La final de la Rock Cup –el torneo copero de Gibraltar- ha generado una polémica sin precedentes en el fútbol del Peñón. El GFA eliminó argumentando alineación indebida al Europa, a pesar de que el conjunto verdinegro había eliminado en la tanda de penaltis al Lincoln. El Europa recurrió ante los dos organismos federativos competentes y en vista de que ambos rechazaron sus argumentos, elevó su protesta a las Cortes (justicia ordinaria), que no solo le dio la razón, sino que condenó en costas a la Federación de la Roca (GFA por sus siglas en inglés), siempre según la información facilitada por dicho club. Sin embargo, un recurso del Glacis, que sostuvo que era un tercer implicado de buena fe y resultaba perjudicado si se producía un aplazamiento del partido por el título, ha llevado a que la final se dispute este miércoles entre el Lincoln y el propio Glacis.

En la semifinal, Europa y Lincoln agotaron la prórroga sin goles, pero la escuadra que comanda Rafa Escobar se impuso en los lanzamientos desde el punto de penalti, lo que le convertía en finalista. Los Reds reclamaron alineación indebida argumentando que su rival había retirado un sub-23 del terreno de juego y lo había sustituido por un jugador senior y que eso contravenía la reglamentación. Competición le dio la razón.

El Europa, que estaba defendido en el ámbito deportivo por Álvaro Pérez Bonmatí –que recientemente se ha unido a los servicios jurídicos de la Balona- recurrió alegando por un lado que la norma habla de que dos cambios “deben ser de sub-23” pero sin especificar si el jugador que reúna esta condición debe ser el sustituto o el sustituido. Y más aún, que el reglemento copero no había sido modificada esta temporada y que, por lo tanto, estaba en vigor la del curso pasado, en la que no se refleja nada referido a los cinco cambios, que han aparecido en la etapa post-coronavirus.

Los verdinegros entienden que la regla de los cambios que afectan a los sub-23 son solo aplicables a la competición por puntos porque, sostienen, así lo dice taxativamente el texto.

Después de dos resoluciones federativas contrarias, pero con en los mismos términos, el Europa recurrió a la justicia ordinaria, corriendo su defensa por cuenta del prestigioso letrado Keith Azopardi, en principio, para solicitar la suspensión cautelar de la competición hasta tanto no sea dirimida en un tribunal de arbitraje que es la última escala deportiva en los estatutos deportivos de la Roca.

Después de más de cinco horas de vista, el magistrado -siempre según la información facilitada por este club- le dio la razón al Europa y ordena el pago de las costas a la GFA. Sin embargo, el Glacis (el otro finalista) presentó un documento en el que explicaba que es un tercero de buena fe y que sería perjudicado si se suspendía temporalmente la competición copera, ya que el contrato de sus jugadores expira tras éste partido final y por lo tanto, en la nueva fecha se vería privado de alguno de ellos, porque proceden de otros países y ya tienen organizados sus viajes de regreso, con las dificultades que encuentran en muchos casos para enlazar vuelos desde que comenzó la pandemia.

La justicia ordinaria, a pesar de que reconoce que los argumentos del Europa son correctos, no decretó la suspensión cautelar para no perjudicar a un tercero que actúa de buena fe y el Europa se queda sin final. En el mejor de los casos para el subcampeón liguero si el comité de arbitraje le da la razón, solo podrá ya solicitar daños y perjuicios. La final de la Rock Cup ya se habrá jugado.