Qué de tiempo sin vernos
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El Palo regresa el domingo a La Línea más de 31 años después de su última visita oficial El partido se resolvió con un 5-0 que protagonizó Argimiro Márquez, autor de cuatro goles Los linenses acabaron ascendiendo en Éibar y los malagueños descendieron a Preferente
El Club Deportivo El Palo visitará el próximo domingo por segunda vez en su historia el Municipal de La Línea, al menos en lo que a la competición liguera se refiere. Han pasado nada menos que treinta y un años desde que el conjunto de la barriada malagueña pasó por ese escenario. Fue el 24 de octubre de 1982, en la octava jornada de Liga y el duelo se resolvió con un incontestable resultado de cinco-cero.
En el verano de 1982 la directiva que encabezaba Samuel Fernández consiguió que la Balompédica fuese encuadrada en el grupo IX de Tercera, un hecho sin precedentes que benefició a los albinegros, por cuanto era notablemente menos competitivo que el X. Desde el comienzo la singladura liguera se convirtió en un inolvidable paseo triunfal para los linenses. De hecho a la octava jornada se asomaba la Balompédica en lo más alto de la clasificación con cuatro victorias y tres empates, mientras que los paleños estaban afincados en el farolillo rojo.
El 24 de octubre de 1982 a las 16:30 horas se vieron las caras por primera vez los dos conjuntos que se medirán de nuevo el próximo domingo. La diferencia clasificatoria no afectó a la locura colectiva que se vivía en La Línea en torno al conjunto de casa y la taquilla se elevó a los 550.000 pesetas (3.300 euros).
Joaquín Carreras alineó de salida a Diego Tinajero; Charlo, Lorenzo, Caro, José Manuel García; Noly, Borrell, Torremocha (Eliseo Garrido), Paquito (Chico), Márquez y Quirós. El algecireño Chico debutó en ese encuentro.
Por el conjunto malagueño, que vistió camisola blanca con cuello y pantalón negro, jugaron: Bueno, Andrés, Conejo, Paquito, Salva, Segado (Campaña), Fifa, León, Juanfran, Salado y Pedro (Galacho).
El indiscutible héroe de aquel encuentro fue el albaceteño Argimiro Márquez, quien después de haber sido discutido en el arranque liguero acabó demostrándose como uno de los mejores delanteros que haya vestido durante su centenaria historia la guayabera del conjunto albinegro. Márquez anotó cuatro goles (25', 36', 53' y 64'), una cifra que completaría nada más comenzar la segunda mitad Eliseo Garrido (48').
El último de los goles de Márquez, que regateó a cuatro defensas antes de empujar el esférico, fue tan espectacular que el público continuaba aplaudiéndole cuando El Palo ya había puesto de nuevo el balón en juego. La ovación era un reconocimiento a ese último tanto tanto, pero también a su brillante tarde. Una de tantas.
Aunque resulte paradójico, el mejor jugador del conjunto visitante fue el meta Bueno, que a pesar de encajar cinco goles evitó con sus paradas que el resultado se ampliase aún más. El trabajo del cancerbero fue tan brillante que los aficionados locales le premiaron con palmas cuando, cabizbajo, encaraba el túnel de vestuarios al final de la contienda.
Al término de la jornada como es lógico, los balonos continuaban en lo más alto de la tabla con 22 goles a favor y sólo cuatro en contra y los malagueños se hundían más en el farolillo rojo.
Aquella fue la temporada en la que la Balompédica se mantuvo 30 jornadas sin conocer la derrota -la perdería en la trigésimo primera, en el San Fernando de Estepona, al perder por tres goles a uno-. Tras aquel revés encadenó dos más (1-2 con el Torremolinos y 1-0 en Baza) y a cuatro jornadas del final y tras un empate a tres con la UD Melilla en el Municipal Carreras fue destituido y dejó su cargo en manos de Jaco Zafrani, un técnico al que la afición rendía pleitesía después de haber sido el artífice del recordado Comando Jaco.
La Balompédica ganó los dos encuentros en casa que restaban, perdió en sus dos desplazamiento y encaró su primera fase de ascenso como campeón de grupo con 56 puntos (entonces el triunfo se premiaba con dos), seis de ventaja sobre el segundo clasificado, el extinto Atlético de Marbella. El Palo finalizó décimo noveno con quince puntos y descendió a Preferente, ya que en aquella etapa aún no estaba fundada la Primera Andaluza.
A comienzos de los ochenta las fases de ascenso no se parecían en nada a las actuales. Los equipos eran emparejados sin criterio de proximidad geográfica (que luego sí estuvo en vigor durante muchos años y que ahora ha vuelto a desaparecer) en grupos de cuatro y ascendían los que superaban las dos eliminatorias.
En la primera ronda los albinegros se cruzaron con el Sabiñánigo aragonés. En el partido de ida, disputado en La Corona oscense el equipo de casa venció por 1-0 con un tanto de Royo en el minuto cinco. En la vuelta Caro igualó la eliminatoria en el 71' y en la prórroga Argimiro Márquez (110') dio la clasificación a los locales.
En la última y defintiva ronda la Balompédica se midió al Eibar. Márquez hizo los dos primeros goles (4' y 16') y el conjunto eibarrés acortó distancias mediante un penalti transformado por Ormaechea poco antes del descanso. Juan Manuel Quirós hizo el 3-1 en el segundo periodo.
En la vuelta, disputada en Ipurúa en medio de un ambiente hostil y con unos 200 lineses desplazados para ver ascender a los suyos, Echave adelantó a los de casa en el 22 al transformar una más que discutible pena máxima. El resto del partido fue un asedio del que la escuadra de Jaco salió indemne, principalmente, por la demostración de solidez que llevó a cabo Tinajero, que se adueñó del espacio aéreo.
La fiesta por el ascenso comenzó en la caseta, en la que hubo puertas abiertas, y acabó en el hotel, con el Española y Gaditana y las sevillanas de Paco Padilla sonando de fondo. Formaban parte de aquel plantel: Tinajero, Ángel Villar, Helenio, Lorenzo, Garrido, José Manuel García, Caro, Antonio Bautista, Charlo, Torremocha, Borrell, Noly, Quirós, Bancalero, Bruñas, Chico, Pirri, Balilla, Márquez, Paquito, Iñaki y Lameira.
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