Cómic

El camino de la memoria

  • Un cómic con tintes mitológicos: ¿Quién puede cargar sobre sus espaldas el peso de la inmortalidad?

Detalle de la portada del cómic.

Detalle de la portada del cómic.

A través de ciclópeas construcciones, la soledad acompaña desde hace mucho al que fue regente de la mítica ciudad de Hiperbórea, un lugar que ahora permanece vacío de ruido y vida. Tan solo los pasos del solitario hombre rompen el silencio mortal que, como un velo, cubre la urbe...

Retazos del pasado le acucian, de aquella que fue su amada durante toda una vida, y que cayó bajo el frío abrazo de la Parca. O un hijo que le odió por su inmortal condición, que más que una bendición, ha demostrado ser una maldición, ya que con el incesante e irrefrenable paso de los días, las semanas, los años, los recuerdos se han ido desvaneciendo, y con ellos, los nombres y rostros de aquellos a los que quiso…

Justo así encontramos al protagonista de este cómic, que lleva por título Adrastea. Condenado a la más absoluta de las soledades, aunque sea en compañía de todos aquellos con los que se va a encontrar en el largo y peligroso camino que está a punto de emprender. Y es que él sigue viviendo en un mundo antiguo, en el que las maravillas y los monstruos aún pueblan la Tierra.

Pero su objetivo no se quiere ver mancillado con interrupciones inesperadas, adivinanzas ni traiciones, sino que el rey tiene muy claro dónde quiere llegar. Lejos, allá donde ningún ser humano ha conseguido ascender. Un lugar donde aquellos que rigen los destinos de los hombres y mujeres moran, y que sin que él lo sepa, vigilan con ojo atento su recorrido.

Es el Olimpo, como podréis imaginar. Y tal vez ellos tengan la respuesta a la pregunta, la duda que tortura al monarca. Y que sólo, tan solo es un nombre.

El destino del autor de este magistral cómic, el galo Mathieu Bablet, está fuertemente unido al del autor y editor del sello Label 619, dentro de la editorial francesa Ankama. Se trata de RUN, un tipo que tiene un fino olfato para detectar el talento, aunque en el caso de Bablet tampoco debió costarle un gran esfuerzo, ya que no hay más que mirar alguna, cualquiera, de las páginas que componen su obra para darse cuenta que estamos ante uno de los grandes nombres de la bande dessinéé actual.

Aquí en España, tardamos un poco en descubrirle, pero gracias a la Dibbuks original, pudimos disfrutar de una historia suya incluida en la segunda entrega de esa maravillosa antología de lo fantástico, brutal y violento titulada Doggy Bags.

Pero como ya os digo, este tan solo fue el comienzo de una exitosa carrera, en la que este autor ha tocado diversos temas, que van desde el relato terrorífico-apocalíptico con Bella Muerte, la ciencia ficción en Shangri-La y Carbono y Silicio, la fantasía en Midnight Tales y ha tenido la valentía de participar, dando un imaginario salto hacia el País del Sol Naciente, en la antología Tezucomic, homenajeando al Dios del Manga, el genio Osamu Tezuka.

Si queréis identificarle entre el maremágnum de obras que todos los meses podemos encontrar en las estanterías de las librerías especializadas, os aseguro que esos rostros tan característicos, alejados del realismo, os darán una buena pista que os encontráis ante una obra de Bablet.

Pero hay una característica inconfundible en el universo del autor francés, y es la magistral manera que tiene de llevar al blanco del papel tanto las construcciones, ciclópeas, colosales ciudades como las que el desolado rey de Hiperbórea recorre, haciendo que la experiencia visual del lector se triplique, obligándote a parar y disfrutar del concienzudo trabajo que el autor nos regala en cada de sus viñetas, por no hablar de las ilustraciones a página completa.

Todo, absolutamente todo, es reseñable y digno de elogio en la obra de Bablet, con una edición integral y definitiva, en la que Tengu Ediciones ha echado el resto: Formato gigante, como ese coloso que perseguirá sin descanso al atribulado protagonista; obviamente tapa dura y un papel con el gramaje perfecto para una impresión que convierte a este cómic en una experiencia para los sentidos.

Mas no esperéis, debido a la época en la que se narra la historia, la antigua Grecia, que los personajes utilicen un lenguaje ya caduco. Para nada, ya que resulta especialmente atractivo verlos expresarse como la gente de hoy en día.

Y para todos aquellos a los que les chifla la mitología, el volumen viene acompañado por un útil glosario en el que se da rostro y historia a los múltiples mitos y seres fantásticos con los que el triste rey se va a ir encontrando a lo largo del camino, ese invisible y laberíntico sendero en el que lo único que busca, su única y verdadera meta es encontrar esa palabra, el nombre de aquella a la que amó, y que ahora permanece oculto entre la niebla del cruel olvido.

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