La catedral de Santa María, un lugar histórico y de culto

La catedral de Santa María la Coronada es el lugar de culto más importante para los 24.000 católicos que residen en Gibraltar. Este edificio albergó una mezquita que fue reconvertida cuando los cristianos reconquistaron el Peñón a los moros en 1490. Hoy apenas tres detalles dan fe del origen musulmán del templo: dos columnas interiores de piedra y un colorido mosaico de cerámicas ubicado en el patio de entrada, llamado antiguamente el patio de los Naranjos.

La catedral de Santa María, junto a otras cinco iglesias, dos mezquitas, cuatro sinagogas, una catedral protestante, una iglesia escocesa, otra metodista, una pentecostal, una iglesia evangelista y un templo hindú, completa la lista de espacios dedicados a las religiones que conviven en el Peñón.

Santa María la Coronada tiene actualmente la mitad de la superficie con la que contaba antiguamente. Si hoy se accede a la iglesia desde la calle Real, la puerta de entrada se situaba antaño dos calles más abajo, concretamente se extendía hasta la calle del Rey (King's Street).

El motivo de la reducción de sus dimensiones originales, según relata Eloísa Yome, una de las responsables de la catedral, fueron las guerras acaecidas en el Peñón durante 1779, cuando los españoles iniciaron el Gran Asedio a Gibraltar para recuperar la colonia británica. "La iglesia quedó prácticamente destruida y se tuvieron que vender parte de sus propios terrenos para poder ser levantada de nuevo, manteniendo la imagen y estructura desde aquellos tiempos hasta nuestros días", explica Yome.

Uno de los espacios más representativos de la catedral es el patio de los Naranjos, donde luce un escudo de armas de los Reyes Católicos tallado en piedra, ya que aquí ocurrió un hecho de gran interés histórico para España y el Peñón: la conquista de Gibraltar a los musulmanes por parte del duque de Medina Sidonia.

Eloísa afirma que, una vez finalizada la guerra, el duque entregó en este patio el templo a los Reyes Católicos, en un acto multitudinario donde se acordó reconvertir la mezquita en una iglesia católica. "Además, como muestra de agradecimiento, Fernando II e Isabel I regalaron una campana y un reloj para la torre preciosos, que todavía se usan en la actualidad".

De todos estos acontecimientos históricos es buen conocedor Charles Caruana, obispo de Gibraltar, que lleva desde 1998 instalado en Santa María la Coronada. Caruana explica que la catedral es la sede de la diócesis del Peñón y acoge los actos centrales de la agenda eclesiástica local, como las grandes misas pontificales en Pentecostés o Semana Santa. "Además, es en la catedral de Santa María donde se nombra a los nuevos sacerdotes y donde se renuevan los compromisos de los que ya han sido nombrados".

La capilla de Lourdes, a la que se accede desde el patio de los Naranjos, es un lugar muy popular para los gibraltareños, según comenta Caruana. La imagen de Nuestra Señora de Lourdes fue colocada en esta capilla por orden del obispo Canilla en 1858 ya que según cuenta, un hermano de éste se curó de un tumor de manera milagrosa por visitar a esta Virgen. Como muestra de agradecimiento, Canilla decidió reservar este rincón de la catedral a la imagen de Lourdes. Precisamente en esta capilla de la catedral se encuentran los restos de algunos obispos que fueron condecorados en la época.

El altar mayor de la catedral es de mármol y es similar a uno de los altares de la basílica de San Pedro, en el Vaticano. Fue donado por una familia bastante reconocida, los Arengo, que rescataron la pieza del fondo del mar tras sufrir un accidente el barco que la portaba. Según dicen, lo hicieron en recuerdo a su hijo, que falleció a los 21 años.

La Virgen de Europa, patrona de Gibraltar, también está representada en la catedral de Santa María la Coronada a través de una réplica, ya que la original luce en la capilla de Nuestra Señora de Europa, al sur del Peñón.