La limpieza y la desinfección frecuentes suponen una pieza clave para combatir la pandemia de coronavirus. Desde que comenzó el estado de alarma, la imagen de personas cargadas con lanzaderas rociando una solución de hipoclorito de sodio se ha convertido ya en una estampa habitual en las calles de cualquier población. 

Con apenas 600 euros en materiales y mucha maña de sus operarios municipales, el Ayuntamiento de la Entidad Local Autónoma de Facinas (Tarifa) va a construir esta semana dos arcos tipo pórtico para desinfectar todos los coches y demás vehículos que lleguen al pueblo por cualquiera de sus dos entradas. Castellar tiene previsto implantar un sistema similar. 

Será una especie de escudo con el que Facinas, donde residen unos 1.400 vecinos, busca seguir libre de coronavirus. "Hasta el momento cruzamos los dedos, pero no tenemos ningún caso diagnosticado", explica Cristóbal Iglesias, alcalde pedáneo. 

Los arcos tendrán 5 metros de ancho por 4,5 de alto, hechos con tubos de metal y con sendos tanques de 1.000 litros de solución desinfectante. "Los operarios municipales están construyendo las estructuras. Somos pocos, pero hacemos de todo", agradece Iglesias a su personal municipal, volcado con toda clase de tareas. La empresa local Esaf ha donado los dos sistemas electrónicos para activar los rociadores.

Durante este lunes, una brigada de Plan Infoca se ha sumado al contingente de limpieza que busca mantener a raya la expansión del virus, que puede sobrevivir días en superficies como la madera, el plástico o el dinero. Con un camión autobomba, se han centrado en la Plaza de Abastos, la Residencia de Ancianos y el Centro de Salud. Las brigadas del dispositivo regional contra incendios forestales tiene previsto pasar cada tres días por las calles de Facinas. 

"Estamos con tareas de desinfección desde la primera semana. Primero, con trabajadores municipales. Un vecino se ha sumado como voluntario y una noche por semana rocía desinfectante por las calles con su tractor. También tenemos el apoyo de la Diputación y, ahora, del Plan Infoca", relata el alcalde. 

Cuarentena en la campiña

Salvo que sea imprescindible, en Facinas se puede pasar la cuarentena sin necesidad de salir del pueblo. En el núcleo hay seis tiendas de barrio, dos carnicerías y un mercado con tres puestos (carnicería, pescadería y ultramarinos). Una farmacia garantiza la distribución de medicamentos. 

"Los vecinos están cumpliendo el confinamiento. Por las mañanas sí se ve algo más de actividad. Es normal, gente que sale a comprar algo o el pan. Pero por las tardes no hay nadie por las calles", asegura el alcalde. El Ayuntamiento pidió a un gigante del comercio online 300 mascarillas, principalmente para los mayores, que están pendientes de llegar. 

Otra cosa es cómo matar el abundante tiempo libre. Sobre todo para los niños. De cuando en cuando, un vehículo municipal recorre las calles del pueblo con música infantil, sobre todo los Cantajuegos, para animar a los pequeños que están acostumbrados a jugar en unas calles con mínimo peligro.  

"También hemos repartido 450 parchís. Todos desinfectados, para que las familias puedan pasar estos días de una forma más llevadera. Tratamos de concienciar de la importancia de quedarse en casa y ofrecer a los niños actividades a través de nuestras redes sociales", relata el regidor local. 

Personal municipal de Facinas desinfecta los parchís para su reparto entre los vecinos.

Los vecinos también ayudan como pueden. En Facinas hay dos vecinos fabricando pantallas protectoras, Francisco Cabezas y Daniel Trujillo, que se están repartiendo en toda la comarca.

Además de enviarlas para que se repartan a los centros sanitarios, con la colaboración del Ayuntamiento de Facinas se han llevado al centro de drogodependencias de Monte Betis y también se le han dado a los comercios y farmacias de Facinas, Bolonia y Tahivilla.