siempre muy concurrido. Gran parte de su clientela era de los trabajadores que iban y venían de Gibraltar y servía un rico café y excelentes bebidas, así como magníficas tapas.

La segunda parte de este artículo la hemos resumido de un trabajo aparecido en el Diario Área el 17 de enero de 2010, llamado Crónicas Linenses, de Juan Arturo Medina Suffo, y que nos ha facilitado Ildefonso Herrera Martos. Gracias a ambos .

En la acera que va desde la calle Clavel hasta la calle San José en la Explanada (hoy Plaza de la Constitución) se montaron algunos bares y cafés, así como fondas, pensiones y posadas, que veremos más adelante.

Entre los bares que se hallaban en la mencionada acera podemos destacar al Bar de Juan León Durán, que se encontraba en los bajos del Juzgado Municipal, situado por aquellos tiempos en la mencionada Explanada. Otros bares a mencionar son el Bar Diego y el Bar Correa.

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