El control policial y sanitario evita el aumento de la caza furtiva por la crisis
Medio Ambiente tramita 19 expedientes sancionadores en la comarca desde enero de 2010 · El Seprona señala Castellar, Jimena y los montes de Algeciras como las zonas más críticas
Casi concluido el 2010, las administraciones públicas comienzan a evaluar los resultados del presente ejercicio y a sacar conclusiones. La actividad cinegética en el Campo de Gibraltar no se escapa a tal examen de las instituciones, que en un primer momento temieron -al igual que la mayor parte de la sociedad- que la crisis supusiera un importante incremento del furtivismo en la zona. Pero no fue así finalmente. Y es que, según apuntaron desde el Seprona, la coyuntura no conllevó la aparición de muchos más cazadores que infrinjan la ley. Los agentes subrayaron que no se ha producido una relevante relación de causa-efecto entre ambos factores, aunque es cierto que en el último año se registró un ligerísimo repunte de dicha práctica.
Ante tal situación, las fuerzas de seguridad y los propios ecologistas señalaron con insistencia el importante papel que han jugado el control policial y sanitario a la hora de luchar contra la caza ilícita. De hecho, tal como defienden los integrantes del Seprona, la constante e intensa inspección de los posibles puntos de venta impide a los furtivos sacar la carne al mercado. Además, también existen ya granjas especializadas que surten a los restaurantes de especies cinegéticas a precios relativamente más razonables que antes; lo que provoca que el margen de beneficios de los comerciantes sea prácticamente nulo y el riesgo de sanción demasiado alto. Es decir, básicamente, no les compensa.
Porque las multas pueden alcanzar cantidades muy elevadas. Por ejemplo, hace apenas unas semanas, Medio Ambiente resolvió imponer una sanción de 8.000 euros a un campogibraltareño que portaba más de cien pájaros en el maletero de su vehículo. Por ello, los efectivos de las fuerzas de seguridad apuestan por hacer hincapié en la educación ambiental y también por informar a los ciudadanos al respecto de los castigos que conlleva el furtivismo.
Así, desde enero de 2010, la Junta de Andalucía lleva ya tramitados este año un total de 19 expedientes relacionados con la caza ilegal en el Campo de Gibraltar. De estos, siete se encuentran en fase de acuerdo de inicio (es decir, empieza ahora el estudio del caso tras la denuncia); tres en propuesta (el instructor formula una posible resolución); y los otros nueve en resolución definitiva. De forma que, repartidos por municipios, se abrieron cuatro expedientes en San Roque, seis en Castellar y nueve en Los Barrios; según los datos proporcionados a este periódico por la delegación provincial de Medio Ambiente.
Unas localidades que coinciden prácticamente con los puntos negros de la comarca. Tanto los ecologistas como el Seprona señalan cuatro enclaves críticos en la zona, donde el furtivismo adquirió una gran relevancia. En primer lugar: Jimena y Castellar. Ya que allí, tal y como explicaron los agentes de la Guardia Civil, no existe todavía una concienciación ciudadana al respecto de los problemas que conlleva la práctica de la caza ilegal . "Como se lleva haciendo mucho tiempo, en estos municipios no está mal visto socialmente", recalca un miembro de las fuerzas de seguridad.
Por su parte, otro de los puntos claves se halla en los montes de Algeciras -como Las Corzas-. "El problema aquí es que dichos terrenos no se encuentran adjudicados por el Ayuntamiento y entonces no existe una persona que desarrolle una vigilancia exhaustiva de estos. Por tanto, allí los furtivos pueden moverse con más facilidad", recalca el delegado provincial en Cádiz de la Federación Andaluza de Caza (FAC), Alfonso Medina.
Por su parte, Javier Gil, representante y portavoz del colectivo ecologista Agaden, apunta también Los Barrios como otro de los núcleos críticos en esta materia. "Y es que, además, la caza ilegal gana más presencia en aquellos puntos donde linda la urbe con los espacios naturales", añade. A su vez, los agentes del Seprona recalcan que una de las épocas del año más complicadas coincide con el periodo de berrea, ya que los animales son más fáciles de abatir. "Así, el venado y el gamo conforman las piezas más buscadas por los furtivos", añaden los representantes de las fuerzas de seguridad en la comarca.
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