FERIA TAURINA DE ALGECIRAS 2023

Las Palomas, a media luz, vibra con Roca Rey y Pablo Aguado

Roca Rey, a hombros, con el Ferial de Algeciras al fondo.

Roca Rey, a hombros, con el Ferial de Algeciras al fondo. / Erasmo Fenoy

En el callejón de Las Palomas, sobreviven, entre burladero y burladero, los medallones que, en su día, ordenaron pintar los Lozano cuando gestionaban la plaza de Algeciras. Ha llovido desde entonces, pero el hierro de Alcurrucén, con las iniciales de P.L. (Pablo Lozano, que en paz descanse,) coronando el centro de la circunferencia, se mantienen intactas. Son los últimos empresarios que pintaron el coso. Cuando se marcharon, alguien dijo: "Ya vendrán tiempos en los que los echaremos de menos". Y, efectivamente, llegaron.

El empresario actual, Carmelo García, ha experimentado este jueves el desencanto de soñar con rozar el lleno y, finalmente, no alcanzar ni los tres cuartos de entrada. No es su culpa: el cartel tenía suficientes atractivos para haber arrestado a más público. Toda la feria que ha diseñado, de hecho, tiene interés.

La vuelta de Salvador Vega a Las Palomas, con un curioso capote con las vueltas blancas. La vuelta de Salvador Vega a Las Palomas, con un curioso capote con las vueltas blancas.

La vuelta de Salvador Vega a Las Palomas, con un curioso capote con las vueltas blancas. / Erasmo Fenoy

Quizá por ello, por la modesta taquilla, García ha contratado a cuatro areneros aunque, a la postre, sólo trabaja uno. También se ha echado de menos recibir con la entrada el tradicional programa de mano. Cuando, en el segundo toro, Antonio Chacón ha pareado de forma sobresaliente y los tendidos le han pedido que saliera a saludar, un señor ha protestado con razón: "Sin el papelito que se daba antes, no sé a quién estoy aplaudiendo". A pesar de todo, batía las palmas con fuerza.

La luz de Las Palomas también ha sufrido recortes. La empresa sólo enciende la mitad de los focos. Todo a media luz, como en el tango. El almendrero es, en realidad, el único que se mantiene ajeno a la ruina generalizada y la inflación. Todo sube, salvo el precio de sus almendras. A tres euros el cartucho, o cinco euros si se compran dos.

Entre fantasmagóricas sombras

El mérito de Roca Rey es enorme y muy mezquino cuestionarlo. Cualquiera que haya acudido este jueves a verle en Las Palomas, repetirá si tiene oportunidad, en la cercana feria de La Línea el próximo mes, sin ir más lejos. Su toreo no es grácil, ni clásico, ni de regusto. Su virtud es otra, igual de válida: su inquebrantable valor, unido a una ambición desmedida, se anuncie donde se anuncie.

El peruano ha salido a hombros de la plaza de Algeciras tras dos faenas de muy distinto corte. Con su primero, se metió entre los pitones desde el inicio del trasteo, de rodillas. Ante el quinto, un sobrero de Torrealta, el más serio de la desigual corrida, se jugó el tipo y soportó, estoicamente, coladas y pitones que rebuscaban en los bordados de la chaquetilla.

Roca Rey inicia su faena al segundo de rodillas. Roca Rey inicia su faena al segundo de rodillas.

Roca Rey inicia su faena al segundo de rodillas. / Erasmo Fenoy

Nada que ver con el lote de Salvador Vega. Comentaba un brillante periodista que desde el momento en que un torero hace con el toro lo mismo que él con el gato de la vecina, hay algo que no marcha. Y no es el gato. A la de Torrealta, en líneas generales, le faltó casta. Vega conserva, no obstante, su buen corte y ha demostrado que es una buena opción para abrir carteles por las plazas del sur.

Y quien mejor ha toreado ha sido Pablo Aguado, que no es amigo de los efectismos, sino de una tauromaquia clásica, maciza y eterna, que ha mostrado con el que cerraba plaza, entre fantasmagóricas sombras, efecto de la iluminación de guerra de Carmelo García. Una pena que el descabello le haya impedido salir por la Puerta Grande junto a Roca Rey.

Derechazo a pies juntos de Pablo Aguado con el tercero de Torrealta. Derechazo a pies juntos de Pablo Aguado con el tercero de Torrealta.

Derechazo a pies juntos de Pablo Aguado con el tercero de Torrealta. / Erasmo Fenoy

Entre las cuadrillas, ha destacado el equipo del peruano, muy especialmente el citado Chacón, Viruta, Paco Algaba y el picador Sergio Molina. También ha dejado una buena tarde el algecireño Javier Sánchez Araújo.

Las gaviotas, que aquí llaman pavanas, estaban revolucionadas y dieron la tarde con sus graznidos. Entre el público, algunos toreros, como Juan José Padilla y Esaú Fernández. También algún alcalde, como José Ignacio Landaluce y Miguel Alconchel, mano a mano en el callejón.

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