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Adelante, campeones

El Algeciras se alza con el ansiado título liguero que le permite jugar la eliminatoria directa por el ascenso Los algeciristas avivan el ambiente festivo con una goleada al Montilla

Francis Mena

20 de mayo 2013 - 05:02

Los aficionados del Algeciras se alimentan de mil penas y escasas alegrías pero si luchan como cochinos por sobrevivir jornada a jornada, temporada tras temporada a pesar de los pesares, son por días como los de ayer, en el que su equipo se proclamó campeón del grupo X de Tercera división por la puerta grande y abre un poco más otras puertas, las de la gloria, la del ascenso a Segunda B, que tiene que cruzar ya a partir del próximo domingo.

El Algeciras es campeón simplemente porque lo quiso tanto como lo necesitaba y con su potencial el querer y el poder están a poca distancia. Lo mereció más que ningún otro rival después de dominar la cabeza en gran parte de la competición y lo tenía en sus manos, sólo necesitaba un triunfo frente al Montilla CF, un colista desahuciado a Primera Andaluza desde hace algunas jornadas, que no se jugaba nada, aunque quién lo diría viendo al conjunto cordobés entregarse como lo hizo. Daba igual porque la maquinaria rojiblanca que da cuerda Manolo Sanlúcar se había puesto en marcha para empaquetar al último rival de la liga regular y desatar, por fin, la fiesta que tanto esperaba el Nuevo Mirador. Atrás quedaron descensos administrativos, amenazas de desaparición, malhechores con oscuras intenciones, un paso por el infierno de la Primera Andaluza y varias decepciones... ayer el Algeciras volvió a ser un equipo campeón, campeonísimo.

Las gradas fueron un cronista magnífico de lo que sucedía en la mañana de la jornada definitiva. Primero se dejaron palpar los nervios, en parte por lo que sucedía en el terreno de juego, no gustaban esos primeros coqueteos del Montilla con el área albirroja. Tras el primer gol, respiro y tensa calma, a pesar de que el resultado de Mairena y Córdoba B entonces favorecía, al final cambió para los cordobeses. Luego, tras el segundo, con el tercero y el cuarto llegó la fiesta desbordada y campeones, campeones. Cuánto hacía que los muros del templo algecirista no oía ese cántico.

El Algeciras quiso ser campeón desde el principio y como cada partido salió a por el triunfo pero se encontró con un Montilla que legítimamente también lo quería y puso el miedo en el cuerpo de los presentes con varios acercamientos, poca cosa pero con lo que había en juego a muchos les parecía un mundo. Los minutos de nerviosismo en los jugadores fueron pocos y la situación se normalizó: los locales tomaron el mando con un centro del campo sereno y el rival se incrustó en su defensa con dos líneas muy juntas e intentando cerrar espacios. Los de Manolo Sanlúcar supieron encontrarlos por bandas y con pases interiores. Como por ejemplo en la jugada marca de la casa de Adrián Máiquez, que recorrió la banda con potencia pero Juan Llaves no conectó el centro. Otra más clara fue de David Narváez, ayer otra vez titular, que tras diblar al portero se vio como un defensa sacando el balón en la línea de gol.

Se mascaba el tanto y el tanto no tardó mucho más en llegar. Fue en el 27' y su ejecutor fue Javi Chico, que dio una lección de fútbol y trabajo, mostrándose omnipresente y haciendo respirar a los suyos. Es la mejor temporada del capi que, además, abrió la lata tras aprovechar un centro de un incisivo Javi Fernández que el centrocampista ajustó al palo con un gran cabezazo, sí, un cabezazo. Cosas de genios.

El peor enemigo ayer del Algeciras era el paso de los minutos con el marcador inmóvil. Se acabó ese peligro. Los vinícolas intentaron dar sus últimos coletazos pero la defensa, en ocasiones de tres de los de Sanlúcar, hizo bien su trabajo. Pudo sentenciar un inquieto Juan Llaves pero otra vez un defensor visitante salvó con el meta Adrián, por cierto el mejor de los cordobeses, ya batido y que anteriormente, antes del 1-0, había realizado la parada de la mañana como respuesta a un punterazo de rabia de Iván.

Los de rojo y blanco ya mantuvieron el control para los restos. Su fútbol, sin prisa pero sin pausa y con criterio ante un rival que cada vez evidenciaba más sus carencias, llevaba a pensar que habría un segundo tanto. También porque llegaba con cierta facilidad. Juan Llaves e Iván lo intentaron en los primeros minutos tras la salida del vestuario. Una calma tensa se apoderó del encuentro hasta que Juanito Llaves, sinómino de gol en la recta final de la competición, aprovechó un centro de falta de un apagado Marín para introducir el balón en la meta del Montilla a modo de puntilla y quedando inaugurada ya la fiesta algecirista.

Comenzó también el carrusel de cambios para evitar que los que tenían cuatro tarjetas no vieran la quinta y se perdieran el primer partido de liguilla. Ya se podía pensar en ella como campeón. Se fue Javi Chico entre una ovación tremenda: "capi, capi" cantó la grada a un jugador que es el alma del equipo. Y antes ser sustituido Víctor González se dio un capricho y de los buenos. El central salió de la cueva con el balón en los pies, a lo Beckenbauer del Viso, regateó, abrió en banda a Narváez, corrió como un loco al área rival y allí esperó el balón para meterlo con un certero cabezazo. Golazo para hacer el 3-0.

Por si no hubiera pocas buenas noticias con el resultado y la ausencia de amarillas, Pedro acumuló más minutos de juego y buenas sensaciones con un tanto de penalti por manos, posiblemente el único error arbitral del partido. Y reapareció Antonio Merino. Antes y después de esa jugada pudo llegar el quinto pero el Algeciras ya tenía suficiente, más que de sobra para jugar la liguilla de ascenso tan deseada por el camino de los campeones.

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