Desde la mitad de la tabla hasta el último puesto de la clasificación del grupo I de la Primera Federación tan solo un entrenador se mantiene al frente del equipo con el que comenzó la temporada. Iván Ania se ha convertido a los mandos del Algeciras CF en el último superviviente entre el décimo, el Sanse, y el vigésimo, el Ceuta. Si algo ha demostrado el club del Nuevo Mirador en la última temporada y media es la confianza total y absoluta en su cuerpo técnico, en las buenas, como hace un año, y en las malas, como vienen tocando en los últimos meses.

La destitución el pasado fin de semana de Raúl Casañ al frente de Unionistas de Salamanca ha dejado a Ania y el Algeciras como el único binomio que sigue pie en la mitad inferior de la clasificación, entre los conjuntos que se están jugando a cara de perro la permanencia.

La Primera Federación ha corroborado en su segunda andadura ser una categoría que tiene poca paciencia con los entrenadores. La 22/23 está siendo una auténtica escabechina en los banquillos, especialmente en el grupo I. El comienzo de la segunda vuelta no ha hecho más que acelerar las medidas drásticas en muchos equipos que han entrado en una dinámica peligrosa.

Ania vivió su momento más bajo hace dos jornadas tras perder en el Nuevo Mirador ante el ficticio colista Ceuta, pero su equipo reaccionó el pasado domingo en León con un triunfo más que balsámico. Durante las siete jornadas que el Algeciras estuvo sin ganar -más de dos meses-, la dirección del club no expresó la más mínima duda sobre su entrenador. Ania recibió pitos ante el Ceuta, pero su vestuario cerró filas en torno a él. El mejor salvavidas, sin duda, se lo echaron en el Reino de León con tres puntos.

Desde el décimo clasificado hasta el último todos han zarandeado su banquillo. En un caso, el del San Fernando, hasta en dos ocasiones ya. La decisión, como suele suceder, tampoco es sinónimo de garantía. En algunos tuvo el efecto deseado y en otros solo lo ha empeorado.

La UD Sanse (10º) prescindió de Luis Ayllón tras seis derrotas consecutivas y con la llegada de Miguel Ángel Martínez Lobo han reaccionado con una racha positiva de cinco partidos sin perder que tiene al cuadro madrileño con 32 puntos y un ligero colchón sobre el peligro. El Rayo Majadahonda (11º) fue de los más madrugadores en tomar la decisión de cambiar de capitán del barco. Fue a primeros de octubre cuando destituyeron a Diego Nogales (no había ganado) y apostaron por Alfredo Santaelena, que tiene a los majariegos con 29 puntos.

Ania.

El CD Badajoz (12º) también rectificó su proyecto inicial a primeros de octubre. Un pobre estreno con Isaac Jové llevó a la propiedad a buscar a un técnico más experimentado como José María Salmerón, que ha dotado de mayor solidez a una plantilla de la que se esperaba mucho más y se va a tener que conformar por lograr la salvación. Con 29 puntos tiene tarea por delante.

El caso de la Balona (13º) es de sobras conocido para la afición del Algeciras. Los de La Línea precipitaron la marcha de Alberto Monteagudo tras caer ante el Sanse y acumular ocho jornadas sin ganar, las ocho primeras de la temporada. El elegido fue el ansiado por la afición, un Rafa Escobar que regresó con mano de santo y volvió a normalizar el ganar en los albinegros. Tras un buenísimo mes de enero, el eterno rival se ha atascado en febrero y con 28 puntos (los mimos que el Algeciras) vuelve a estar cerca de la quema.

Tras el Algeciras (14º con 28 puntos) se ha situado el San Fernando CD (15º con 27 puntos). El cuadro isleño pelea por la permanencia con su tercer técnico de la campaña, Pablo Alfaro, que ahora parece haber dado con la tecla. Los azulinos fulminaron a Nacho Castro nada más empezar la competición para traer a Salva Ballesta. El exalgecirista no cuajó y, como ya le pasó con el UCAM el curso anterior, fue destituido poco después. En el parón de diciembre desembarcó Alfaro, que ha enlazado dos victorias por primera vez, la última en La Línea.

Unionistas de Salamanca (16º con 27 puntos) marca el descenso tras la última jornada. La derrota en Mérida colmó el vaso de una directiva que ha acabado con la etapa de Raúl Casañ y deposita la tarea de la salvación en Dani Ponz. Los charros han sufrido cierto desmantelamiento en su plantilla en el mercado de invierno.

El Fuenlabrada (17º con 26 puntos) llegará el domingo al Nuevo Mirador revitalizado por su primer triunfo tras siete jornadas. Los madrileños destituyeron al exalbirrojo Baldomero Hermoso Mere antes de recibir y derrotar al Córdoba, un resultado que ha cortado la caída libre de uno de los clubes, a priori, llamados a estar luchando por el playoff. El Fuenla aguantó a Mere todo lo que pudo, pero el recambio surtió efecto con el interino Alfredo Sánchez como preparador provisional. El Talavera (18º con 23 puntos) es otro claro ejemplo de que un cambio a tiempo puede servir. El ascendido inesperado (tras la expulsión del Dux) pagó un largo peaje en la primera vuelta. El club destituyó a Rubén Gala tras perder en Algeciras y Pedro Díaz revolucionó a una plantilla que ha competido muy bien y sumado muchos puntos aunque las derrotas ante Alcorcón y Deportivo han frenado la inercia. 

El Pontevedra (19º con 22 puntos) encarna posiblemente el equipo con peores sensaciones de la zona baja. Los de Pasarón ganaron a un pésimo Algeciras antes del parón de Navidad pero fue un espejismo. El club separó su camino con Antonio Fernández Rivadulla y el director deportivo, Toni Otero, asumió la responsabilidad, aunque solo ha ganado uno de los cinco partidos que lleva. El Ceuta (20º con 21 puntos) es el colista ficticio del grupo, uno de los equipos que mejor estado de forma y ánimos atraviesa tras una metamorfosis que ha llevado a los caballas a creer en el milagro. Milagro porque con la primera vuelta del Ceuta es imposible salvarse, pero a este ritmo, no es descabellado. Los norteafricanos prescindieron muy pronto de Chus Trujillo, el artífice del ascenso, para devolver al Murube a José Juan Romero. La mano del gerenense se viene notando desde diciembre.