OBSERVATORIO DE LA TROCHA - NUESTRO ARTE PREHISTÓRICO

Las cuevas rupestres de la zona de San Bartolomé, Betín y Barranco del Arca (Tarifa)

Sierra de San Bartolomé, Cueva de Betín y Barranco del Arca, Tarifa.

Sierra de San Bartolomé, Cueva de Betín y Barranco del Arca, Tarifa.

Adentrémonos en la majestuosa sierra, o loma, de San Bartolomé, el último bastión de la imponente Cordillera Penibética, situado estratégicamente entre la pintoresca playa de Valdevaqueros y la cautivadora Ensenada de Bolonia. Esta maravilla geográfica, situada dentro del Parque Natural del Estrecho, en mi opinión, ostenta una de las siluetas más bellas y sugerentes de nuestro litoral, invitándonos a explorar sus secretos y maravillas.

Esta joya natural es reconocida y frecuentada por entusiastas del senderismo y la escalada, y no es para menos. La sierra o loma de San Bartolomé, se revela como un auténtico anfiteatro de roca arenisca, ofreciendo un escenario incomparable para la práctica del senderismo. Sin embargo, vale la pena destacar que las condiciones idóneas que la hicieron tan apreciada han experimentado cambios en los últimos tiempos.

En el recorrido nos encontramos con la asombrosa Laja del Tío Duarte. Cada rincón de este entorno rocoso nos invita a explorar sus desafiantes rutas y a sumergirnos en la comunidad vibrante de escaladores que han encontrado en esta sierra un verdadero paraíso vertical. Aunque la práctica de la escalada ha sido una constante en esta región, es esencial considerar los cambios recientes en el entorno. La preservación y el respeto por esta maravilla natural se vuelven aún más cruciales para asegurar que las futuras generaciones puedan disfrutar de la belleza única de la Sierra de San Bartolomé. Este enclave nos brinda la oportunidad de conectar con la naturaleza y vivir la emoción del entorno incomparable.

Este maravilloso lugar también fue apreciado por nuestros antepasados ya en la prehistoria fue visitado, como prueba los diferentes enclaves arqueológicos que se localizan, uno de ellos el conocido como Cueva de Betín, donde sus representaciones esquemáticas nos muestran las expresiones graficas de nuestros antecesores. El otro enclave es el conocido como Barranco del Arca otro abrigo que destaca por la tipología de sus pinturas. A continuación se describen estos dos yacimientos rupestres y sus grafías esquemáticas.

Adentrándonos en el misterioso abrigo, casi imperceptible a primera vista, nos encontramos con una fascinante rendija entre dos capas de roca arenisca. Aunque su altura es limitada y nos obliga a adoptar una posición baja, el interior revela un tesoro de expresión artística ancestral. Siéntate en el suelo inclinado y húmedo para descubrir un techo adornado con pinturas que cuentan historias de tiempos remotos. Este enclave, con sus características particulares, no era adecuado para la habitabilidad humana debido a su humedad y pendiente pronunciada. Sin embargo, su verdadero propósito emerge a medida que exploramos sus paredes adornadas: estamos ante una pequeña capilla, un santuario primitivo destinado a rituales y ofrendas. Es plausible que este lugar sagrado esté vinculado de alguna manera con las tumbas antropomorfas talladas en las rocas más abajo, formando así un complejo sistema ritual y funerario. En esta gruta, la conexión entre el arte rupestre y la espiritualidad ancestral se hace patente, ofreciéndonos una ventana única hacia la cosmovisión de quienes una vez poblaron esta región. Cada trazo de pintura en el techo cuenta una historia antigua, y cada rincón de la cueva susurra secretos de un pasado enigmático. Este descubrimiento arqueológico nos invita a reflexionar sobre la riqueza cultural y espiritual que yace oculta en los recovecos de la historia.

En el fascinante mundo de las pinturas rupestres, descubrimos un fragmento único que nos transporta a una época olvidada. Aunque solo una porción ha resistido el paso del tiempo, las evidencias sugieren que el techo en su totalidad estaba adornado con figuras cautivadoras. A continuación describimos los diferentes paneles representados en el techo de la cavidad, en la actualidad se conservan pocos motivos, el paso del tiempo, la exposición de la cavidad a los fenómenos climáticos, la formación de microorganismos que se superponen a las pinturas, prácticamente han acabado con casi todas las representaciones.

Empezamos por el techo que fue el principal lienzo de trabajo del artista o artistas en la prehistoria, al explorar la parte derecha del techo desde el interior, nos encontramos con varias grafías en un tono rojo oscuro. Estas representaciones, de estilo esquemático, nos revelan la presencia de restos de alguna figura zoomorfa, posiblemente un cérvido. Justo debajo, se asoma la imagen parcial también de otro cérvido. Las figuras hacia la izquierda y hacia abajo, apenas perceptibles a simple vista, se desvelan gracias a la aplicación del software Dstretch, aunque su interpretación aún se nos escapa.

Dirigiendo nuestra mirada hacia la izquierda, nos topamos con una sucesión de signos de tonalidad violeta oscura muy desvaída. Estos trazos gruesos representan, un ramiforme, formado por un trazo vertical atravesado por trece pequeños trazos perpendiculares, en la base se observa un pequeño trazo a forma de pedestal.

Entre los motivos que continúan hacia la izquierda, se distingue claramente un cuadrúpedo, resaltando sus orejas largas. A su lado, surge un signo antropomorfo. El calco de Breuil nos ofrece una visión más detallada de esta zona del techo y revela la presencia de más figuras en el mismo tono violeta oscuro, aunque todas ellas se presentan fragmentadas.

Comenzando en la parte inferior, nos encontramos con un motivo antropomorfo. A su izquierda. En el lado derecho, otro misterio se devela con la representación de un zoomorfo cuadrúpedo con cola larga. Entre estos motivos se ubican varios ramiformes. En el panel superior, nos encontramos con cinco motivos que parecen flotar en el aire. Desde trazos ininteligibles hasta varios signos esteliformes muy mal conservados, además de ramiformes con el pigmento completamente desvaído.

En la superficie que ocupa la pared del fondo de la cavidad se localizan varios motivos pintados con un pigmento rojo claro, varios zoomorfos muy esquematizados, formados por un trazo horizontal del que parte tres o cuatro trazos perpendiculares. En la zona izquierda localizamos otro panel donde se representaron varios trazos verticales y horizontales.

Para concluir con las grafías que se conservan, se localizan bastantes trazos repartidos por todo el techo de la cavidad, de difícil interpretación, y con tonos diferentes, desde rojo muy claro a un violeta oscuro. Como motivo más representado podríamos decir que es el ramiforme, que se representó con diferentes tamaños.

Podemos estar hablando de un momento final de la Edad del Bronce, donde el esquematismo prácticamente paso a un punto de muy difícil interpretación para nosotros en la actualidad.

El siguiente abrigo de esta zona de San Bartolomé es el conocido como Barranco del Arca, se sitúa como su propio nombre dice en un barranco a la espalda del Abrigo de Betín. Esta cavidad ya fue publicada por H. Breuil en su conocido Rock paintings of southern Andalusia: a description of a neolithic and copper age art group, en 1929. Describiendo así el lugar: “La segunda cueva de San Bartolomé, en el Barranco del arca (que separa las dos mitades del macizo), sólo tiene un pequeño panel que contiene cuatro figuras rojas. Uno, mal conservado, puede ser un ciervo con astas palmeadas; otro es una marca en forma de huso horizontal, bifurcado en su extremo derecho, y atravesado por varias líneas verticales. Los otros dos grupos de siete y catorce líneas de figuras de serpenteante, el mejor definido de los cuales tienen un lugar oblongo para la cabeza en la parte superior y un cuerpo largo y sinuoso o en zigzag; en tres casos la cola termina en un lugar similar a la cabeza. Es muy posible que estos dibujos estén realmente identificando a las serpientes"

Es una pequeña oquedad en un corte vertical de la roca, con unas medias aproximadas de tres metros de ancho y unos dos metros y medio de altura con una profundidad de unos dos metros. En la actualidad los motivos rupestres están en muy mal estado de conservación, debido a la pérdida del pigmento, podríamos decir que son casi no perceptible por el ojo humano, es necesario aplicar software de tratamiento digital para poder apreciar las grafías representadas.

Se localizan varios paneles, el principal cuenta con cuatro motivos, uno simple que da forma a un zoomorfo cuadrúpedo, formado por un trazo casi horizontal, del cual en su parte derecha parte hacia abajo un trazo inclinado, formado los cuartos traseros, en ese mismo extremo se localiza un pequeño trazo oblicuo simulando la cola del zoomorfo. En la parte izquierda o delantera de la figura se localizan en el extremo partiendo hacia abajo dos trazos oblicuos en “V” invertida, formado estos los cuartos delanteros del animal. En este caso la figura es acéfala (sin cabeza), cabe pensar que posiblemente no se conservó esa parte del dibujo, o simplemente que el autor la pinto así. Continuando con el resto de motivos, nos vamos a la agrupación de trazos que se ubica en la parte izquierda, esta agrupación está formada por siete trazos paralelos en zigzag, algunos de los trazos están incompletos.

Continuando en el panel y a la derecha del motivo zoomorfo, se localiza otra agrupación de trazos en zigzag también paralelos entre sí, estos más pequeños que la agrupación anterior. Para terminar con este panel localizamos a la derecha otra agrupación de catorce líneas en zigzag paralelas entre sí, este si de mayor tamaño. Se observan varias manchas de pigmentos muy desvaídos por la parte superior a este panel. El otro panel solo cuenta con un motivo muy mal conservado, formado por un trazo con forma de “U” volcada, este motivo es de difícil interpretación. La cavidad cuenta con restos de pigmentos y pequeños trazos repartido por sus paredes.

Breuil en su libro hace referencia a varios enclaves rupestre en la misma sierra de San Bartolomé, donde describió varios motivos pero que en la actualidad permanecen aún inéditas o ya desaparecidas.

Muy próximo a estos enclaves, en la zona baja de la sierra de San Bartolomé, ya en la zona conocida como barriada de Betis, se localizan las conocidas tumbas antropomorfas talladas en la roca. En la primera plataforma rocosa se cuentan catorce tumbas talladas, muy próximo otras once y diez más en la tercera plataforma rocosa, hablaríamos de cuarenta y cinco tumbas talladas, siendo uno de los puntos con más concentración de estas estructuras. Existen varias teorías sobre estas tumbas talladas, para mi pienso que son coetáneas a las pinturas o ultimas pinturas esquemáticas de la comarca, prácticamente podríamos hablar que en la mayoría de los enclaves rupestres encontramos en las proximidades este tipo de tumbas. De ahí la posible relación con las pinturas que se representaron en las paredes de los abrigos del extremo sur peninsular.

Hugo Alberto Mira Perales. Especialista en arte prehistórico de la Asociación Cultural La Trocha y miembro de la 2ª sección (Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura) en el Instituto de Estudios Campogibraltareños, Miembro del comité ejecutivo de la revista 1902 COMMITTEE, Miembro del Proyecto First Art.

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