Un equipo llamado milagro
play off de ascenso a acb · LA crónica
El Villa revienta la banca y está a una victoria de la final a cuatro · Los barreños, pacientes en los momentos difíciles, completan un último cuarto inmaculado · Eric Sánchez guía a su equipo a un éxito fraguado en una lección táctica
El Villa de Los Barrios reinventó anoche, en un Pazos dos Deportes hostil a más no poder, el tópico de David y Goliat. Los barreños, que parecía imposible que tuviesen más conejos en su maltrecha chistera, doblegaron a uno de los grandes-grandes de esta Liga, consiguieron su primera victoria a domicilio en un play-off desde que se disputa en el formato moderno y acarician una clasificación para la final a cuatro que obligaría a la RAE a reunirse con carácter de urgencia para crear nuevos elogios.
Los barreños desplegaron, por encima de todo, una vergüenza y un arsenal táctico que ya lo quisieran para sí puede que no sólo sus rivales, sino algunos otros que se pasean por el Olimpo de este bendito baloncesto. Pero esta vez, además, jugaron un último cuarto exquisito, inmaculado, que no sirvió para callar al pabellón, sino para hacerlo estallar de impotencia, que, para qué ocultarlo, resulta aún más morboso.
Apelar a las individualidades en un ejército que le dio a un rival en el que cada uno parecía hacer la guerra por su cuenta una lección de lo que es jugar como colectivo podría rozar la falta de respeto. Pero también sería un error mayúsculo no reseñar que el onubense Eric Sanchez se colgó los galones y condujo al ejército con cabeza fría y corazón ardiente. Cuajó, de largo, el mejor partido como gualdiverde. Quién sabe si el mejor de su vida. Y eso que estaba medio lesionado. Ricardo Guillén, que no pudo tener mejor regalo al alcanzar la condición de centenario se fue a los 21-9, pero tampoco hay que pasar por alto la entrega oscura de los otros dos pívots, Chagoyen e Iturbe y los chispazos estelares de un Levi Rost con el que los árbitros fueron demasiado rigurosos.
El primer cuarto fue lo que se puede esperar de los diez primeros minutos de play-off. Unos y otros queriendo poner los bases, enseñar los dientes en defensa, pero extremadamente precipitados y desacertados en el ataque. Prueba de ello es que pasados cinco minutos el marcador señalaba 2-2 y que al primer intermedio se llegó con 13-15.
El segundo cuarto fue un ejemplo de lo que estaba sucediendo. El Breo se puso en manos de 'un tal' Pecile que con canastas increíbles se fue a los 13 puntos en diez minutos e hizo tambalearse la nave gualdiverde. Ahí fue cuando Los Barrios comenzó a ganar el partido. No se dejó llevar por la angustia, mantuvo la paciencia y casi de puntillas volvió al partido hasta irse al vestuario con una discreta desventaja de cinco puntos. Nada definitivo.
En el tercer cuarto fue Levi Rost el que sostuvo a su equipo al principio, pero pronto se cargó [lo cargaron] de personales y se fue al banquillo. Aunque Ordín sacó lo mejor de su baloncesto, que es mucho, el Villa apretó los dientes atrás y no sólo se mantuvo en el intercambio de golpes en plan desafiante, sino que recortó un punto y entró en la recta final cuatro abajo.
El último capítulo fue, literalmente, una exhibición. A base de defender no ya con un cuchillo, sino con una sierra mecánica entre los dientes, el equipo barreño cercenó las ideas de los locales, que cada vez más jugaban a chispazos. Y en ataque, un apoteósis. Chagoyen, Guillén, Eric. Otra vez Guillén, otra vez Eric. Y el Breo cada vez más perdido, cada vez más acelerado.
Al final la grada se inventó un motivo para no cabrearse con los suyos y el Villa celebró en la caseta como sólo se celebran las victorias colosales el que puede que sea su triunfo más importante de la historia. El viernes debería reventar el Samuel Aguilar para despedir a esta plantilla, que pase lo que pase no volverá a jugar allí. Y los ciudadanos de Los Barrios tienen muchos motivos para sentirse orgullosos de ella. Igual a alguno de los que tanta prisa tiene por enterrar el básquet acaba por darle un patatús. Porque, que a nadie se le olvide, Los Barrios está a tres victorias de la ACB. Y no es un sueño. Aunque seguramente sí sea un milagro.
16 Comentarios