Algeciras CF

Iván Ania y las situaciones límite

  • El entrenador del Algeciras, ante su momento más delicado en año y medio, ha tenido siempre la capacidad de apagar a tiempo los fuegos

  • El club mantiene intacta su confianza en el asturiano

Iván Ania, durante un entrenamiento en los anexos.

Iván Ania, durante un entrenamiento en los anexos. / Erasmo Fenoy

El algecirismo busca explicaciones y remedios a la crisis de resultados que sacude el Nuevo Mirador. La afición reparte responsabilidades entre la gestión en los despachos y la planificación deportiva, pero también hay quienes ya señalan al entrenador, Iván Ania, por la deriva de un equipo que por plantilla y presupuesto debería ocupar una posición más desahogada en el grupo I de la Primera Federación.

En temporada y media desde que tomó los mandos del Algeciras CF como gran abanderado del proyecto de Félix Sancho, Iván Ania ha sido indiscutible para la mayor parte de la hinchada. La grada siempre ha reconocido la propuesta de fútbol del asturiano y el Algeciras se ha paseado por los estadios de norte a sur como uno de los rivales más atractivos de la categoría. Sin embargo, ese encanto se ha quebrado esta campaña, especialmente desde finales de 2022 hasta ahora con una nefasta racha que es consecuencia de lo que se ha hecho (y dejado de hacer) desde el pasado verano. Se puede hablar de las lesiones y de la mala fortuna también, pero tras 22 jornadas uno, casi siempre, está donde tiene que estar.

Ania ha tenido, entre muchas virtudes, la capacidad de saber sortear los conatos de crisis desde que dirige el vestuario del Algeciras. Lo hizo en su primera andadura, tras aquella goleada en Cornellà, y lo ha vuelto a hacer en la 22/23 cuando el equipo coqueteó con caer a los puestos de descenso antes del Clásico con la Balona en el Nuevo Mirador. El de Oviedo se puede decir que es un experto en situaciones límite.

Como él mismo reconoce, su plantilla ha respondido siempre que ha estado al filo del precipicio como ocurre antes del próximo domingo en el Derbi del Estrecho ante el Ceuta (12:00). Lo más probable es que el Algeciras caiga al pozo si no sale victorioso ante el colista, lo que sin duda echaría más leña a la hoguera de las gradas. En La Menacha, la confianza se mantiene intacta en el asturiano y no se plantean medidas drásticas a corto plazo.

La principal diferencia de este momento de zozobra con los vividos anteriormente es el ambiente que se respira entre la hinchada. La crispación se ha extendido como la peste y hay quienes también han aprovechado el bache deportivo (que es innegable) para cargar contra la parcela institucional de un club que está a las puertas de rubricar su transformación en Sociedad Anónima Deportiva y que está experimentando profundos cambios estructurales para asemejarse a una empresa profesional. También es innegable que el Algeciras compite hoy en día en Primera Federación porque aceptó vender su futuro a la SAD. De lo contrario, a saber qué quedaría del centenario Algeciras.

 

En medio de esta vorágine, Ania debe saber que los focos ya le apuntan a él. Cerrado el mercado de invierno (con resultados cuestionables) y cumplida más de media temporada, el técnico tiene que ser el que para bien o para mal decante el destino de una plantilla concebida, como poco, para no pasar fatigas ni verse al borde de los puestos de descenso.

Ya no basta con discursos de intenciones. Ahora es el momento de que el cuerpo técnico busque y aplique soluciones antes de que el problema se agrave todavía más o incluso se torne irreversible. Es el instante también de exigir a los jugadores, a ese plantel del que se pide que, como mínimo, se deje la piel sobre el campo y derroche actitud, no como ocurrió en Talavera. Ahora es la encrucijada en la que este equipo deje agarrar la pala con fuerza para trepar en lugar de cavar más el hoyo. Es el momento de hablar en el césped.

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