Narcotráfico
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"Quien se sienta orgulloso tras matar a un animal está mal de la cabeza"

Alfonso Medina.
J. J. G. / Algeciras

22 de noviembre 2010 - 01:00

Alfonso Medina llegó en 2007 a la delegación provincial de la Federación Andaluza de Caza (FAC) con un objetivo claro: cambiar la imagen pública del cazador y que dejara de concebirse a éste como un depredador que recorre los bosques con la escopeta al hombro. Cuatro años después, toca hacer balance.

-¿Logró modificar la percepción social del colectivo?

-Éste no es un proceso a corto plazo; ya que, desgraciadamente, la imagen que tenemos nos la hemos ganado durante muchos años. La gente, sobre todo en la ciudad, todavía se imagina a los cazadores como unos salvajes que van pegándole tiros a todo. Pero eso ya no tiene nada que ver con la realidad. Porque la verdad pasa por unos señores a los que les gusta un deporte y que fomentan la riqueza cinegética de una zona. Básicamente, porque después se benefician de ella.

-¿Cómo entiende entonces esta práctica?

-Lo bonito de esta actividad es la interacción social que conlleva. Es una actividad deportiva, que se concibe como un día de encuentro en el campo con familiares y amigos. Hoy en día, la caza tiene que pasar por dicha idea. Y lo de menos es lo que se mate. Porque, desgraciadamente, nuestra afición supone como fin último la muerte de un ser vivo. Ojalá le pudiéramos pegar un tiro a un venado; y que éste se levantará y siguiera corriendo. Porque ningún cazador se siente orgulloso después de matar a un animal y quien lo haga está mal de la cabeza.

-¿El acercamiento entonces a los naturalistas es factible?

-Queremos asociarnos y trabajar conjuntamente con los ecologistas moderados, porque nuestros intereses y los suyos muchas veces coinciden. Pero, para ello, nosotros tenemos que sacar a los cazadores más extremistas (los que usan cebos envenenados, por ejemplo) del cesto, como si fueran una manzana podrida.

-¿Y se siente apoyado por las instituciones públicas?

-Nos respaldan todos los ayuntamiento de la comarca, excepto el de Algeciras. Pero no de ahora, sino de siempre. Tenemos la suerte de que en esta ciudad se encuentre nuestra sede provincial y, a pesar de ello, sólo nos dejaron un local de poco más de 20 metros cuadrados, en el que prácticamente no se puede vivir. Y eso que la Federación cuenta en Cádiz con más de 12.000 afiliados y todos pasan por aquí.

-¿Cuál es el perfil del cazador en el Campo de Gibraltar?

-La mayoría somos hombres, porque en el ámbito cinegético tenemos el problema de que no hay mujeres. De hecho, como entidad andaluza nos exigen que haya mujeres en los cargos, pero contamos con muy pocas.

-¿Pero es un deporte elitista?

-Dentro de la caza hay una práctica elitista y otra modesta. Nosotros representamos ésta última, porque la FAC la integran sociedades modestas, con cuotas modestas. No tienen nada que ver con los cotos privados, donde los precios se disparan.

-¿En qué áreas centran sus esfuerzos en estos momentos?

-Ahora impulsamos mucho el control de depredadores y la investigación de enfermedades en especies de caza menor. Por ejemplo, a raíz de los últimos problemas que tuvimos con las perdices, creamos un protocolo de actuación conjunto con la facultad de veterinaria de la Universidad de Córdoba. Les suministramos animales: enfermos, muertos y sanos. Y es que allí crearon una cátedra sobre cinegética, con un grupo de trabajo especializado.

-¿Qué persigue el cazador?

-La gente puede pensar que lo que queremos es matar y no es así. Nosotros deseamos que haya especies; y lo que le sobra al medio es lo que el cazador aprovecha.

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