Tribuna

Una Feria taurina de Algeciras con momentos brillantes

Los toreros salen a hombros en la última corrida de la Feria de Algeciras.

Los toreros salen a hombros en la última corrida de la Feria de Algeciras. / Erasmo Fenoy

Me pide Javier Chaparro un resumen de la Feria taurina de Algeciras de 2023, lo que hago con humildad y cierto respeto ya que no dejo de ser un simple aficionado al mundo de los toros, en ningún caso un experto en la materia.

Creo que la Feria, en términos generales, ha sido positiva y que los aficionados hemos disfrutado de unos espectáculos, que, con ciertos altibajos, han resultado interesantes y en algunos casos, brillantes.

Empezó la Feria con una novillada sin picadores de los Herederos de Miguelín que fue un buen preludio, con novillos que se movieron y dieron juego y permitieron que los espadas nos dejaran muestras de su concepto del toreo. En general, a todos los novilleros se les vieron ganas de agradar y una lógica inexperiencia, propia de unos chavales que comienzan su andadura en el difícil mundo de los toros.

Debe destacarse la faena realizada por Alejandro Pérez, novillero de Arcos de la Frontera, que supo aprovechar la buena condición de su novillo, con un toreo clásico, con mucho temple y pases largos y despaciosos. Era la primera vez que lo veía y me causó muy buena impresión, creo que hablamos de un novillero a seguir y que tiene condiciones para ser alguien en el mundo de los toros.

El jueves fue quizás el día más decepcionante, la corrida de Torrealta, que había despertado bastante expectación, defraudó en general. Resultó justa de presentación, fuerzas y bravura y solo permitió ver algunos detalles del toreo clásico y de calidad de Salvador Vega y Pablo Aguado (que lo intentó todo, pero se encontró con un muro en forma de toros) y el gran momento de Roca Rey, que en el único toro que le permitió algo (el otro era un marrajo que se colaba constantemente por los dos pitones) demostró por qué manda en el mundo de los toros, con una faena muy suya en la que alternó pasajes de toreo clásico y ortodoxo, con otros más efectistas como los pases por la espalda, que siempre impactan en las gradas.

Resultó un gran acierto del empresario Carmelo García la corrida concurso de ganaderías del encaste Domecq que, en general, se movió, acudió al caballo (hasta tres veces en un par de toros) y nos permitió disfrutar de un espectáculo propio de otros tiempos.

Supongo que algunos aficionados se sentirían decepcionados con las faenas de Morante de la Puebla tras la impresionante temporada que lleva. Ciertamente no estuvo al nivel de otras plazas, pero quizás tuvo el peor lote y sin redondear ninguna faena nos dejó algún pase suelto muy destacado como esas trincherillas y pases de la firma que cada vez se ven menos en los ruedos.

A cambio, disfrutamos del toreo clásico de Emilio de Justo, que estuvo cumbre con el capote y más que destacado con la muleta, en un debut brillante en Algeciras.

Y por supuesto que del valor, entrega y calidad de David Galván que, en su plaza y su Feria, volvió a demostrar, un año más, que merece muchas más oportunidades de las que tiene y que está llamado a ser un torero importante en las grandes Ferias. Ojalá sea el gran torero del Campo de Gibraltar (aún siendo de San Fernando tiene gran relación con esta tierra) que muchos esperamos.

Y concluimos con los Victorinos, que volvieron a dar espectáculo y demostraron por qué son la ganadería de referencia para muchos aficionados desde hace tanto tiempo.

Qué decir de ellos. Volvieron a ofrecer un gran espectáculo con toros de toda condición, desde los complicados primero y sexto, al bravísimo cuarto de nombre Veronés que con su indulto ya es historia de la plaza de Las Palomas. O el noble quinto, al que le dio la vuelta al ruedo después de pedir un muy exagerado indulto (el toro tenía mucha calidad, pero no la bravura de su antecesor, y de hecho, al final de la faena, tuvo detalles de rajarse).

Los toreros nunca lo tienen fácil con estos toros, que exigen mucho y como se suele decir en el mundo de los toros, piden el carnet, pero creo que estuvieron a la altura en general.

Antonio Ferrera lo estuvo sobradamente, supo exprimir las condiciones del complicado primero, al que acabó sacando pases destacados y lució como nadie al bravo quinto, brindado de forma bastante peculiar al maestro Ruiz Miguel, sobre todo por su extraordinario pitón izquierdo.

Manuel Escribano también tuvo detalles de gran torero en el quinto, con el capote, banderillas y muleta, con una faena redonda, en la que el premio de las dos orejas fue algo excesivo, debido a su manejo de la espada, pero que tuvo momentos de gran estética y series de gran calidad.

Miguel Ángel Pacheco lógicamente está menos placeado que sus compañeros, lo que se notó en la tarde. Muy voluntarioso y decidido, pero algo escaso de recursos en un lote que posiblemente fue el más complicado, pero el público estuvo muy cariñoso con él, y es posible que con más actuaciones alcance logros más relevantes. En suma, una gran tarde de toros.

Vuelvo al principio, Feria muy interesante, con momentos destacados e incluso brillantes que nos dejó un buen sabor de boca.

Espero que la próxima alcance niveles similares y también que la afluencia de público sea superior a la de este año, que creo que ha sido algo menor de la esperada.

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