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El portaaviones Gerald R. Ford llega al Caribe tras atravesar el estrecho de Gibraltar

Operación del Departamento de Defensa de los Estados Unidos para intensificar la lucha contra el narcotráfico y las organizaciones criminales transnacionales en la región

El USS Gerald R. Ford. / E

El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe se ha intensificado este martes con la incorporación del portaaviones USS Gerald R. Fordtras su paso por el Estrecho de Gibraltar.

Dos funcionarios estadounidenses informaron a Reuters que la poderosa embarcación se trasladó al área de responsabilidad del Comando Sur de Estados Unidos para América Latina, aunque no especificaron la ubicación exacta del buque de guerra más grande del mundo.

La noticia fue confirmada la mañana de este martes poco después por el congresista republicano Carlos A. Giménez, quien indicó: "Desde el Congreso de Estados Unidos, puedo confirmar que nuestro portaaviones más grande, el USS Gerald R. Ford, ha ingresado al área de control del Comando Sur en el Atlántico, para incorporarse al despliegue militar contra el Cártel de los Soles. Fuerza y fe".

El USS Gerald R. Ford, que cruzó el Atlántico tras dejar el Mediterráneo, se suma al amplio despliegue ordenado por el presidente Donald Trump el mes pasado, el cual ya incluye ocho buques de guerra, un submarino nuclear y aviones F-35 en la región sur del Caribe para combatir el narcotráfico.

El USS Gerald R. Ford, con capacidad de transportar 90 aviones y casi tantos marineros como habitantes tienen los municipios de Castellar y Tesorillo juntos, es un portaaviones nuclear que costó más de 13.000 millones de dólares. Esto lo convierte en la nave de guerra más moderna y tecnológicamente avanzada del planeta. La Marina la describe como “la plataforma de combate más capaz, adaptable y letal del mundo”.

Está equipado con sistemas de lanzamiento electromagnético, radar de última generación y una tripulación de casi 5.000 personas, y su sola presencia simboliza el poderío marítimo estadounidense. Ahí está otra de las claves. Algunos sectores dentro de la Marina han expresado sus reservas sobre la decisión de utilizar un activo de tan alto valor estratégico en una operación regional, argumentando que su ausencia en Europa o el Indo-Pacífico podría dejar brechas operativas si estallara una crisis simultánea en esos frentes.

El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, ordenó su despliegue en el Caribe el pasado 24 de octubre. Analistas internacionales coinciden en que este movimiento tiene un fuerte componente geopolítico. La presencia del portaaviones más moderno del mundo frente a las costas de América Latina —y particularmente cerca de Venezuela— se interpreta como una demostración de fuerza y un mensaje político del gobierno estadounidense en medio de crecientes tensiones regionales. Informes de medios como Reuters, The Washington Post y Fox News señalan que el despliegue incluye no solo al USS Gerald R. Ford, sino también a destructores, submarinos y aeronaves de combate, conformando una de las mayores concentraciones navales estadounidenses en el hemisferio occidental en los últimos años.

Oficialmente, la Marina estadounidense sostiene que el operativo busca intensificar las misiones de interceptación marítima contra el narcotráfico y proteger las rutas comerciales. Sin embargo, la magnitud de los recursos desplegados y la proximidad a países considerados adversarios de Washington hacen pensar que la misión tiene también un carácter disuasorio. Según expertos citados por The War Zone, la movilización “envía una señal clara de que Estados Unidos mantiene su capacidad de proyectar poder naval en cualquier región del mundo, incluso en su propio hemisferio”.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no aclaró si Estados Unidos va a ir a una guerra con Venezuela. Tras sortear las constantes preguntas sobre un posible ataque, Trump fue interrogado en una entrevista en la CBS sobre el traslado del USS Gerald Ford al Caribe, lo que puede sugerir una operación aérea. "Tiene que estar en alguna parte, es muy grande", dijo con ironía.

El presidente interrumpió a los periodistas hablando sobre inmigración cada vez que intentaba retomar las preguntas sobre una posible acción bélica y evitó dar respuestas concretas, aunque consultado por "si Maduro tiene los días contados", fue rápido: "Diría que sí, creo que sí".

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