El Atlético Baleares llegará este domingo (12:00) al Nuevo Mirador para enfrentarse al Algeciras Club de Fútbol no solo descendido matemáticamente a Segunda RFEF, sino con muchas bajas, para disputar el partido correspondiente a la trigésimo quinta jornada del grupo II de Primera Federación. Es el camino tortuoso de un equipo que no ha ofrecido en ningún momento de la temporada una señal positiva, y en cuyo vestuario han florecido las diferencias y el malestar, según reflejan los medios de comunicación de la capital mallorquina.

Los baleares no ganan un partido desde el pasado 3 de diciembre, que se dice pronto. Desde entonces contabilizan derrotas, salvo seis empates. Es el equipo menos goleador del grupo, con 18 tantos, y el más goleado, con 54 dianas. Ha sumado solo 23 puntos.

Viene con las bajas del centrocampista Toni Ramón, que tendrá que cumplir un partido de sanción por acumulación de tarjetas, de los defensas Félix Ofoli y David Forniés, del mediocentro Pablo Muñoz, y de sus goleadores David Rodríguez, que contabiliza en su haber siete tantos, y de Roberto Alarcón, con dos goles.

Su última alineación y banquillo, en la derrota contra el Intercity (1-2) en el Estadio Balear ante apenas 300 aficionados, ya reflejaba las bajas, algunas no por lesión real sino dentro del plan de ajuste que parece desarrollarse en la entidad por la situación de descenso y los enfados acumulados, y por las oportunidades que se están dando a otros jugadores no tan habituales a lo largo de la competición.

Jaume Mut, su actual entrenador, llegó al banquillo el pasado doce de marzo, y no pudo evitar la caída del equipo hacia la Segunda Federación. Fue el tercero de la temporada. Llegó procedente del CD Manacor, equipo que dejó en la cuarta posición de la Tercera RFEF balear.

La realidad es que dio un gran salto, aunque su currículum incluye experiencia como segundo técnico en el Alavés, junto a Julio Velázquez, con quien también estuvo en el Fortuna Sittard de la Eredivise, la máxima categoría de los Países Bajos.

Mut tiene una larga trayectoria en el fútbol balear, a lo largo de los últimos 30 años, con alguna grata experiencia como la fase de ascenso a Segunda B, cuando dirigía al Santanyí, en la temporada 2003-2004.

Está llamado por la propiedad del club a preparar la plantilla de la próxima competición, una propiedad que también ha realizado cambios en las direcciones ejecutiva y deportiva, con Patrick Messow y el exbalono Marc Juliá, que relevó como secretario técnico a otro exalbinegro, Jordi Roger.