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Resbalones en la calle Convento

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Más allá de las sentencias judiciales, del rastro de presuntos chantajes y de la empalagosa publicidad, Algeciras necesita de un alcalde y de un Gobierno municipal centrados al ciento por ciento en la ciudad

Landaluce destituye a Laura Ruiz tras siete años de polémica en medio de múltiples presiones

José Ignacio Landaluce, esta semana, "supervisando" la colocación de barandillas en el barrio de San Bernabé. / Ayuntamiento de Algeciras

José Ignacio Landaluce ha tomado esta semana una decisión que, cuanto menos, llega cuatro años tarde. En 2021, Laura Ruiz fue condenada por un juzgado de lo Penal por la comisión de tres delitos y ahí debió terminar toda vinculación de la entonces concejal con el Ayuntamiento de Algeciras. Ni peros ni favores. Dimitió como edil, aunque el alcalde de Algeciras la fichó pasados unos meses como “personal de confianza” del Consistorio, creando para ella con cargo al presupuesto municipal un puesto inexistente hasta ese momento y prologando una situación injustificable. Ahora, al fin, el regidor la ha destituido, a raíz de que el Tribunal Supremo haya ratificado en firme, sin recurso posible ante la justicia ordinaria, la condena contra la antigua edil: 21 meses de prisión y pago de 10.000 euros de indemnización al abogado de su ex marido por delitos de coacciones, contra la integridad moral y contra la intimidad.

Se trataba de un litigo entre particulares, en efecto, aunque cometido con plena conciencia por un cargo público que representaba a todos los algecireños y administraba sus recursos en el momento en el que tuvieron lugar los hechos juzgados. La frase con la que el regidor justificó la extemporánea contratación de Ruiz -llevada a cabo tras la velada amenaza lanzada por esta de tirar de la manta por hechos ocurridos en el Ayuntamiento- fue reveladora: "Me pidió ayuda, no me ha amenazado".

Las palabras de Landaluce, lejos de resultar clarificadoras, reforzaron el rastro del presunto chantaje y es probable que marquen su presente y, posiblemente, último mandato como alcalde. También es posible que Laura Ruiz ponga de nuevo sobre la mesa su bomba de relojería para obtener una nueva vía de sustento porque, de hecho, ha dado ya pasos en ese sentido en los últimos días poniéndose en contacto con algunos periodistas. Y, sin embargo, las cuestiones capitales son otras.

Algeciras necesita de un alcalde y de Gobierno municipal centrados (y unidos, si fuera posible) al ciento por ciento en sus tareas de gobierno, más allá de las fotos, de la empalagosa propaganda y de las sentencias judiciales, que bregue por tener limpias sus calles y sus aceras en condiciones, por minorar el endeudamiento y que ponga freno a una política de personal desastrosa que lleva, anualmente, a que más de la mitad del presupuesto municipal vaya destinado al gasto en nóminas.

¿Por qué Landaluce, por cierto, se llevó a su última cita con Laura Ruiz -“No aguanto más la presión mediática. Te tengo que echar, Laura”, ya le vale...- a su antiguo jefe de Personal en el Consistorio y no al actual? En la calle Convento ya dan qué hablar decenas de contrataciones, algunas de las oposiciones celebradas a funcionario municipal y el pago de másteres a trabajadores escogidos para tener todo bajo su control. El cupo de resbalones está más que cubierto a falta de dos años para las elecciones municipales.

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