Golf | San Roque

Un rayo de luz sobre el tee del uno

  • La previsible vuelta del turismo extranjero en julio aliviará la incertidumbre en los clubes de golf de San Roque

  • Los campos vuelven a abrir con la certeza de que 2020 dejará pérdidas millonarias en el sector

Un aviso en la salida del hoyo 5, en el Real Club de Golf Sotogrande

Un aviso en la salida del hoyo 5, en el Real Club de Golf Sotogrande / Nacho Marín

Los clubes de golf de San Roque han sufrido su particular pandemia. El Covid-19, el obligado cierre de sus instalaciones, que en algunos casos permanece, en uno de los momentos de mayor afluencia del año y la ausencia de medidas específicas para ayudar al sector va a provocar en 2020 balances de cuentas con déficits millonarios. La consecuencia ya está siendo la desaparición de numerosos puestos de trabajo. En medio de un panorama desalentador, el anuncio este sábado por parte del presidente del Gobierno de que en julio el turismo extranjero tendrá la posibilidad de volver a España supone, como poco, un balón de oxígeno de cara al futuro.

El desembarco el día once de la provincia de Cádiz en la fase-1 de la desescalada que conduce al fin del confinamiento decretado por el Gobierno para frenar la expansión del Covid-19 (coronavirus) trajo consigo la paulatina apertura de los clubes de golf del Campo de Gibraltar, que excepto en el caso de Alcaidesa -cuyos dos campos también se adentran en el término municipal de La Línea- es lo mismo que decir de los clubes San Roque. Precisamente San Roque Club fue el primero en levantar el cierre ese mismo lunes. En el apartado contrario La Reserva espera para hacerlo el día uno del ya inminente junio.

En estas dos primeras semanas de la desescalada la apertura en Sotogrande se produjo de forma parcial, ya que los establecimientos están obligados a renunciar a ofrecer a algunos de sus servicios. Este lunes día 25, con el arranque de la fase-2, ya comenzarán también a quitar el precinto, con las obligadas restricciones de distanciamiento social, a bares y restaurantes, que proporcionan un capítulo importante en sus ingresos, entre otras cosas porque en ellos se celebran bodas y otro tipo de acontecimientos sociales.

Esta paulatina vuelta a la normalidad ha supuesto un regalo para golfistas, que en muchos de los casos se tuvieron que contentar durante la cuarentena con memorizar los recorridos a los mandos de una vídeoconsola. No hay que olvidar que solo pueden acceder a los campos los vecinos de San Roque y del resto de los muicipios de Cádoz, ya que está prohibido el acceso a los golfistas que residen en cualquier otra provincia. Y los asiduos visitantes que llegan desde las poblaciones de Málaga son muchos.

Las entidades, por tu parte, han afrontado este periodo para engrasar sus maquinarias sabiéndose en una encrucijada económica más que preocupante. Las pérdidas, de manera conjunta, en los campos sanroqueños en 2020 se elevarán a millones de euros cuando llegue el momento de hacer el balance anual. Sí, sí, millones.

Lo peor no es que el presente ejercicio ya se sepa deficitario. Muy deficitario. La primera consecuencia es que la pandemia y sus secuelas amenazan con llevarse por delante a algunos de los muchísimos puestos de trabajo que dependen de esta industria. Porque el golf es por encima de todo una industria. Hace mucho que dejó de ser solo un deportista que golpea una bola.

De hecho todos los clubes han llevado a cabo durante este periodo algún ERTE (en unos casos totales y en otros, con parte de su jornada) que ha afectado a la mayor parte de sus empleados y quienes regresan al trabajo lo hacen de forma paulatina porque “la delicada situación actual obliga a optimizar gastos y, por añadidura, personal”, explica Javier Reviriego, director general de Valderama. “En este periodo hemos tenido gastos, pero cero ingresos”.

Apenas se han salvado un reducido grupo de jardineros, porque, a diferencia de otras empresas, los clubes de golf han tenido que seguir realizando el mantenimiento de su material de trabajo.

Apenas se han salvado un reducido grupo de jardineros, porque, a diferencia de otras empresas, los clubes de golf han tenido que seguir realizando el mantenimiento de su material de trabajo.

A pesar de todas esas cifras, lo más preocupante para un sector clave en la economía de todo el Valle del Guadiaro, pero por extensión de San Roque y del resto de la comarca, es la incertidumbre sobre lo que sucederá en el segundo semestre del presente año. En previsión de que la situación no mejore, algunos incluso han recurrido a préstamos ICO.

Los campos de golf, que ya han visto pasar de largo su momento álgido de cada año, se enfrentan a la paulatina desaparición de las reservas de quienes son sus clientes habituales, con las consecuencias que eso puede tener de cara al futuro. No es ningún secreto que el turismo, y sobre todo a estos niveles, lleva aparejada una fuerte dosis de fidelidad. Este sábado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que el Gobierno autorizará en julio el regreso del turismo extranjero. Está por ver hasta dónde alcanza el miedo a visitar un destino que ha sido tan castigado por el coronavirus y si será eliminada la cuarentena para quienes pongan pie en suelo español. Pero al menos, el mensaje resulta esperanzador.

El ingreso que generan los visitantes (no socios) en los campos sanroqueños, con su realidad individual cada uno de ellos, oscila entre el 40% y el 60% de sus presupuestos. Solo el Real Club de Golf Valderrama ingresó el pasado año dos millones de euros por los green fees (a grandes rasgos, la tarifa que se abona por hacer uso del campo) de ciudadanos extranjeros. Y no suele ser ése el único dinero que dejan a su paso.

Un destino consolidado, el mejor aval para la recuperación

“Nos afecta muchísimo, porque un capítulo importante de los ingresos del club proceden de los visitantes, pero no solo por el green fee, sino porque alquilan palos, buggies, compran en la tienda y consumen en la cafetería”, recalca Agustín Mazarrasa, director gerente del Real Club de Golf Sotogrande. “Son unas cifras muy importantes y este año en cualquier caso van a quedar muy mermadas, así que la recuperación hay que fijarla en el año que viene, porque en 2020 se han perdido unos meses cruciales”.

“El apartado positivo es que somos un destino muy consolidado y que tenemos motivos para creer que cuando pase todo esto estaremos en una situación muy buena para ser de los primeros en recuperarnos”, desliza.

“La capacidad de recuperación de los campos de golf va a depender muchísimo de cómo se resuelvan las restricciones de los vuelos y de la respuesta de los visitantes después de este periodo, que siempre es una incógnita”, comenta Juan Pablo Arriaga, director de Alcaidesa, que incide que el daño está ya hecho, porque buena parte de sus reservas se centralizan en invierno y comienzo de primavera, época en la que es imposible jugar al golf en el norte de Europa. “Si eso no se soluciona lo vamos a pasar muy mal no solo este año, sino el próximo”.

“Yo espero que la desconfianza que se ha generado con las visitas a España desaparezca pronto y que nuestra oferta, con los campos que tenemos, nos permita volver a la normalidad cuanto antes”, desliza.

Ignacio Sánchez, director general de La Cañada, comenta: “Nosotros dependemos mucho de la visita del extranjero, porque la cuota que paga el socio del club apenas cubre un cuarenta por ciento del presupuesto. Esta situación nos ha hecho un daño muy importante. Habrá que confiar que se alivie en lo que resta de año".

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