Ingrata derrota

El fútbol fue ingrato ayer con el Club Deportivo San Roque. Unas veces te da y otras te quita pero ayer el deporte rey no tuvo el más mínimo detalle con un equipo rojillo que se dejó el alma bajo la lluvia en el Manolo Mesa. El CD San Roque acabó roto tras perder ante el CD Alcalá, un conjunto con hechura de liguilla que contó con la providencial actuación de su portero, Luisma, y con el beneplácito de un colegiado que en cada decisión dudosa siempre decantó el brazo para el mismo lado, para el de los visitantes. Los rojos sufrieron en su propio feudo dos penaltis en contra, ambos dudosos, y un gol anulado con el cero a cero por un fuera de juego más que discutible. Acciones puntuales que terminaron por desquiciar a los de casa.

Hablar sólo del polémico arbitraje del trío encabezado por Santiago Blanco emborronaría el gran primer tiempo que hizo la escuadra entrenada por Manolo Muiño y Alfonso Collado, que acorraló al Alcalá en los primeros 45 minutos y le perdonó la vida. Pero la primera gran ocasión fue de los alcalareños, que gozaron de una pena máxima en el 10' en una falta de Trujillo sobre Pana en uno de los vértices del área. Los rojos reclamaron que la infracción fue fuera pero el asistente marcó dentro. Estaba al límite. Salvi tiró ajustado al palo derecho de Goyo y éste rozó el cuero para mandarlo fuera. El Sanro contestó con todo y al cuarto de hora disfrutó de una triple oportunidad con la tremenda aparición del portero sevillano a tiros de Miguelito y Manuel. El Alcalá apenas tuvo una réplica con una contra bien tirada por Pana que Jairo mandó a las nubes en el 34'. El último suspiro del primer acto acabó con otra clamorosa ocasión de Miguelito, a pase de Ismael, que desbarató Luisma.

Tras el intermedio los rojillos mantenían las manijas sin pasar apuros ante un rival que sabía mantener el tipo.

La acción más determinante se produjo en el minuto 53. Marín sacó un falta lateral escorada al lado derecho del ataque rojillo y encontró rematador en Manuel; Luisma despejó el disparo y el propio Manuel empujó a la red el rechace. En plena celebración el árbitro anuló el gol a instancias de su asistente, que vio un fuera de juego que nadie del Alcalá había protestado. Cuando mejor estaba el San Roque, los visitantes, muy bien dirigidos por Galván, asestaron el golpe mortal en una jugada de estrategia que culminó Saborido, que no llevaba ni un minuto en el campo en el 71'. Cuatro minutos después los de casa acabaron por desquiciarse cuando el árbitro pitó penalti a Johny en un lance inexistente. Boris ejecutó la pena y mató a un San Roque al que se le esfuman las esperanzas de codearse con los cuatro primeros.