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Mucha Copa y poca chicha (0-1)

real balompédica linense-granada cf B

La Balona paga el sobreesfuerzo copero y cae con toda justicia ante un Granada B que malogra cuatro claras ocasiones antes de acertar con la portería Los albinegros, que aún no conocen la victoria, son colistas

Ismael Chico, otra vez el mejor de los de casa, envía atrás en un centro que no encontró rematador.
Rubén Almagro La Línea

14 de septiembre 2015 - 05:02

Igual tanto salir de Copa va a acabar no siendo sano, porque pasada la euforia, la realidad que se observa no es nada halagüeña. La Balompédica encadenó ayer su tercera derrota liguera en sólo cuatro jornadas y se ve instalada en solitario en la última plaza de la clasificación. No es momento, por supuesto, de utilizar términos referidos a la urgencia, pero tampoco de evadirse de lo objetivamente cierto, Sobre todo porque, desgraciadamente, no es preciso remontarse tantos años en el tiempo para recordar lo peligroso que puede ser afincarse en las catacumbas de la tabla.

Los albinegros pagaron ayer el sobreesfuerzo de las dos últimas semanas, se administraron mal, leyeron peor el partido -sobre todo el tramo final- y acabaron cayendo ante un enemigo muy superior, que por ocasiones mereció no tener que esperar al minuto 82 para celebrar el tanto de su justa victoria. Los de casa, dubitativos en defensa, fueron incapaces de crear una auténtica oportunidad para batir al internacional macedonio Dimitrievski durante los noventa minutos. Con ese escenario, la suerte estaba echada. Era sólo cuestión de tiempo.

El partido tuvo un arranque engañoso. Los de casa tenían el balón, pero José Miguel Campos había diseccionado perfectamente al rival y partido con esmero y tendidos cuantas trampas eran necesaria para no salir de vacío de un campo que no le suena tan ajeno.

El míster granadinista ordenó a Sulayman salir a por un Canario diezmado cada vez que el mediapunta tenía contacto con el balón y con esa medida cortocircuitó el juego de ataque de los de La Línea, que tenían presencia en el campo rival, pero que apenas creaban peligro. Cuando los de casa conseguían sobrepasar ese cortafuegos aparecía la figura del internacional polaco Pawel, con maneras de futbolista de Primera, infalible toda la tarde y con un dominio del juego aéreo propio de una torre de control.

A base de merodear por la zona enemiga la Balona parecía que tendría que tenerla antes o después, pero no hubo manera. Lo más parecido fue una triangulación por banda en la que Ismael Chico llegó a la línea de fondo y mandó atrás, pero su pase de la muerte fue interceptado por los centrales. Segundos después Canario trató de sorprender al meta visitante, pero su disparo se fue por encima del larguero.

Ahí acabaron los fuegos de artificio. El Granada B se sacudió el dominio y comenzó a hacerse ver por el área local, aprovechando entre otras cosas la autopista en que se había convertido el centro del campo, con Ximo Forner desaparecido e Ismael Chico obligado a achicar aguas cada tres minutos.

En el 33' llegó el primer susto. Un centro de Nico se paseó por el área pequeña de Lolo Soler y Navarrete no llegó por milímetros. En el 39' el ghanés Richard Boateng culminó una contra con un lanzamiento al poste que se fue a Nico, quien dudó un segundo antes de lanzar a puerta vacía, el tiempo suficiente para que Ximo Forner apareciese y abortase lo que se antojaba un gol cierto.

Tras el descanso el filial nazarí salió convencido de que no podía dejarse el triunfo atrás. Había olido la sangre y quería la victoria, porque se sentía superior. Y estaba en lo cierto. Esta especie de naciones unidas del balompié constituye, sencillamente, un equipazo.

Ya en el 61' Joe sacó bajo palos un disparo de Matheus que había sobrepasado al cancerbero local. Dos después Navarrete golpeó casi de espaldas un centro y Lolo Soler acertó a meter la manopla para evitar el tanto.

Los cambios del equipo de casa -incluida la testarudez de mantener a un mermado Canario en el campo para esconderlo en una banda esperando de él un golpe de magia casi imposible- no hicieron sino llevar el partido más aún hacia donde quería José Miguel Campos. Acabar de volcarlo del lado visitante.

La Balona demostró que a pesar de lo que le supuso la pasada campaña, aún no ha aprendido que hay partidos que parecen imposibles de conquistar en los que hay que saber contentarse con el empate y no dejarlo escapar. Los albinegros propusieron el intercambio de golpes, un partido de ida y vuelta que hacía sonreír a los rojiblancos.

Hasta que llegó el 82'. Acción vertiginosa y el balón al borde del área para Denilson. Primero fallaron los centrales, que le flotaron y le permitieron controlar y voltearse. Y después Lolo Soler, que dudó entre intentar atrapar o desviar el lanzamiento y a pesar de que éste le salió muy mordido al punta brasileño, acabó por convertirse en el tanto de la victoria forastera.

En los diez minutillos que faltaban a la Balona le faltaron las fuerzas y las ideas para, siquiera, hacer peligrar la victoria del Granada B.

La Balona llega al clásico como colista, sin conocer la victoria y sin haber dejado su puerta a cero en uno solo de los partidos de Liga. No suena nada bonito.

ÁRBITRO: Borja Villa Maestre (Cáceres). . Excelente. Acertado en sus decisiones y sin hacerse ver. Su único error fue permitir que los visitantes vistiesen sus colores habituales.

TARJETAS: Amarillas a los locales Joe (17') y Canario (70').

GOL: 0-1 (82') Denilson culmina un ataque del filial nazarí con un disparo desde la frontal del área.

INCIDENCIAS: Encuentro de la cuarta jornada de Liga en el grupo IV de la Segunda división B, disputado en el Municipal de La Línea ante unos 2.000 espectadores. Antes del comienzo se guardó un minuto de silencio en memoria de los socios Manuel Granada y Nicolas Téllez y del Manuel Villalobos, que vistió la camisola de la Real Balompédica a mediados de los años cincuenta, todos ellos fallecidos recientemente.

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