real balompédica linense

Un año de amor

  • Hoy se celebra el primer aniversario de la histórica visita de la Balona a San Mamés, donde la conducta de la afición del Athletic la hermanó para siempre con la de los albinegros

Dieciséis de diciembre de 2015. En apariencia, un día como otro cualquiera en la centenaria historia de la Real Balompédica Linense... que sin embargo quedó grabado para siempre en las retinas de sus incondicionales. Hoy hace justo un año que el equipo albinegro visitó San Mamés para enfrentarse al Athletic Club en el partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Una eliminatoria sin equilibrio deportivo alguno que, sin embargo, sirvió para establecer entre las dos hinchadas unos lazos que perduran y, casi con total seguridad, perdurarán en el tiempo. Desde esa inolvidable noche el Athletic Club y Bilbao tienen un embajador dentro de cada balono de bien.

El tres de diciembre el equipo de Ernesto Valverde ya había dejado garantizada la clasificación con un 0-2 en el Municipal que se sabía irremontable y más cuando el técnico rojiblanco decidió alinear a su mejor once en el partido de vuelta. "Una muestra de respeto", recalcó en la rueda de prensa.

El resultado adverso no arrugó a los incondicionales de la Real Balompédica, que en un número superior al medio millar se cruzó España de punta a punta para poder presenciar in situ la histórica visita de su escuadra a la Catedral.

La noche previa al encuentro ya hubo autocares que emprendieron el camino de ida, durante la madrugada lo hicieron numerosos turismos y poco antes de las siete de la mañana el aeropuerto San Pablo de Sevilla recordaba a una céntrica calle de La Línea en hora punta. Era imposible andar dos pasos sin encontrarse con una cara conocida. Luego, en el avión, había un interés especial en hacer saber a la tripulación, con un orgullo inabarcable, que la mayor parte de los presentes iba "a ver a la Balona".

Una vez en la capital vizcaína los linenses se distribuyeron por diferentes zonas del casco, pero en todas recibieron un trato que aún cuentan en las tertulias futboleras o no tanto. Muchos fueron invitados por bilbaínos a los que no conocían de nada y que ejercían de exquisitos anfitriones.

El hotel en el que el equipo había montado su cuartel general tuvo a bien colocar en su entrada una bandera con los colores albinegros, que saludó la visita de uno los nombres más ilustres de la historia de ambas entidades: Carmelo Cedrún, quien fue recibido entre numerosas muestras de cariño y que más tarde presenció el duelo desde el palco. "Nunca imaginé que vería a mi Balona en San Mamés, es algo muy emocionante", comentó quien mejor encarna, sin duda posible, la estrecha vinculación creada entre las dos instituciones.

Más de una hora antes de que arrancase el encuentro los alrededores de la Catedral estaban llenos de linenses, que agotaban las baterías de sus móviles a base de selfies porque querían tener la prueba de que ellos sí habían disfrutado de ver en ese incomparable marco al equipo al que Rafa Escobar había llevado a cumplir uno de sus sueños, después de eliminar a Recreativo de Huelva (1-0), Talavera (0-2) y Ebro (2-0).

Un día tan desbordante de felicidad no podía tener mejor fin que el que tuvo. Mientras miles de linenses seguían el partido por televisión, los presentes en el estadio presenciaron una muestra de cariño inolvidable.

"Lo que convierte el partido en extraño es que el comportamiento de la afición de casa haya conseguido que el resultado quedase reducido a la condición de anécdota", explicaba este periódico en su edición del día siguiente, en una crónica titulada "Y el resultado nos da igual". "San Mamés se encariñó con los de La Línea, a los que arropó para suavizarles la amargura del resultado. El público, y eso está al alcance de muy pocos, entendió que el fútbol no era más que una fórmula para hermanar dos ciudades y dos aficiones que la lógica señalaba que estaban llamadas a no encontrarse. Y, paradojas de la vida, el Athletic ocupa, desde anoche, un lugar privilegiado en el corazón de los balonos de pro".

Más adelante se podía leer: "Fue entonces cuando la grada de San Mamés tomó la palabra para suavizar lo que sus futbolistas estaban haciendo, con la profesionalidad como aval, sobre el terreno de juego. Empezó aplaudiendo a los jugadores de la Balona cuando eran relevados. Y no está mal que Carlos Guerra y Copi, que tanto han dado por este club y que están en el tramo final de sus carreras, se llevasen esa satisfacción".

"Continuó literalmente haciendo la ola al masajista Pepe García cuando a éste le correspondió hacer sus labores e incluso abucheó al colegiado [el catalán Estrada Fernández] por conceder una falta indirecta dentro del área al confundir un mal despeje con una cesión. Incluso solicitó a sus jugadores que indultasen a la retaguardia albinegra, pero Raúl García entendió que la mejor forma de respeto a la Balompédica era seguir comportándose con la mayor codicia. Como debe ser", abundaba Europa Sur.

"San Mamés había unificado a las dos aficiones y después del pitido final los jugadores del Athletic regresaron corriendo a la caseta para dejar solos en el semicírculo a los pupilos de Rafa Escobar, que escucharon una atronadora ovación de los diecisiete mil bilbaínos que habían acudido al encuentro, al tiempo que los suyos, mientras se les escapaban no pocas lágrimas, se dejaban la garganta cantando aquello de 'oé, Recia oé' que había retumbado entre esas paredes desde horas antes", decía la reseña más adelante.

La Policía cumplió escrupulosamente con el protocolo e hizo que los balonos permaneciesen en sus localidades casi media hora antes de abandonar el estadio. Lo que no esperaban estos es que pasado ese tiempo un numeroso grupo de seguidores del Athletic les esperase a las puertas para hacerle un pasillo en una penúltima muestra de reconocimiento y cariño.

Aquella noche de hace un año, ya inolvidable, la Balona formó con: Mateo; Manu Palancar, Robereto Chen, Joe, Javi Gallardo; Juampe, Carlos Guerra (Ximo Forner, 58'), Ismael Chico, Zamorano (Canario, 54); Maurí y Copi (Buitrtago, 54').

Por cierto, el encuentro acabó con triunfo local por seis goles a cero.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios