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Urbanismo a la algecireña

Al sur del Sur

El Ayuntamiento se arriesga a una catarata de recursos pidiendo la nulidad de los expedientes urbanísticos sancionadores incoados desde hace años por un funcionario no cualificado, con demanda de resarcimiento y devolución de las multas abonadas

El Ayuntamiento de Algeciras admite que las funciones de inspector de disciplina urbanística las desarrolla un "operario" sin cualificación

La sede del Ayuntamiento, en el número 7 de la calle Ancha, ayer por la tarde. / Erasmo Fenoy

Como la fuente de la Plaza Alta o el mercado Torroja, las vallas que por motivos de seguridad impiden el tránsito de peatones junto a la fachada del llamado por algunos Ayuntamiento viejo de Algeciras, en el nº 7 de la calle Ancha, van camino de convertirse en una parte del imaginario de la ciudad. Un día desaparecerán y nos preguntaremos dónde han ido a parar. Desvencijadas y oxidadas, ni las procesiones de Semana Santa ni los pasacalles carnavaleros han podido con ellas hasta ahora; días atrás, empero, una acabó por caerse al suelo tras desprenderse el soporte herrumbroso que la mantenía medio firme. Y ahí permanece, sin ser retirada.

El vetusto edificio construido en 1904 y que fuera sede del Banco de España -en la calle conocida oficialmente como Regino Martínez, en el meollito de Algeciras- demanda desde hace décadas unas obras de reforma y rehabilitación que permitan su rescate. Sin demora. La aparición a finales de 2023 de varias grietas en su fachada obligaron a colocar las citadas vallas y a habilitar una entrada alternativa al inmueble.

Europa Sur informaba lo siguiente el 3 de noviembre de ese año: “El Ayuntamiento de Algeciras tratará en los próximos días con técnicos especializados las grietas que han aparecido en la fachada de la segunda planta. De momento y para evitar riesgos de desprendimientos, el Consistorio ha vallado el perímetro del edificio y ha abierto una entrada por el costado de la calle Sevilla para no afectar a la normal función del día a día”.

¿Serían tan permisivos los responsables municipales de Urbanismo con cualquier ciudadano o comunidad de propietarios que tuviera un problema similar en su edificio?

Al cabo de poco tiempo, parte de las vallas fueron retiradas, pero se dejaron las citadas para evitar que algún elemento de la fachada caiga sobre las cabezas de los viandantes. ¿Serían tan permisivos los responsables municipales de Urbanismo con cualquier ciudadano o comunidad de propietarios que tuviera un problema similar en su edificio? ¿Le dejaría delimitar con una valla y por tiempo indefinido parte de una acera? ¿Acaso no se le abriría un expediente de inspección y se le impondría la correspondiente sanción por no reparar los daños pasado más de año y medio?

No es un caso aislado en cuanto a deterioro de las dependencias municipales. También hay vallas a lo largo de toda la acera que recorre el lateral del Teatro Florida, con varias decenas de metros acotadas, por el desprendimiento de las teselas cerámicas de la parte superior del edificio. Y tanto el interior como el exterior del edificio Escuela, donde tienen sus dependencias los grupos de la oposición municipal y varios departamentos del consistorio, necesitan también a todas luces de un gran repaso.

El pasado lunes, este periódico se hizo eco de un informe suscrito nada menos que por el director de Proyectos y Gestión de Personal del Ayuntamiento en el que se expone que las funciones de inspección de disciplina urbanística las desarrolla un "operario" municipal sin la cualificación requerida para esas funciones y que el único funcionario que ostenta la plaza con nombramiento aprobado para desempeñarlas está relegado por el gobierno local a un puesto de ordenanza. No solo eso: Algeciras carece de un plan anual de inspección, conforme a lo que dicta la Ley de Ordenación de Andalucía (LOUA), de 2002.

Se requiere un golpe de timón a la política urbanística de una ciudad que desde hace décadas presta mucha más atención al desarrollo de su periferia que a la conservación y respeto de su casco histórico

El 20 de junio -es decir, 17 días antes de que publicásemos la citada noticia- Europa Surpreguntó formalmente al gobierno local de Algeciras por el número de inspectores de disciplina urbanística con los que cuenta y por las funciones que desarrollan, sin obtener respuesta alguna. Hasta hoy.

A la vista de lo descrito se pueden extraer dos conclusiones. La más inmediata a efectos prácticos es que el Ayuntamiento de Algeciras se arriesga a una catarata de recursos pidiendo la nulidad de los expedientes urbanísticos sancionadores incoados por el citado funcionario no cualificado, con demanda de resarcimiento y devolución de las multas abonadas. La segunda es la necesidad de dar un golpe de timón a la política urbanística de una ciudad que desde hace décadas presta mucha más atención al desarrollo de su periferia que a la conservación y respeto de su casco histórico y que, por ello, ha perdido y pierde a pasos agigantados sus señas de identidad: el viejo asilo San José, el palacio de Marzales, la antigua cárcel de La Piñera, el patio Soto, la casa natal de Regino Martínez, el patio del Coral, el Museo Municipal con sus goteras, la Plaza Alta -donde es más difícil pisar una loseta entera que una destrozada- y la misma sede de Urbanismo son ejemplos, a la vista de todos, del estado de salud de Algeciras y del ensimismamiento narcisista de buena parte de sus responsables.

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